Problemas humanos vrs problemas planetarios / CRHoy.com / Noticias 24/7 / Periódico Digital

Dando seguimiento a los temas discutidos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad 2024 (21 de octubre al 01 de noviembre del 2024) en Cali, Colombia, se hace indispensable hacer un repaso de las prioridades de los problemas que, como humanidad, tenemos la responsabilidad de atender.
Cabe destacar que esta COP es diferente a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024, también llamada COP29, que es la 29.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (noviembre de 2024, en la ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán).
Problemas humanos: se refiere a las discusiones en los que ponemos en primer lugar al ser humano como eje central. En materia ambiental, aunque se trate de temas ambientales globales, hay muchas formas de hacer esto.Una de ellas, que ha sido bastante persistente en diversas COP sobre Cambio Climático y otros temas ambientales, tiene que ver el reclamo de compensación económica que han hecho los países que presentan mayor vulnerabilidad a los efectos del Cambio Climático y que, por lo general son países “pobres”, hacia los países “ricos”. Ello, en materia de los daños que se han producido en esos países vulnerables, como consecuencia del Cambio Climático.
Como parte de la COP 16 de Biodiversidad en Cali, también se ha mencionado que existe un reclamo de la población afro para que se le compense por las afectaciones que ha tenido sobre este tema ambiental. También se ha puesto sobre la mesa el tema de la participación de las diferentes comunidades humanas (pueblos indígenas u originarios, entre otros) en el proceso de recuperación de la biodiversidad y el financiamiento que debe darse para estas comunidades en este tema.
Como vemos, incluso si estamos hablando de temas ambientales de orden mundial, como la biodiversidad o el Cambio Climático, cometemos el grave error de poner los problemas humanos primero y, para variar, siempre vinculados a un tema económico.
En un contexto más amplio, hay una infinidad de problemas humanos que llenan nuestras vidas. Pasa desde los problemas rutinarios de nuestras vidas, como nuestro hogar, nuestras familias, nuestra sociedad, nuestro país y sus eternos problemas políticos o politiqueros, hasta problemas más globales, como la economía, las guerras que toman matices cada vez más graves, los desastres cuya intensidad va en aumento, la brecha social y cultural cada vez más grande, la pobreza y la inmigración, con un enorme etcétera más.
Así, en medio de toda esta vorágine de problemas humanos que saturan todos los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, la mayoría de nosotros terminamos interpretando que todo esto es por lo que debemos preocuparnos y ocuparnos. Que es lo principal, que no hay nada más importante.
Pensamos que, metidos dentro de esa caja, si trabajamos duro en solucionar todo eso, el mundo donde vivemos sería mejor para todos, olvidando o subordinando, un paquete de problemas totalmente diferente y aún más grave, como son los problemas planetarios.
Problemas planetarios: en nuestros artículos de opinión previos (ver: www.allan-astorga.com) hemos resumido muchos de esos problemas. Una forma sencilla de resumirlos es señalar que nuestra Ecosfera terrestre que es una muy delgada y frágil capa que alberga la vida y que interactúa con la atmósfera, la hidrosfera y la parte superior de la corteza terrestre, se encuentra en un grave estado de desequilibrio. Como si estuviera enferma y empeorando cada vez más rápido.
Como hemos señalado, ese desequilibrio se ha dado durante el Antropoceno (desde el año 1.800 DC), con el inicio de la primera revolución industrial. No solo se trata de un rápido crecimiento de la población humana, sino más bien de los hábitos de consumo de la población más rica (países del hemisferio norte, principalmente). La regla ha sido simple, a mayor consumo desmedido, sin compensación por el impacto producido, mayor daño a la Ecosfera terrestre.
Ese desequilibrio de la Ecosfera terrestre se ha dado en casi todo el planeta. Lo cual se explica por el hecho de que el ser humano es ubico y, además, ha explotado los recursos de la naturaleza como si fueran inagotables y sin medida, ni control, ni planificación; es decir, de forma totalmente desordenada. Ese daño ha sido puntual, local, pero ubicuo y global. Y ha sido acumulativo durante más de 220 años.
Así las cosas, siete de los nueve límites planetarios definidos por el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) han superado o se encuentran muy cerca de superar el equilibrio necesario para la vida en el planeta. Este último corresponde con la acidificación de los océanos (ver: https://www.drivingeco.com/tierra-podria-haber-cruzado-siete-nueve-limites-planetarios-advierten-cientificos/).
Aunque la situación es grave, todavía hay un pequeño margen de tiempo para actuar. Para tratar de ralentizar los efectos del cambio climático y para actuar de forma sistemática respecto a todos los límites planetarios que se encuentran en desequilibrio. Sin embargo, ese tiempo es cada vez menor y existe urgencia de actuar de forma efectiva y concreta, sin más dilaciones.
Como hemos señalado en diversas ocasiones, no se trata solo de acciones globales, llenas de buenas intenciones, pero que, a la hora de concretarse de forma local, en cada país, en cada gobierno local, no se realizan o si se hacen en algún lugar, su efecto neto global es poco significativo. Por cierto, en estosnos hemos pasado durante las últimas tres décadas. Desafortunadamente, los números de las COP se incrementan cada año, mientras que el desequilibrio de la Ecosfera Terrestre también se incrementa cada vez más aceleradamente. Esto debería llamarnos la atención.
Para no perder la costumbre, y como “botón de muestra”, señalamos algunos datos del Worldometers.info para la fecha de 31 de octubre del 2024: a) pérdida de bosques en lo que va del año: 4.342.696 hectáreas; b) pérdida de suelos por erosión en este año: 5.846.451 hectáreas; c) emisiones de CO2 durante este año: 32.833.267.000 toneladas; d) desertificación (superficie afectada durante este año): 10.020.635 hectáreas; e) liberación de sustancias químicas tóxicas durante este año: 8.177.175 toneladas.
Estos indicadores nos confirman lo que dice el Instituto Potsdam en el sentido de que, hasta ahora, pese a los esfuerzos realizados, seguimos por mal camino. Se trata de un asunto serio, pues nos pone de forma muy “cuesta arriba” el futuro de la humanidad y de toda la vida en el planeta.
Problemas humanos vrs problemas planetarios: resulta paradójico que, aunque somos los seres humanos (actuales y pasados) los principales responsables de los problemas planetarios, no les demos la enorme importancia que tienen. Y es que, si no les ponemos la atención debida, pensando solo en los problemas humanos de todo tamaño que nos rodean, tampoco los vamos a atender y menos a pensar realmente en cómo tratar de resolverlos.
Podemos ilustrar esta situación como si tuviéramos un gran barco que se encuentra en altamar. Podemos imaginar a la mayoría de la gente a bordo sobre la cubierta discutiendo y creando problemas humanos. Todos entretenidos y llenando su vida dentro de ese mundo iluminado por un sol al atardecer. No obstante, en otro lado del barco, hay unos pocos luchando con unos grandes agujeros por donde entra el agua cada vez con mayor caudal.
Los agujeros del barco son los problemas planetarios que, en medio de las grandes discusiones de los problemas humanos no parecen relevantes; empero, si crecen pueden tener consecuencias muy graves, haciendo que los problemas humanos resulten intranscendentes y sin sentido.
Para los pocos que estamos tratando se hacer algo con los problemas planetarios, nos resulta de vital importancia llamar la atención sobre todo esto. Es vital que toda la gente, particularmente los comunicadores, los generadores de opinión y los tomadores de decisiones, se tomen un tiempo para analizar esta situación y empezar a promover una mayor conciencia sobre la grave situación en que nos encontramos.
Y como hemos dicho, no basta para nada, el decir que ahorramos agua y electricidad y que reciclamos y recogemos la basura del suelo. Eso es un deber de todos, pero no es suficiente para resolver los problemas planetarios. Debemos tener eso muy claro. Debemos interesarnos en las propuestas de solución y llamar la atención de las autoridades de turno para que empecemos a pensar “fuera de la caja” y para que actuemos de forma efectiva y concreta. El tiempo restante para alcanzar los puntos de no retorno es cada vez menor.

Allan Astorga Gättgens
(*) El autor es Geólogo Ambiental y Doctor en Ciencias Naturales. Especialista en Ordenamiento Ambiental del Territorio y planificación estratégica del uso del suelo; gestión preventiva del riesgo. Correo electrónico: [email protected] / página electrónica: www.allan-astorga.com

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