La Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más transformadoras del siglo XXI, con aplicaciones que abarcan desde la medicina hasta la educación. Sin embargo, a medida que la IA se integra más en nuestra vida cotidiana, se ha evidenciado una preocupante realidad: la persistencia de una brecha de género significativa en este campo. El 85% de los usuarios de ChatGPT son varones según estudio de Pew Research Center. Esta disparidad no solo limita la diversidad en la innovación tecnológica, sino que también perpetúa sesgos que afectan negativamente a amplios sectores de la sociedad.
La brecha de género en la IA: cifras que hablan por sí solas
A nivel mundial, las mujeres representan solo el 22% de los profesionales en el campo de la inteligencia artificial (Datos del Foro Económico Mundial de la UNESCO). Esta subrepresentación se atribuye en gran medida a estereotipos de género que disuaden a niñas y mujeres de incursionar en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Según Fundación VASS solo el 18% de las mujeres se especializan en estas materias. Esta falta de representación no solo es un reflejo de desigualdades históricas, sino que también tiene consecuencias directas en la calidad y equidad de las tecnologías desarrolladas.
La ausencia de mujeres en el desarrollo de tecnologías de IA conduce a la creación de sistemas con sesgos inherentes. Por ejemplo, estudios de Naciones Unidas, han demostrado que los sistemas de reconocimiento facial tienen dificultades para identificar correctamente a mujeres de piel oscura, lo que puede llevar a discriminaciones en contextos como la seguridad y la vigilancia. Además, la falta de diversidad en los equipos de desarrollo puede resultar en algoritmos que refuercen estereotipos de género y raza, perpetuando desigualdades existentes.
Causas estructurales de la brecha de género en la IA
La raíz de esta disparidad no reside en la capacidad o interés de las mujeres, sino en barreras sistémicas que limitan su participación. Desde temprana edad, las niñas son menos incentivadas a explorar campos tecnológicos debido a estereotipos culturales y la falta de referentes femeninos en estas áreas. Además, en el ámbito laboral, las mujeres enfrentan obstáculos como la falta de oportunidades de ascenso y ambientes de trabajo poco inclusivos, lo que dificulta su permanencia y crecimiento en el sector tecnológico. Hagamos un análisis en nuestras casas y comunidades, solo veamos cuánto se incentiva a las niñas a la tecnología.
El 8 de marzo: más allá de una conmemoración
El Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, ofrece una oportunidad para reflexionar sobre los avances y desafíos en la búsqueda de la igualdad de género. Sin embargo, es crucial que esta fecha trascienda la mera conmemoración y se convierta en un punto de evaluación y acción concreta hacia una sociedad verdaderamente inclusiva. En el contexto de la IA, esto implica analizar críticamente las estructuras que perpetúan la exclusión femenina y promover políticas que fomenten la participación equitativa. Este año Naciones Unidades propone el lema: “Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento”. Ya no demoremos más entonces.
Hacia un ecosistema inclusivo en la tecnología
Para cerrar la brecha de género en la IA, es fundamental adoptar un enfoque integral que abarque diversas esferas de la sociedad:
Educación temprana: Implementar programas educativos que incentiven a niñas y jóvenes a interesarse por las disciplinas STEM, proporcionando modelos a seguir y recursos adecuados. Recordar que la mentalidad tecnológica va más allá de darles acceso a un móvil o a una computadora, se requiere crear condiciones internas, valores y principios tecnológicos en las aulas.
Políticas públicas: Desarrollar iniciativas gubernamentales que promuevan la igualdad de género en el ámbito tecnológico, incluyendo incentivos para empresas que fomenten la diversidad en sus equipos. Extrañamos “estadistas” que promuevan iniciativas efectivas y realizables, pese al gran número de instituciones que tienen este tema a cargo.
Sector privado: Las empresas tecnológicas deben comprometerse a crear ambientes laborales inclusivos, ofreciendo oportunidades de desarrollo y liderazgo para mujeres.
Conciencia social: Combatir los estereotipos de género en la sociedad mediante campañas de sensibilización que destaquen la importancia de la diversidad en la innovación y el progreso tecnológico. Esto se tiene que hacer desde las familias y comunidades, esos son las “células madre” de crecimiento y cambio sostenible.
La persistencia de la brecha de género en la inteligencia artificial no es un reflejo de las capacidades de las mujeres, sino de un sistema que históricamente ha limitado su participación en campos tecnológicos. Abordar esta disparidad requiere un compromiso colectivo para desmantelar las barreras estructurales y culturales que perpetúan la exclusión. Solo a través de esfuerzos concertados podremos construir una IA verdaderamente inclusiva que refleje la diversidad de nuestra sociedad y promueva la equidad en todos los ámbitos.
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