Yoni, de 19 años, ha tenido que dejar de lado sus planes de unirse al ejército israelí para entrar en un programa de rehabilitación por abuso de drogas, un problema que se ha agravado desde el inicio de la guerra en la Franja de Gaza tras el ataque del movimiento palestino Hamás el 7 de octubre.
Los profesionales sanitarios aseguran que el caso de Yoni no es una excepción en Israel. En paralelo a la guerra en Gaza han constatado un incremento del abuso de alcohol y de drogas, además de otras conductas adictivas.
Yoni, que pidió hablar bajo seudónimo para proteger su privacidad, explicó a la AFP que comenzó a tomar drogas antes, pero que “después de la guerra pareció empeorar de verdad”.
“Es solo una forma de escapar de la realidad, de todo esto”, dice este residente en Beersheba, en el sur de Israel, que perdió a un amigo en el ataque de Hamás.
El psiquiatra Shaul Lev-Ran, fundador del Centro sobre Adicciones de Israel, explica a la AFP que “como una reacción natural al estrés emocional y como una búsqueda de alivio, hemos visto un aumento espectacular en el consumo de distintas sustancias sedativas adictivas”.
Un estudio llevado a cabo por su equipo, que está basado en la céntrica ciudad de Netanya, halló “una conexión entre la exposición indirecta a los acontecimientos del 7 de octubre y un incremento en el consumo de sustancias adictivas” de un 25% de media.
Lev-Ran indica que han identificado un incremento en el uso de “narcóticos prescritos, drogas ilegales, alcohol o en comportamientos adictivos como las apuestas”.
Uno de cuatro israelíes ha aumentado el consumo de sustancias adictivas, afirma su estudio, realizado entre noviembre y diciembre en una muestra representantiva de 1.000 personas. En 2022, antes de la guerra, uno de cada siete tenía problemas de adicción a las drogas.
Contactada por la AFP, la Autoridad Palestina dijo que no había datos equivalentes sobre las adicciones y la salud mental en los territorios palestinos.
“Conmoción”
El ataque del 7 de octubre, en el que milicianos palestinos atacaron pueblos, bases militares y un festival de música en el sur de Israel, causó una verdadera “conmoción” en la sociedad, dice Lev-Ran.
Y cuando “más cerca estaban los individuos del trauma del 7 de octubre, mayor es el riesgo” de adicciones, concluye su estudio.
El ataque de Hamás provocó la muerte de 1.198 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP en base a datos oficiales israelíes. Entre los muertos hay más de 300 militares.
Sus combatientes también secuestraron a 251 personas, de las que 111 están todavía en Gaza, aunque 39 están muertas, afirma el ejército israelí.
La campaña militar de represalia de Israel contra Gaza ha matado al menos 39.790 personas, según el Ministerio de Salud del territorio gobernado por Hamás, que no desglosa entre civiles y combatientes.
El estudio del Centro sobre Adicciones de Israel apunta también a un aumento de las adicciones entre las personas desplazadas de las comunidades cercanas a Gaza o cerca de la frontera norte con Líbano, escenario cotidiano de hostilidades entre el ejército israelí y el movimiento islamista Hezbolá.
“Algunos que nunca habían consumido sustancias adictivas empezaron a consumir cannabis, otros consumían sustancias pero han incrementado su uso, y algunos ya habían sido tratados por adicción y recayeron”, explica Lev-Ran.
“Olvidar”
Este psiquiatra afirma que Israel se encuentra “en el inicio de una epidemia en la que amplios segmentos de la población van a desarrollar adicción a sustancias”.
La investigación de su equipo demostró que el uso de somníferos y analgésicos ya se ha disparado, en un 180 y un 70% respectivamente.
El profesional presenta el ejemplo de uno de sus pacientes, un hombre que le pedía “algo” para ayudarle a poder dormir y a lidiar con el hecho de que su hijo estaba desplegado en Gaza.
En un bar en Jerusalén, Matan, un soldado movilizado para la guerra que solo ofrece su nombre de pila por privacidad, explica a la AFP que el consumo de drogas “ayuda a olvidar” la dura realidad.
Yoni asegura que en los primeros meses de guerra, él y sus amigos tomaban “drogas festivas como éxtasis, MDMA, LSD” de forma recreativa “para no aburrirse y no tener miedo”.
Pero entonces, este adolescente empezó a consumir “solo en casa”. Eso le hizo ver que “necesitaba ir a rehabilitación”.
Una vez termine su proceso, su intención es completar el servicio militar. Quiero “demostrar a mí, demostrar a mi familia, que soy capaz de más y de contribuir a la comunidad como todos los demás”.