Fabricación de nuevas monedas de ¢500 le costó ¢6.000 millones al Banco Central

(CRH).
La fabricación de las nuevas monedas de ¢500 le costó ¢6.000 millones al Banco Central de Costa Rica (BCCR).
En total, la entidad monetaria adquirió 75 millones de piezas, de las cuales ya circulan 25 millones, a un costo de fabricación unitario de ¢80, según datos del Departamento de Emisión de Valores del BCCR.
De los 50 millones de piezas restantes, 45 millones ya están en las bóvedas del BCCR, pero aún no circulan, y otros 5 millones están en proceso de entrega.
La fabricación de las monedas anteriores de ¢500, las doradas, tuvo un costo de ¢45 cada una.
Las piezas que circulan por ahora tienen cuatro diseños del reverso: 200 años de la Independencia, 175 años de la Fundación de la República, 75 años de la Abolición del Ejército y 200 años de la Anexión del Partido de Nicoya.
Para la emisión de las nuevas monedas de ¢500, el Banco Central cumplió tres etapas:

Planeamiento y diseño.
Contratación.
Fabricación.

En la primera de ellas (planeamiento y diseño), se definieron los aspectos generales de las monedas, como la alineación, dimensiones y diseño preliminar. Estos detalles fueros determinados por la Junta Directiva del BCCR, de acuerdo con su ley orgánica.
La fabricación de las nuevas monedas de ¢500 se realizó fuera de Costa Rica en los talleres de empresas de alta seguridad que cuentan con equipos de última tecnología, según informó la institución.
Estuvo a cargo de la Casa de la Moneda de Francia (Monnaie de Paris), una de las instituciones más antiguas del mundo, cuyos talleres están ubicados en la capital francesa, y la Casa de la Moneda de Polonia (Mennica Polska), una empresa privada autorizada para acuñar monedas.
Una vez que fueron fabricadas, se hizo un conteo exacto de las piezas, que luego fueron embolsadas y empacadas en cajas de madera con rumbo al país.
Estas cajas permanecieron custodiadas en bodegas de alta seguridad hasta ser transportadas a Costa Rica. Al ingresar al país, personal especializado recibió las monedas y las escoltó hasta las bodegas del Banco Central. Posteriormente, se comenzó a hacer su distribución a las entidades del sistema financiero nacional para uso del público.

Características
(CRH).
Las nuevas monedas de ¢500 están compuestas por un núcleo plateado de cobre y níquel, y un anillo externo dorado hecho con una aleación de cobre, zinc y níquel.
Como principal característica de seguridad, la moneda cuenta con una imagen latente que, al girarla hacia los lados, se observa cómo cambia el valor “500” por las siglas “BCCR”.
En el caso de la última moneda conmemorativa, en su reverso se destacan las leyendas “200 años de la Anexión del Partido de Nicoya 1824-2024” y la frase “De la patria por nuestra voluntad”. En su diseño sobresale el territorio del Partido de Nicoya y el contorno de la provincia de Guanacaste, el Árbol de Guanacaste como símbolo patrio, un sello de los pueblos originarios procedentes del Pacífico Norte de Costa Rica y la imagen de una mujer que viste el traje típico.

¿Y las monedas doradas?
(CRH).
Las antiguas monedas de ¢500, aquellas piezas doradas de 33 milímetros de diámetro, perderán su valor como medio de pago en el país a partir del 1° de julio de este año, cuando comenzarán a ser retiradas de circulación.
Estas monedas serán sustituidas paulatinamente por las nuevas piezas con los diseños de las últimas cuatro emisiones conmemorativas.
Después de ser retiradas de circulación, las monedas doradas de ¢500 seguirán un proceso de desmonetización, que consiste en su destrucción o deformación por medio de un equipo instalado y operado por un contratista en las instalaciones del Banco Central. Ese proceso se lleva a cabo bajo estrictas medidas de seguridad.
La chatarra resultante se vende a la empresa encargada de su traslado, y un gestor autorizado de residuos la procesa, de acuerdo con los protocolos establecidos para ese propósito.
Para la gestión de esos residuos, el Banco Central recurre a otro proceso de licitación.
El proceso de desmonetización de las piezas doradas tiene un costo estimado de ¢150 por kilogramo de material, de acuerdo con el contrato vigente que mantiene el BCCR.
El contratista que haga la desmonetización de las piezas doradas de ¢500 y la gestión de residuos debe participar en un proceso de licitación pública abierto por el Banco Central en el Sistema de Compras Públicas (Sicop) y contar un permiso del Ministerio de Salud.

Source
Alexánder Ramírez

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