Don Rodrigo Chaves Robles, me dirijo a usted muy respetuosamente a través de esta carta abierta para preguntarle, ¿cómo hace para dormir? ¿Acaso la mejor almohada no es la conciencia tranquila? Ocupo saber su respuesta, pues mis noches de desvelo por el fallecimiento de mi ser amado a causa de la grave situación que afronta el país, la necesitan. En tres importantes materias, haciéndole un resumen y utilizando los términos académicos; le quiero hacer saber que usted está: ¡Reprobado!
En tránsito, qué fácil es, para usted, saber que no tiene que lidiar con cuatro horas o más diarias de congestión vehicular porque, nosotros los de “a pie”, tenemos que abrirle campo a su gran escolta y, puede llegar usted muy rápido a cualquier lugar que se dirige, sabiendo además que va muy bien protegido con la seguridad que todos nosotros le pagamos.
En Salud, manejando nuestra noble institución como un circo, es evidente que nunca le ha interesado la grave situación que afronta la Caja Costarricense de Seguro Social porque si usted o algún familiar se enferma tienen los medios económicos para recurrir al sector privado, donde están los mejores especialistas, sí, esos que han renunciado a la seguridad social por las pésimas condiciones laborales que por muchos años han tenido y que, en su gobierno, han empeorado. En términos suyos, le pregunto; ¿Qué le diría usted a la “señora de Purral” que no recibe seguimiento a su padecimiento de salud por la ausencia de especialistas?
En Seguridad, los 9346 millones de colones que fueron aprobados desde diciembre por parte de la Asamblea Legislativa para ser girados al presupuesto nacional y ayudar al OIJ y Ministerio Público a combatir la crisis que vive el país, le pregunto, ¿Por qué se negaban a girar dichos recursos y esperaron hasta que un alto mando del OIJ tuviera que fallecer para tomar acción?
Señor presidente, de todo corazón le digo, que para usted es muy fácil salir todos los miércoles en el canal estatal – que también está en crisis – haciendo un show televisivo gratuito, creyéndose el todo poderoso y despotricando cuanta idea se le venga a la cabeza, sin filtro alguno, faltándole el respeto a los miles de costarricenses que le encomendamos una gran labor y que, lastimosamente, nos decepcionó. Le pido, por favor, en el poco tiempo que a Dios gracias le queda de mandato, trate de rectificar su accionar, pues hay muchas familias que estamos sufriendo a causa de la inoperancia suya y de su gabinete.
Al sobrino de mi alma, víctima de la crisis de seguridad de este país, ruego a Dios que lo acoja con su manto de amor; siempre te voy a amar. A usted, señor presidente, ¡Que Dios lo perdone, porque yo no!
Abogado y Notario Público
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