Cuando la presión era máxima y el margen de error se había evaporado, la Selección Nacional de Costa Rica respondió con carácter. En una noche vibrante en el Estadio Nacional, los ticos vencieron 4-1 a Nicaragua y mantuvieron encendida la esperanza de clasificar al Mundial 2026.
El ambiente en “la Joya” de La Sabana fue de pura emoción desde el primer minuto. Más de 30 mil aficionados acompañaron a la Tricolor en un partido que no admitía fallos. Miguel Herrera lo sabía y apostó por una alineación completamente ofensiva, con la consigna de salir a buscar el resultado desde el arranque.
Un inicio frenético y un héroe inesperado
El primer golpe llegó temprano: al minuto 12, Alonso Martínez aprovechó un balón suelto en el área y con un derechazo implacable puso el 1-0 que desató la euforia en las gradas. Pero la alegría duró poco. Nicaragua reaccionó con fuerza, y Junior Arteaga silenció el estadio tras vencer a Keylor Navas con un potente disparo.
Lejos de venirse abajo, la Tricolor respondió con la garra que tantas veces la ha caracterizado. Apenas dos minutos después, el propio Martínez volvió a aparecer para marcar el segundo y devolver la calma a la afición. Fue un golpe anímico clave que cambió el rumbo del encuentro.
El cierre perfecto
Ya en el complemento, Manfred Ugalde amplió la ventaja con un gol de gran definición, y Francisco Calvo selló la goleada con una espectacular chilena que hizo vibrar al estadio. Ese tanto, digno de postal, puso el 4-1 definitivo y desató la celebración en todo el país.
Los minutos finales fueron un trámite, con una Costa Rica más sólida, segura y, sobre todo, convencida de que aún hay camino por recorrer hacia el sueño mundialista.
La tabla se aprieta y la ilusión crece
El resultado deja a Costa Rica en la segunda posición del grupo, con seis puntos, solo por detrás de Honduras (8). Haití se mantiene tercero con cinco, y Nicaragua cierra con uno.
La clasificación directa sigue en manos de los ticos, pero el reto no será sencillo. En noviembre deberán vencer a Haití y cerrar con fuerza ante Honduras, en casa, en lo que promete ser una verdadera final.
La Sele volvió a sonreír, y con ella un país entero que, por una noche más, se permitió creer que el sueño de estar en el Mundial sigue vivo.
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