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En lo que va del 2024, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ya tramita 62 casos de comercio de vida silvestre: animales exóticos que no son mascotas, pero son extraídos de su hábitat natural para ser vendidos.
La policía judicial estima que este año cierre en alrededor de 120 casos. Sin embargo, en todo el 2023 se registraron 88 casos. Es decir, este año podría darse un aumento de hasta un 48%, una cifra que genera preocupación.
Serpientes, tortugas, aves, anfibios, erizos y emús son de las especies más traficadas: un negocio lucrativo para los coleccionistas, dado que una parte de estos animales son exportados hacia otros países donde son altamente cotizados.
Algunos se cotizan en cifras superiores a los $1.000, entre más raro el animal es más caro en el mercado ilícito. Quienes se dedican al comercio de vida silvestre se exponen de 1 a 3 años de prisión o 20 salarios base.
Según Alejandro Fernández, jefe de Unidad de Investigación de la Sección Especializada en Delitos Medioambientales y de Bienestar Animal en el país no existe una gran organización que maneja el tráfico de animales exóticos; no obstante, se han identificado a algunos grupos que funcionan de forma separada.
Sí son grupos bastante herméticos entre ellos, completamente cerrados y no incluyen a nadie. Tiene que estar en el ámbito de la tenencia de vida silvestre para estar dentro de esos grupos de intercambio o para vender a terceras personas.
Tiempo atrás desarticulamos a una familia completa que se dedicaba a exportar antrópodos como escarabajos o mariposas en la Zona Sur, hace alrededor de 2 años. Eran todo un grupo organizado, unos se dedicaban a la colecta y otros al envío fuera del país, pero tan organizado como ese actualmente no tenemos.
De acuerdo con el investigador, la extracción de especies silvestres genera un gran perjuicio al ecosistema. Generalmente, en algún punto los dueños intentan deshacerse de los animales, sea porque crecieron o no pueden cuidarlos más y se liberan, poniendo en peligro la cadena trófica. En pocos casos y los más ideales, son entregados a centros de resguardo donde permanecen hasta que mueran.
Source
José Adelio Murillo