El presidente francés Emmanuel Macron prometió grandes cosas la noche del incendio para tranquilizar a la conmocionada nación. Macron aseguró entonces que la renovación y reconstrucción del malogrado edificio en cinco años iba a ser un proyecto nacional. Desde entonces, las obras de la iglesia gótica episcopal Notre-Dame de Paris van a toda marcha.
El jefe de obra nombrado por Macron, el exgeneral Jean-Louis Georgelin, ya auguraba grandes avances hace un año. “Gracias a una planificación rigurosa, estamos seguros y decididos a reabrir la catedral de París al culto y al público en diciembre de 2024”, dijo Georgelin en una entrevista con el grupo periodístico Ouest-France.
¿Un cortocircuito o un cigarrillo?
Han pasado exactamente cinco años desde el catastrófico incendio. El histórico edificio, situado en el centro de París, quedó parcialmente destruido.
Los bomberos de París lucharon por cuatro horas hasta que lograron contener el fuego en la armadura de madera del tejado.
Hoy en día, sigue sin estar claro si el incendio fue provocado por un cortocircuito o por el cigarrillo de un trabajador de la construcción.
El alcance de la destrucción no fue tan grande como se temía en un principio. “Gracias a Dios, no todas las bóvedas se derrumbaron”, resume la experta alemana en catedrales Barbara Schock-Werner, en entrevista con DW. Sólo tres se vinieron abajo. Había un enorme agujero en la zona del coro. La Madonna gótica, sin embargo, permaneció intacta, aunque la torre del crucero situada junto a ella se derrumbó. “Ese es el milagro de Notre Dame”, afirma Schock-Werner.
Restauración de ventanas en Colonia
Las imágenes de la catedral en llamas dieron la vuelta al mundo. Causaron conmoción y una ola de solidaridad.
Solo los donantes franceses prometieron 850 millones de euros. Pero el dinero y la colaboración también vinieron de Alemania. Schock-Werner, antigua maestra de obras de la catedral de Colonia, asumió la coordinación de la ayuda alemana.
Por ejemplo, la Sociedad de Construcción de la Catedral de Colonia restauró cuatro vidrieras gravemente dañadas por las llamas y el calor. Las ventanas restauradas regresaron a París en el verano de 2023.
Un hallazgo sensacional tras el incendio
A pesar de lo dramático del incendio, un descubrimiento realizado por investigadores franceses en el lugar del siniestro fue sensacional: unas abrazaderas de hierro mantienen unidas las piedras del edificio.
La datación y los análisis metalúrgicos revelaron que estos refuerzos de hierro datan de la primera fase de construcción de la iglesia, en el siglo XII. Esto convierte a Notre-Dame, probablemente, en el edificio eclesiástico más antiguo del mundo con tales refuerzos de hierro.
Pero lo más importante es que también se resolvió el misterio de por qué la construcción de la nave pudo alcanzar esa altura.
Cuando comenzó a construirse en 1163, Notre-Dame, con su nave de más de 32 metros de altura, pronto se convirtió en el edificio más alto de la época, gracias a una combinación de refinamiento arquitectónico.
Además de las estructuras de piedra y madera, las catedrales posteriores también se reforzaron con hierro. Esto les dio estabilidad.
Reconstrucción a la antigua usanza
Para reconstruir el entramado medieval del tejado hubo que talar 2.000 robles. Para convertir los troncos en vigas, los artesanos recibieron hachas especiales con la fachada de la catedral grabada en la hoja.
La reconstrucción de Notre-Dame suscitó incluso un debate arquitectónico. La aguja quemada, que marca la intersección del crucero y la nave, fue cuestión de debate.
Los partidarios de una versión moderna, por ejemplo, de acero y cristal, e iluminada desde el interior, no pudieron imponerse. Otras ideas tampoco tuvieron posibilidades, como explicó el arquitecto jefe Philippe Villeneuve a la página alemana de noticias Der Spiegel.
“Sabía que cuanto más locos fueran los diseños, mayores serían las posibilidades de una reconstrucción fiel”, dijo Villeneuve.
Finalmente, una comisión nacional de expertos se pronunció por unanimidad a favor de una reconstrucción histórica.
Los trabajos se centrarán en los próximos meses en la electricidad, la protección contra incendios, el sistema de calefacción y, por último, el mobiliario. Los franceses esperan con impaciencia el 8 de diciembre de 2024, día en que “Nuestra Señora de París” volverá a abrir sus puertas a todos, creyentes y no creyentes. (mw/rr)