Donald Trump vuelve este martes a la tribuna de la Asamblea General de Naciones Unidas, donde tiene previstas reuniones bilaterales con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y con el argentino Javier Milei.
El presidente estadounidense abordará, entre otros temas, el “deterioro del orden mundial”, según la Casa Blanca, en su primera intervención ante Naciones Unidas desde su regreso al poder en enero, marcado por su distanciamiento de las grandes instituciones internacionales.
Además de Zelenski, una de las pocas reuniones privadas de Trump en Nueva York —su ciudad natal— será con el presidente de Argentina, Javier Milei, un aliado ideológico a cuyo gobierno podría brindar respaldo económico.
El Tesoro de Estados Unidos aseguró el lunes estar dispuesto a “hacer lo necesario” para apoyar la economía argentina, mientras Milei intenta calmar a los mercados financieros.
El presidente ultraliberal, cercano a Trump, enfrenta una crisis de confianza en torno al peso argentino y ha tenido que desprenderse de las menguantes reservas de divisas del país, tras perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires y sufrir varias derrotas en el Congreso.
La reunión Trump-Zelenski será la segunda desde que el mandatario estadounidense invitó al presidente ruso, Vladimir Putin, a Alaska el pasado 15 de agosto, encuentro que no supuso avances sobre la guerra en Ucrania.
Rusia no solo ha mantenido su ofensiva contra el territorio ucraniano durante el último mes, sino que también ha llevado a cabo incursiones aéreas con drones en Polonia y Rumanía, además de sobrevuelos de cazas en Estonia, todos ellos países miembros de la OTAN.
Mike Waltz, recién nombrado embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, expresó su solidaridad frente a las violaciones del espacio aéreo.
“Estados Unidos y nuestros aliados defenderán cada centímetro del territorio de la OTAN”, afirmó Waltz, quien anteriormente fue asesor de seguridad nacional de Trump.
Ataque a las instituciones “globalistas”
El presidente estadounidense asumió el cargo prometiendo que podría poner fin en un día al conflicto en Ucrania, que ya se ha cobrado decenas de miles de vidas, y alardeó de su buena relación personal con Putin.
Sin embargo, la semana pasada reconoció que el líder ruso “realmente” lo ha “decepcionado”.
Se espera que Zelenski lo presione para que adopte una postura más firme e imponga las sanciones con las que ha amenazado a Rusia.
Pero el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, quien inició conversaciones con Zelenski la semana pasada, afirmó que Trump no está dispuesto a presionar a Putin, alegando que sin él “no queda nadie en el mundo que pueda mediar” sobre Ucrania.
Trump apenas permanecerá un día en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU, que se extiende por una semana.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, adelantó que el magnate hablará en su discurso de la “renovación de la fuerza estadounidense en todo el mundo”.
“El presidente también abordará cómo las instituciones globalistas han deteriorado significativamente el orden mundial y articulará su visión directa y constructiva del mundo”, dijo a periodistas en Washington.
En su segundo mandato, Trump ha profundizado su visión nacionalista de “Estados Unidos primero”, limitando la cooperación internacional.
Tomó medidas para retirar a Washington de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del organismo climático de la ONU, además de recortar drásticamente la ayuda al desarrollo.
“En lugar de avivar las crisis mundiales y alimentar el caos y la desigualdad, debería utilizar su poder e influencia para trabajar con la comunidad internacional en soluciones significativas”, afirmó Abby Maxman, presidenta y directora ejecutiva de Oxfam América.