¿Qué hay de la crisis humanitaria de los kurdos en Siria? / CRHoy.com / Noticias 24/7 / Periódico Digital

La historia del pueblo kurdo, el mayor pueblo sin posibilidades de un proceso de autodeterminación en el Medio Oriente está marcada por constantes sufrimientos e indiferencias. En la República Árabe de Siria, su lucha por autonomía, identidad y supervivencia enfrenta hoy un momento atroz, el cual se caracteriza por los desplazamientos masivos, agresiones militares y un silencio de la comunidad internacional. Mientras otros conflictos en la misma zona acaparan la atención de los medios, los kurdos sobreviven casi con las uñas.
La reactivación de la violencia en el norte sirio ha puesto en peligro a las comunidades kurdas. Los grupos opositores al derrocado régimen de Bashar Al Assad liderados por el movimiento islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han lanzado ofensivas contra territorios controlados por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición dominada principalmente por milicias kurdas. Mientras que, del otro lado, reciben el respaldo militar de Turquía, quien considera a las milicias kurdas una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), señalado como organización terrorista.
El resultado de lo que acontece no podría ser peor, de acuerdo con cifras de la ONU, alrededor de 3.500 kurdos han muerto desde noviembre, al menos 280 mil personas han sido desplazadas en las últimas semanas, y existe el riesgo de que poco más de 1.5 millones sigan el mismo destino.
Los kurdos huyen de los bombardeos, dejando atrás comunidades que han construido tras años de resistencia al Estado Islámico. Los campos de desplazados se encuentran saturados, al menos 50 instalaciones médicas han sido destruidas o están fuera de servicio, las necesidades de agua, alimentos, medicamentos y refugio son críticas, y la ayuda internacional es insuficiente.
Los kurdos lastimosamente enfrentan su tragedia en aislamiento, mientras otros conflictos generan simpatías hasta de fuerzas políticas alrededor del mundo, quizás porque el conflicto kurdo carece de un único adversario fácilmente identificable y la causa kurda a diferencia de otras no cuenta con la estructura de apoyos a nivel internacional, incluyendo organizaciones multinacionales que respaldan su movimiento y se nutren con grupos sociales de otras partes del mundo, expandiendo el respaldo a sus luchas. Los kurdos, para su desgracia se encuentran divididos entre Turquía, Siria, Irak e Irán, careciendo de una estructura centralizada y de aliados que le den una voz a nivel global.
Por otra parte, la influencia geopolítica de Turquía es otro factor determinante en el silencio internacional. Siendo un miembro clave de la OTAN, se vale de su posición para silenciar las críticas a sus políticas hacia los kurdos. Occidente, que ha colaborado con las FDS en la lucha contra el Estado Islámico, cierran los ojos ante las acciones punibles del gobierno de Ankara. Así, la realpolitik se impone sobre los principios de derechos humanos, y la narrativa de “seguridad nacional” turca prevalece sobre las acusaciones de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Aún así, las comunidades kurdas en Siria luchan, han demostrado resiliencia al intentar mantener la estabilidad y la esencia de su pueblo brindando servicios a sus ciudadanos en medio de la crisis, pero, el continuo asedio pone en riesgo su estructura social autónoma, impulsada por la necesidad de los últimos años.
El riesgo aumenta con el despertar de las células vinculadas a ISIS, que aprovechan el vacío de poder originado de los últimos enfrentamientos contra el ejército sirio. Los kurdos, hoy tienen una situación militar diferente y los riesgos contra su existencia están hoy más fuertes que nunca.
Queda preguntarse, ¿y la solidaridad con los kurdos? Esto debería ser un llamado a la acción para la comunidad internacional. La falta de atención a lo que acontece con los kurdos de Siria, pero que también ha ocurrido con los kurdos en Irak, Turquía e Irán, refleja una profunda hipocresía en la defensa de los derechos humanos de minorías en riesgo, el compromiso internacional con la justicia y la dignidad humana debe ser universal, no se puede en ninguna circunstancia permitir que la geopolítica dicte qué vidas merecen protección y cuáles deban ser ignoradas.
Los kurdos merecen algo más que indiferencia, la comunidad internacional tiene una deuda con los kurdos, debido a sus sacrificios en la lucha contra el terrorismo global ante lo cual merecen reconocimiento y apoyo. Es hora de que la causa kurda reciba la solidaridad que tanto necesita y que no siga siendo silenciada, sino tomada con seriedad, incluso entre las fuerzas vivas de la política a nivel nacional.
Cuanto más amplia es la libertad, mayor es la responsabilidad moral de los individuos.
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