La asfixia perinatal es causada por la falta de oxígeno en órganos, que se presenta antes, durante o inmediatamente después del nacimiento y es una causa importante de muerte en el mundo, pero además, de discapacidad neurológica. Aproximadamente un 20% de los recién nacidos que sufren de esta condición al nacer, fallecen en el período neonatal, mientras un 25% de los que sobreviven, presentan una secuela neurológica permanente.
En Costa Rica, la asfixia perinatal fue la tercera causa de muerte infantil en el año 2023, según el INEC. Se trata de un dato preocupante que nos debe motivar a implementar ciertas estrategias para reducir los casos.
Sabemos que existen factores de riesgo que pueden desencadenar asfixia perinatal, como lo son eventos propios cercanos al parto (prolapso de cordón umbilical, ruptura uterina, monitoreo fetal alterado, entre otros.
Sin embargo, existen otros factores relacionados con mayores tasas de esta condición, dependientes de cada país o región, como los partos fuera de un centro hospitalario, la malnutrición materna, tasa de desempleo alta, acceso limitado al sistema de salud, entre otros. Como país, ¿qué nos falta por hacer para prevenir la asfixia perinatal?
Es cierto que hemos tenido importantes avances en este tema, pero, también, es claro que aún existen grandes oportunidades de mejora y uno de los grandes retos, es mejorar los determinantes sociales y de salud, promover la educación de la población, así como fomentar las consultas previo al embarazo y el buen control prenatal.
Asimismo, es necesario fortalecer los programas de educación médica continua, como el de reanimación neonatal, para mejorar la atención que brindamos a los recién nacidos, principalmente, en situaciones donde la condición de salud puede ser crítica.
El personal de salud debe estar mejor preparado y capacitado para la atención de los bebés que nacen delicados y que requieren intervenciones médicas oportunas y prontas. Actualmente, nuestro sistema de salud pública posee un recurso humano altamente calificado,
Aproximadamente, un 85% de los recién nacidos realizará sus propias respiraciones fuera del vientre, sin ninguna ayuda, pero lamentablemente, un 15% requerirá alguna intervención. Es por esto que todo el personal de salud que atiende un recién nacido, debe estar totalmente preparado para cualquier complicación que se presente y, en este apartado, aún tenemos mucho por hacer.
En nuestro país, desde el año 2015 se está brindando la terapia de enfriamiento llamada hipotermia terapéutica, la cual, se aplica a los bebés que al nacer presentaron falta de oxígeno y que además desarrollaron una afectación cerebral. Al aplicar esta terapia en el momento oportuno, se puede reducir, no solo las probabilidades de fallecer, sino también, el riesgo de sobrevivir con una discapacidad neurológica.
Este es un procedimiento altamente eficaz y novedoso, pero existe, a nivel país, aún rezagos en la capacidad de respuesta para la atención de este tipo de casos. Tanto nuestro sistema público de salud, como el privado, requieren fortalecer y ampliar la capacitación de su personal de salud, sobre la prevención y abordaje de la asfixia perinatal.
Lamentablemente, no todos los profesionales que atienden estos casos, están totalmente preparados y esto es un gran reto que tenemos como país, para enfrentar una de las principales causas de mortalidad infantil.
En este contexto, las universidades también tienen un rol fundamental, como responsables de la formación integral de los futuros profesionales en salud. Hoy más que nunca, debemos abocarnos en brindarles todas las herramientas, para que puedan prevenir una condición que, en 2023, cobró la vida de 20 bebés en nuestro país.
Pediatra Neonatólogo, Coordinador Reanimación Neonatal UCIMED
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