En un preocupante escenario epidemiológico, el país enfrenta un incremento significativo en los casos de malaria, con un total de 202 reportados hasta el 23 de junio de este año. Según datos del Ministerio de Salud, esta cifra incluye 145 casos autóctonos, 37 importados, 15 pendientes de clasificación y 5 recaídas.
Comparado con años anteriores, el panorama es alarmante: en 2014 y 2015 no se reportaron casos, en 2016 fueron 4, y en 2017 comenzó a observarse un aumento progresivo que culminó en 526 casos registrados en 2023.
La distribución de los focos activos es otro aspecto preocupante. Actualmente, se identifican 10 focos activos en diversas regiones del país, mientras que 7 focos residuales se encuentran inactivos y 4 han sido eliminados. Los focos activos incluyen áreas como Boca Arenal en San Carlos, Crucitas-Llano Verde también en San Carlos, Río Cuarto, Matina, Limón, El Jardín en Pococía, Barra Pacuare en Siquirres, Quepos, Bahía Uvita en Osa, entre otros.
Los casos autóctonos están mayormente concentrados en los focos de Limón, El Jardín y Los Chiles, mientras que los casos importados se vinculan con la ruta migratoria a través de la Selva del Darién en Panamá. Este hallazgo sugiere la posible introducción de la enfermedad desde otras regiones, lo que representa un desafío adicional para las autoridades sanitarias en términos de prevención y control.
