Chef venezolano pasó de cocinar en hoteles de lujo a un rancho en Paso Canoas

Javier Díaz, venezolano. Foto: Carlos Castro
Javier Díaz tiene poco más de un mes de estar instalado en un rancho que construyó junto a su hijo y varios amigos en la línea fronteriza entre Costa Rica y Panamá, allí se encarga de conseguir alimentos con la ayuda de vecinos para poder cocinar y tener sustento para él y quienes le acompañan.
Pero el año pasado realidad era muy distinta, pues trabajaba como chef profesional, gracias a que estudió gastronomía en su país y eso lo sostuvo económicamente durante años hasta que la crisis devastó su país.
Díaz estuvo en diferentes cadenas hoteleras de Venezuela, Colombia y finalmente en Perú, pero la situación en este último país también se complicó y buscó emigrar hacia el norte del continente.
“Yo salí de Maracaibo para trabajar. Yo soy chef profesional, estudié para eso y gracias a eso tuvo mis trabajos, conocí muchos lugares y estuve en trabajos muy buenos, hoteles de lujo y los mejores restaurantes con chefs de mucho nivel, de los cuales aprendí mucho.
(…) La realidad ya no quería ir a Estados Unidos, quería establecerme acá para trabajar”, relató.

Este jueves el Ministerio de Salud de Costa Rica y el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront) estuvieron a punto de desalojarlo del rancho que construyó junto a su hijo y varios amigos.
Desde hace varias semanas se instaló en este lugar y se gana la vida reciclando llantas usadas y tarimas de madera para revenderlas, pero sueña con tener un trabajo como el de antes para llevar una vida normal.
“Al menos estar tranquilo aquí, seguir en lo que hacía antes o en lo que sea, solo quiero trabajar, soy una persona como usted y como cualquier otra que busca ganarse sus cosas honradamente, pero por ahora tengo que vivir aquí para ver como me acomodo”, relató.
Díaz es uno de los cientos de migrantes suramericanos que está varado en Paso Canoas, debido a que las autoridades panameñas cerraron el paso a estas personas para que no transiten por su país.
La política migratoria se endureció con la llegada del presidente José Raúl Mulino.
Los oficiales de Senafront le recomendaron buscar asistencia en el Centro de Atención Temporal de Migrantes (Catem), pero el chef dijo que no quiere regresar a la miseria que vive su país y dice que prefiere intentar una nueva vida en Costa Rica.
Mientras tanto, decenas de compatriotas suyos siguen en la línea fronteriza intentando devolverse en grandes grupos en los que van niños que no llegan ni a los 3 años, mujeres embarazadas y personas con dificultades para movilizarse.

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Carlos Castro

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