En un abarrotado campamento del norte de Siria, niños desplazados por 13 años de guerra juegan y chapotean en piscinas traídas por voluntarios que brindan un muy necesitado alivio en medio de un sofocante calor veraniego.
Los voluntarios de Smile Younited apenas tuvieron tiempo de terminar de instalar las tres piscinas en una concurrida plaza rodeada de carpas cuando niños de todas las edades se metieron dentro exultantes, bailoteando al son de la música.
Las piscinas del campamento de Kafr Naseh, en las afueras de Alepo, brindan un raro entretenimiento para niñas y niños cuyas vidas han sido marcadas por la guerra y la pobreza.
Mohamad Ezzedin, de 38 años, estaba encantado de ver a sus cinco hijos felices.
“Espero que vuelvan todas las semanas porque hace calor y los niños necesitan distraerse y divertirse”, y “viven bajo presión en un campamento confinado”, expresó.
“Nunca antes habían estado en una piscina. Los mejor que hemos podido hacer es ponerlos en un balde plástico con agua”, cuando hay, para refrescarlos en el verano, agregó Ezzedin.
Más de cinco millones de personas, en su mayoría desplazados, viven en zonas fuera del control gubernamental en el norte y noroeste de Siria, según la ONU. Muchos dependen de asistencia para sobrevivir.
La falta de ayuda internacional ha limitado el suministro de servicios básicos como agua, remoción de desechos y sanidad en los campamentos fuera del control gubernamental.
– Tabla de salvación –
Los habitantes del campamento de Kafr Naseh dicen que hace un año y medio no han tenido acceso a agua limpia.
“Los campamentos están sedientos”, comentó Habiba Hamdush, de 65 años, radicada en el campamento desde hace seis.
Los niños en el sitio “carecen de todo (…) algunos nunca han visto una piscina y no saben nadar”, explicó.
Pero ahora pueden “disfrutar de las piscinas, que son una fuente de alegría y un alivio del calor”, declaró mientras 15 de sus nietos chapoteaban en el agua.
Muchos de ellos eran muy pequeños cuando la familia fue desplazada desde la provincia vecina de Idlib, y “crecieron con sed y hambre en el campamento, viviendo en carpas y expuestos al sol”, contó.
La guerra civil en Siria se ha cobrado más de 500.000 vidas y desplazado a millones de personas desde que estalló en 2011 con la represión de las protestas antigubernamentales.
Cuando los niños terminan de nadar, se sientan alrededor de mesas plásticas para tomar jugo y comer fruta, también brindados por Smile Younited.
“No saben lo que es ir a la piscina, así que les trajimos la piscina a ellos”, explicó Ayman Abu Taym, de 30 años, jefe del grupo de voluntarios.
“Los niños no solo necesitan ayuda, también necesitan actividades como jugar y nadar”, agregó.