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La llegada de las fiestas de fin de año, sobre todo la Navidad, representan sentimientos de alegría y celebración, pero es posible que para los niños y adolescentes de familias divorciadas, esta época también pueda estar marcada por una serie de conflictos emocionales debido a las disputas de sus padres.
Según Álvaro Solano, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Fidélitas, la separación o divorcio de los padres siempre tiene un impacto emocional en los hijos.
Durante fechas significativas como las fiestas de fin de año, sentimientos como la melancolía, la tristeza y la ambivalencia suelen intensificarse, impidiendo que los niños y adolescentes disfruten plenamente de estas celebraciones.
Los conflictos emocionales más comunes son:
Los niños y adolescentes pueden experimentar un profundo sentido de pérdida al no poder celebrar con ambos padres al mismo tiempo, lo que puede generar tristeza y nostalgia, señaló el docente de Universidad Fidélitas
A menudo, los niños se sienten atrapados entre las lealtades de sus padres, lo que puede provocar ansiedad al tratar de complacer a ambos y temer ofender a alguno.
La falta de una rutina familiar establecida puede generar confusión y estrés, especialmente si las celebraciones se planifican de manera diferente en cada hogar.
La presión social podría provocar sentimientos de aislamiento, baja autoestima y el cuestionamiento de por qué ellos no pueden estar con ambos padres simultáneamente.
El hecho de que las tradiciones familiares se alteren a causa del divorcio puede causar ansiedad ante lo desconocido y el temor de no disfrutar de la misma manera.
Estos son los principales consejos del experto:
Escuche y valide sus emociones y evite que se sientan culpables. Ellos deben sentirse comprendidos siempre, entendiendo de que la decisión de los adultos de separarse es para que todos estén bien, agregó el profesional de Psicología.
Si fuera posible, sería bueno crear nuevas actividades donde puedan estar ambos progenitores en un ambiente de paz, tranquilidad y buena comunicación, porque esto les ayuda a aceptar la separación.
La planificación de cómo pasarán los chicos las fiestas con cada uno y sin conflicto les da a ellos tranquilidad.
Procure darle al menor la posibilidad de elegir para que no sienta presión sino comodidad en las celebraciones.
Procure siempre un ambiente positivo, incluyendo actividades aptas para ellos. Durante la temporada fomente actividades recreativas y divertidas que puedan ayudar a desviar la atención de las tensiones familiares y fomentar momentos felices.
No hable negativamente de la otra parte. Procure siempre el respeto y evite el conflicto.
Cuando los conflictos emocionales persisten o son intensos, considera la posibilidad de buscar la ayuda de un profesional de la salud mental que se especialice en niños y adolescentes.
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Ambar Segura