UNA Comunica – “La gentrificación va más allá de la oferta y la demanda; es especulativa”

¿Qué tienen en común una ciudad de América con 10.526 habitantes y otra ubicada en Europa, con una población de 1.732.066 personas?

Las historias entre Cotacachi, en Ecuador y Barcelona, en España, podrían, a siempre vista, tener poca conexión. Sin embargo, las une un factor que comienza a hacerse común en otros lugares del planeta (incluida, Costa Rica): la gentrificación.

Se mencionan estas dos ciudades a partir de los ejemplos que el académico Jordi Gascón, de la Universidad de Barcelona, expuso para explicar por qué el fenómeno gentrificador (que transforma barrios usualmente urbanos en otros de mayor poder adquisitivo) ha provocado un aumento en el precio de las tierras y de la vivienda, que no se genera a partir de la ley de la oferta y la demanda. 

Bajo esta teoría económica, los mercados se autorregulan con base en la alta o baja oferta y demanda que tenga un bien o un servicio. Entonces, sus precios suelen subir por la existencia de muchas personas demandando ese bien al mismo tiempo o más bien puede bajar, si hay una oferta en exceso y pocos compradores.

“Lo que vemos en las ciudades o en los territorios donde hay gentrificación es que los precios de las viviendas suben por la especulación. Es el caso de Barcelona, donde hay miles de alojamientos vacíos a la vez que hay decenas de miles de personas que están buscando un piso y no lo pueden conseguir porque los precios están por encima de su capacidad adquisitiva. Por lo tanto, no es una cuestión de oferta y demanda”, detalló Gascón.

La especulación inmobiliaria es la práctica de comprar bienes como casas o terrenos para venderlos o alquilarlos posteriormente con el fin de obtener una ganancia, aprovechando la expectativa de que los precios puedan subir a futuro.

Por esta razón, indicó Gascón, existen aproximadamente hasta 5.000 viviendas desocupadas solo en Barcelona, ciudad donde la molestia de los ciudadanos residentes de esta región se ha manifestado por medio de marchas y protestas que exigen una regulación a la burbuja gentrificadora.

Su exposición la realizó durante la conferencia Un bucle gentrificador: del turismo convencional a la especulación inmobiliaria, organizada por el Programa Interdisciplinario Costero (PIC), del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA), como parte de las actividades por su 25 aniversario.

La realidad de Cotacachi

Esta ciudad de poco más de 10 mil habitantes se ubica al norte de Ecuador y a una distancia de 80 kilómetros de la capital, Quito. Mucha de su población es indígena del pueblo Kichwa. Clima agradable, biodiversidad, cultura y precios cómodos fueron el coctel ideal para distinguir una veta turística con posibilidades de aprovechamiento y explotación.

Con apoyo gubernamental, la región diversificó su oferta turística y optó por un enfoque rural, gastronómico, natural y artesanal. Aquello, despertó el interés de grupos de personas y familias que han optado por vivir su jubilación fuera de sus países de origen, asentándose en otras zonas que cumplieran con los criterios de calidad de vida a los cuales aspirarían.

De acuerdo con el académico de la Universidad de Barcelona, este fenómeno vino a variar también la dinámica migratoria sur-norte, donde las personas salen de sus países en búsqueda de mejores oportunidades o conflictos internos. La nueva movilización norte-sur, principalmente de Estados Unidos y Canadá, motiva a residentes de estos países, en su mayoría adultos mayores, a buscar nuevos espacios donde disfrutar esta etapa de sus vidas, alejados del urbanismo.

Los “turistas residenciales” (término que puede encerrar una contradicción por la doble condición de turista y residente) buscan terrenos grandes (de hasta 1.000 metros cuadrados) en construcciones que no superan los 100 metros cuadrados. Esto comenzó a generar una conflictividad con la población Kichwa y el choque cultural producto de esa vinculación. El experto acuñó el término “descampesinización” para referirse al uso residencial de tierras que estaban destinadas a la agricultura, por ejemplo.

Entonces, los dueños de grandes parcelas vieron la oportunidad de vender sus terrenos a personas foráneas que deseaban asentarse definitivamente en Cotacachi o al desarrollo de una agroindustria de gran escala que comienza a ocupar espacios en esta región. Esto ha generado que el valor de los inmuebles crezca de manera exponencial, mucho más allá de lo que establecen los avalúos institucionales.

Datos mostrados por Gascón, con base en la Oficina de Avalúos y Catastros de Santa Ana de Cotacachi, dan cuenta que un terreno de 305 metros cuadrados tiene un valor municipal de $9.699 pero un precio de venta al público de $33.790. La diferencia se ensancha si se hace la comparación con un terreno de 37 mil metros cuadrados. El avalúo establece un valor de $33.173, pero con un precio de venta de $100 mil.

El caso de Barcelona tiene un antecedente relevante. La realización de los Juegos Olímpicos en 1992 puso los ojos del mundo sobre esta ciudad, que comenzó a erigirse como un destino turístico por excelencia. 

Además, las nuevas plataformas de alojamiento, más allá del tradicional hospedaje hotelero, motivaron a muchos dueños a disponer sus residencias para alquiler o venta. Esto sumado a la movilización de “fondos buitres”, que aprovechan circunstancias económicas especiales en un país o región para inyectar recursos capitales a un sector (como los inmobiliarios), alteraron la dinámica del mercado habitacional.

“Son grandes o pequeños capitales que invierten en la compra de pisos, que muchas veces los dejan vacíos, sin ninguna utilidad práctica porque los beneficios se obtienen por el incremento continuado del precio del suelo, generando una burbuja que puede reventarse. Este manejo financiero no busca el progreso económico tradicional de hacer un producto para venderlo, sino ganar a partir de la especulación”, enfatizó Gascón.

Para el director del Idespo, Norman Solórzano, este tipo de debates responden a la misión del Programa Interdisciplinario Costero, que a lo largo de sus 25 años, ha velado por el desarrollo de las poblaciones y el análisis de sus dinámicas. “El PIC tiene raíces profundas, que están en tierras del Idespo, que lo acoge y lo abona como parte de nuestras celebraciones por el 50 aniversario del Instituto”, manifestó. 

Source
Guillermo Solano Gutiérrez

Show More
Back to top button