más insegura, más cara y ¿con una democracia en riesgo? / CRHoy.com / Noticias 24/7 / Periódico Digital

Visitar Costa Rica, después de un tiempo viviendo fuera del país, que he considerado un refugio de paz y belleza natural, me dejó sensaciones encontradas. Un mes después me voy dejando atrás una Costa Rica más insegura, más cara y a la que percibí enceguecida por las mentiras y falsedades que pueden estar poniendo en riesgo nuestra democracia. Lo que alguna vez fue un símbolo de estabilidad y esperanza ahora parece estar en una encrucijada peligrosa.
Un mes fue suficiente para darme cuenta como la inseguridad es un vecino más en los barrios. Me voy intoxicada de noticias que informan sobre la creciente ola de homicidios, noticias que detallan el paso a paso de un asesinato por “ajuste de cuentas”; y que muestran los rostros de aquellas que perdieron la vida, porque los femicidios en el país siguen estando a la orden del día.
Esta vez me voy de Costa Rica sintiendo muy de cerca lo que sufren las familias que perdieron a una de sus hijas, hermanas, primas o tías a causa de un hombre que se creyó con la potestad de acabar con sus vidas como quienes intentan apagar una estrella porque les deslumbra demasiado. En su arrogancia, creen que su sombra tiene más derecho a existir que la luz que les rodea. Pero apagar una estrella no oscurece el universo; solo revela la pequeñez de quien no pudo soportar su brillo.
Me llevo en el corazón el recuerdo de mi prima Carolina, víctima de femicidio. El recuerdo de su singular sonrisa e inocencia, una cualidad hermosa, de la cual este hombre se aprovechó para quitarle la vida a vísperas de año nuevo, sin pensar que dejaba a su hijo sin madre, a sus padres sin su hija y a una familia entera iniciando el año frente a la tumba donde descansarían sus restos y con ellos todos los esfuerzos que reunió durante los cuatro años que Dios le permitió ser madre, para que aún con su discapacidad, pudiera sacar adelante a su hijo.
Ese sacrificio de Caro, ese que la llevó a estudiar y trabajar para lograr un futuro sin carencias, o al menos uno que cubriera las necesidades básicas para ella y su hijo, refleja la lucha diaria de muchos hombres y mujeres que trabajan con la esperanza de lograr eso también. Sin embargo, me voy de Costa Rica con la sensación de que vivir en este país, para la mayoría de los ticos, es un acto de resistencia constante. Todo es más caro.
Salir a pasear se ha convertido en un deporte extremo para el bolsillo, donde cada tarjetazo parece un salto al vacío. Si para una pareja es caro, no me quiero imaginar lo que esto puede ser para una familia con niños. El país del Pura Vida ahora es el país del Pura Lucha. Y es que para hacer algo tan sencillo como tomarse un café hay que entrar a la cafetería “armado”, y no me refiero a usar la violencia (ya tenemos suficiente), me refiero a que hay que entrar con el bolsillo bien cargado porque aunque el aroma a café sigue siendo delicioso, el sabor de la cuenta puede ser amargo. Sí, hasta tomarse un café se ha vuelto un lujo.
Y ni se diga de planear un viaje a la playa. Para que le haga números viajar a Egipto por siete días todo incluido sale igual que ir a Mal País una semana. Y no quiero desestimar las bellezas de nuestro país, yo soy la primera que las defiende cuando está en el extranjero; pero creo que nos estamos acostumbrando a pagar estos precios, estamos normalizando lo que no es normal: dos mangos y un melón, carretera a Paquera, me costaron 5 mil colones. ¡Mínimo alguna edición limitada de la verdulería! Olvidé preguntar si por ese precio venían con Wifi incluido, me hubiese ahorrado tener que comprar una tarjeta de Kolbi.
Pero lo que verdaderamente preocupa es cómo este tipo de situaciones reflejan un panorama más amplio, uno donde la desigualdad y el costo de vida asfixiante crean un caldo de cultivo para la desilusión y el descontento social. ¿Dije descontento social? Un 65% de los ticos encuestados valora positivamente la gestión del presidente Rodrigo Chaves. Una gestión en la cual sus principales protagonistas son los ataques contra la prensa y los demás poderes de la República. Y es que estas acciones son claras red flags que deberían ponernos sobre aviso, porque podrían estar poniendo en riesgo nuestra democracia.
Este gobierno parece más interesado en buscar el apoyo de la opinión pública y más interesado en administrar las crisis que en resolverlas. ¿Cómo podemos confiar en quienes deben velar por nuestro bienestar si cotidianamente estamos inmersos en la violencia, la inseguridad y los altos costos? Estamos constantemente bombardeados por discursos populistas, escasos de fundamentos y por justificaciones absurdas y carentes de sentido. Esto que estamos viviendo los ticos no se arregla con propaganda, sino con liderazgo verdadero, algo que, lamentablemente parece cada vez más ausente.
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