La historia de Ale Villalta

Para comprender qué es la superación personal, basta con conocer a Alejandra Villalta y su historia. Su esfuerzo y red de apoyo la llevaron de estar inmóvil y con pérdida de memoria en una cama de hospital a completar carreras y convertirse en inspiración para muchísimas personas.
Ale, madre de 49 años y amante del deporte, tuvo un trágico accidente automovilístico hace 10 años que le cambió la vida para siempre. A raíz del fuerte impacto contra otro vehículo, sufrió fracturas en el cuello, el cráneo, las cervicales, las costillas y la pierna izquierda.
El golpe en la cabeza fue tan fuerte que le provocó pérdida de memoria a corto y mediano plazo. Además, perdió completamente la movilidad de su cuerpo desde los hombros hacia abajo.

En el hospital me bañaban en la cama, usaba pañal, no sabía si sentía frío o calor, no sabía qué estaba pasando, no entendía nada, estaba perdida, me ponía a pensar en mi hijo. El glamour se va porque un muchacho de 22 años, un asistente de enfermería, llega y te cambia el pañal, se me fue todo el glamour”, compartió Ale.

Estando en su punto más bajo, Ale escuchó las oraciones más sinceras al lado de quienes estaban en la sección de neurocríticos, lo que se convirtió en motivación para fortalecer su mentalidad y espiritualidad. “O me quedo aquí, me echo a morir y soy una carga para toda mi familia o doy el ejemplo“, decidió.
Ale fue trasladada al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), donde aprendió a tragar y a diferenciar entre calor, frío, hambre y sueño. Para esta fuerte mujer, la red de apoyo conformada por el equipo médico, su hijo y su familia fue esencial para superar la gran prueba que tenía enfrente.
“El deporte sí te hace lucir bien, pero el deporte es salud”
Antes del aparatoso accidente, practicaba todo tipo de deportes, y esta fue la razón por la que no perdió su pierna izquierda. Gracias a la masa muscular que había desarrollado, no le amputaron la pierna, ya que los músculos fueron el soporte que necesitaba. “El deporte salvó mi pierna”, manifestó.
Durante su proceso de recuperación, estuvo en silla de ruedas, por lo que no podía practicar deporte. Las piscinas, combinadas con mucha fe, cambiaron su rumbo y le permitieron volver a caminar. “A la piscina yo llegaba en silla de ruedas y con pañal, ahí empecé a aprender a caminar otra vez”, relató Ale.
Pese a que no puede correr y se le dificulta nadar, agradece a su cuerpo por todo lo que puede hacer después de una prueba tan dura como el accidente. Además, el deporte fortaleció su salud mental y la sacó de una fuerte depresión postraumática.

Me pongo a ver a la Alejandra del pasado y pienso, ¡Lo logré! Ha costado mucho, sigue costando, sigue siendo un trabajo de todos los días, especialmente emocional. Todavía a veces no lo creo, compartió.

La llegada a la meta

Posterior al accidente, Ale se ha propuesto diferentes metas que ha logrado alcanzar. Recientemente, completó la Clásica Candelaria 2025 junto a su bastón, y la llegada a la meta fue algo conmovedor por todo el apoyo que recibió.
“Yo no podía creer que yo llegué; sin embargo, yo sabía que iba a llegar. Si yo me pude levantar de la cama, sé que puedo hacer muchas cosas“, aseguró esta mujer, que ha completado maratones fuera del país.
En las carreras que ha realizado, sabe que llegará de última, pero lo importante para ella es alcanzar la meta. En la Candelaria experimentó fuertes dolores en una de sus rodillas.

Cuando yo voy llegando, en ese último kilómetro, los corredores que ya habían llegado a la meta se devolvían con la medalla. Yo veía la medalla y pensaba ‘qué dichosos’. Me decían ‘vamos’, ‘dele’, ‘ya le falta poco’. La gente se salía de las casas y me decían ‘dele, le falta poco’
Empezó ese mar de gente a dar esos gritos de emoción, fue tanto que fue abrumador, pero pensaba ‘qué bonito, lo hago porque lo hago’. Una vez más confirmo que uno no puede solo. Empieza a sonar la sirena y se junta otra moto, luego se juntan cuatro motos más, y ese montón de sirenas… la gente aplaudía. Yo no podía creer eso, relató.

Ale asegura que no hay excusas, lo cual confirmó durante la carrera al ver personas en silla de ruedas y no videntes. “Si nosotros podemos, ustedes también pueden”, concluyó la atleta.

Source
Ambar Segura

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