Un hombre en Texas, condenado por causar la muerte de su hija, insistió en su inocencia este martes, apoyado por el policía que antes lo acusó y respaldado por el activista en la lucha contra errores judiciales, John Grisham.
Robert Roberson, de 57 años, tiene su ejecución programada para el 17 de octubre, luego de que un tribunal de Texas lo hallara culpable en 2003 de provocar un daño mortal a su bebé de 2 años, conocido como síndrome del bebé sacudido, que ocurre cuando el menor es agitado con fuerza.
Basándose en nueva evidencia, sus abogados, apoyados por legisladores, médicos y activistas de distintas banderas, presentaron el martes un pedido de clemencia al gobierno de Texas y a la Junta de Indultos, para que consideren una pena menor o una prórroga de 180 días para evaluar el pedido.
Aseguran que la hija de Roberson murió por una neumonía no diagnosticada y falta de atención médica oportuna en un hospital de un pueblo rural de Texas. Detallan que, días antes de su fallecimiento, Roberson buscó atención médica para su hija porque presentaba problemas respiratorios, pero fue enviada de vuelta a casa con un tratamiento que empeoró su condición.
El día del incidente, Roberson llevó a su hija en grave estado al hospital. Médicos reactivaron su corazón, pero ella ya presentaba señales de muerte cerebral.
Sin oxígeno, el cerebro de la niña se hinchó y desplazó y la sangre bombeada por el corazón se acumuló en la cabeza. Los médicos diagnosticaron el caso como síndrome del bebé sacudido y Roberson fue responsabilizado, sostienen sus abogados.
Médicos y policías basaron también sus apreciaciones en que Roberson no mostraba emociones, lo que pudo deberse a su espectro autista, diagnosticado posteriormente a la condena. Ello condicionó la acusación, dijo la defensa.
“Texas se está preparando para ejecutar a Forrest Gump”, consideró la abogada de Roberson, Gretchen Sween, en referencia al protagonista de la película que interpretó Tom Hanks. Describió a su defendido como un hombre bondadoso y que atravesó problemas desde su juventud, por su autismo.
“No se trata de un caso en el que el sistema se equivocó de persona, sino de uno en el que no se cometió ningún delito”, dijo el escritor y abogado John Grisham.
“Siempre estaré atormentado por el papel que desempeñé al ayudar al Estado a poner a este hombre inocente en el corredor de la muerte (…) El caso de Robert siempre será una carga en mi corazón y en mi alma. Pero no es demasiado tarde para que Texas cambie de rumbo y detenga su ejecución”, ha dicho Brian Warton, el policía que lideró la investigación que lo acusó.