“En la leyenda maya, los seres vivos fueron hechos todos de maíz y barro. Pero, con el colibrí los dioses soplaron un trozo estilizado de jade y, de inmediato, emprendió vuelo por siempre el mensajero de buenos deseos, amor y esperanza”.
Foto tomada en la Reserva Natural Absoluta Cabo Blanco, península de Nicoya, por Marta Teodora Ramírez Henderson.
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