El amor es quizá el sentimiento más importante que caracteriza a los hombres y mujeres de todas las culturas, que lo han experimentado como afecto, pasión o placer, y que puede expresarse de distintas formas. El amor es la expresión de intensas atracciones emocionales y también sexuales, expresiones que no necesitan un día para vivirlas; que se pueden vivir todos los días, y de manera igualmente intensa, viva y vehemente.
En nuestra cultura, occidental se le ha asignado una fecha para exaltar este sentimiento y esta práctica social. Es el 14 de febrero. Durante muchos años se le celebraba como el día de los enamorados, que evolucionó a la celebración del Día de la Amistad, que tiene hoy un impacto comercial más amplio y muy destacado. Se sacó, de esa manera, del ámbito personal o familiar para darle un contenido mucho más amplio socialmente.
Al amor en las diferentes culturas siempre se le ha dado un lugar muy especial, porque se produce por nuestra propia naturaleza humana, por nuestros propios impulsos, por una hormona que tenemos, la oxitocina, la que se conoce como la hormona del amor, que provoca este sentimiento que llamamos amor, a la que se asocia la hormona vasopresina que es la que se dice reguladora de las relaciones monógamas duraderas.
Con el amor también se dan los sentimientos de pertenencia y conexión en el bienestar emocional de las parejas, que contribuyen a la autovaloración y la autoestima de las personas. El efecto que se produce de esta manera libera la sustancia química llamada dopamina que activa en el cerebro los sistemas de recompensas. De esta manera, la liberación o segregación de la dopamina por el sistema endocrino, provoca, en la corteza cerebral la manifestación fisiológica que conocemos como el enamoramiento, que es el momento que expresa la liberación de las distintas hormonas asociadas a este sentimiento, la dopamina, la oxitocina, la serotonina, la testosterona, los estrógenos que generan a su vez la sensación de felicidad eterna, o la de la idealización amorosa de las personas.
La oxitocina se estimula con los simples contactos físicos, masajes, abrazos, toques entre las personas o parejas que produce lazos de pertenencia y sensaciones de bienestar. Así, el Amor responde a una “química” de nuestros cuerpos. De allí también las expresiones de que “tenemos química”, que se dicen las parejas o los seres que se quieren, que se aman, o se sienten enamorados, que agitan sus feromonas, las sustancias químicas que secretamos para provocar comportamientos de atracción con otras personas, que pueden indicar disponibilidad, compatibilidad y libertad sexual.
El elemento de la naturaleza que se asocia al Amor es el fuego, que se asocia a la pasión romántica, a la atracción física, al motor que impulsa las acciones humanas. En colores, el rojo y el azul son los que se asocian al amor. El rojo de la misma manera que a la alegría, a la energía, al poder, el deseo o la sensualidad y la lujuria, color que se usa mucho en las prendas íntimas de vestir, en la lencería. ¿Acaso, no se exaltan las mejillas sonrojadas? El azul a la armonía, la amistad, la confianza, el respeto, el cariño y a la paz que produce el amor.
El amor en las antiguas culturas se celebró y se le rindió culto como sentimiento y pasión. El amor es también la relación afectivas de confianza, de respeto, de lealtad, de sinceridad, de solidaridad, de compromiso y de entrega sin implicar necesariamente impactos o encuentros amorosos o románticos. El amor no descansa solo en el encuentro sexual, también se da en la intensa y segura compañía de las personas que de esa manera conviven y se reconocen.
Como práctica social se vive en grupos familiares, de amigos, de trabajadores, con las personas con quienes compartimos muchas cosas en común.
Como día de la Amistad se ha tratado de darle una cobertura más amplia que como Día del Amor. Esto lleva a celebrar este día en establecimientos comerciales, en sitios de trabajo, de estudio, en el hogar, en los sitios educativos, con las parejas de cada persona y con sus seres queridos, cercanos y lejanos.
Sirve la fecha para intercambiar mensajes, saludos, regalos, compartir comidas.
En las culturas antiguas como la griega el amor lo entendían como un acto que había dado origen a la creación del mundo. Hesíodo, poeta griego, del siglo VIII A.C., consideraba que el mundo se había creado de la formación, primero, del espíritu del amor, de Eros o Cupido y la Tierra, Gea. Luego, de la unión de Erebo, la oscuridad, y de Nix, la noche, surgieron Eter, el cielo claro y Hémera, el día. Gea, por su propio poder, produjo a Urano, el firmamento que la cubría, al igual que a las montañas y al mar.
Eros, considerado el más joven de los dioses comenzó a agitar el mundo y todo lo que en él había juntando todas las cosas en parejas. De estas primeras parejas, Urano y Gea, cielo y tierra, surgieron los seres que poblarían el mundo, titanes, gigantes, cíclopes, como el resto de los seres. Así, los griegos concibieron la creación del amor desde el caos de los elementos, que opuestos, se preparaban para recibir la humanidad.
Eros representaba para ellos el deseo de amar. Como figura masculina acompaña siempre a Afrodita o Venus; es el que inspira la atracción afectiva entre los distintos seres, es el que mezcla, une y varía las distintas especies.
Afrodita o Venus, considerada la diosa del amor en el sentido más amplio de la palabra, se le asocia también a lo que es bello, noble y sublime. El amor se pensaba era lo que unía la tierra, el cielo y el mar. Se morle hacía acompañar de Eros, las Gracias, las Horas, Himeros, que es el dios del deseo del amor; de Potos, el dios de las ansiedades del amor y de Peito o Suadela, el del suave discurso del amor. Afrodita presidía la vida del matrimonio y sus ceremonias.
Por su parte, en la Roma antigua, se realizaba cada año una fiesta dedicada a la fertilidad o lupercalia, que se celebraba en honor al Dios Lupercus, cada 15 de febrero, lo que celebraban desde el siglo IV A.C.
Acostumbraban, los romanos, como rito de iniciación, introducir en una caja nombres de jóvenes mujeres para que los muchachos, al azar, sacando sus nombres, las tuviesen durante todo el año, hasta la siguiente celebración.
Durante más de 700 años practicaron esta costumbre en Roma, hasta que bajo el gobierno del emperador Claudio II, en el 270 D.C., con motivo de las guerras y la necesidad de la movilización de jóvenes y hombres para las mismas, se dispuso, por edicto, prohibir matrimonios de gente joven o en edad de incorporarse al ejército. Así se tendrían varones disponibles para las guerras. Además, consideraba el Emperador que los soldados casados no se desempeñaban como los solteros, ya que el separarlos de sus familias los afectaba.
Por tal motivo, en defensa del amor, de la pareja y del matrimonio, el Obispo Valentín de Interamma invitó, retando al emperador, a las jóvenes parejas de novios, o de enamorados, que le visitaran en secreto para casarlos y unirlos en el sacramento del matrimonio.
El Obispo consideraba los decretos imperiales indignos. Estimaba el acto de amor como una cualidad de la libertad del hombre, tanto para amar a Cristo como para realizarse en matrimonio.
Cuando el emperador se enteró, primero trató de persuadirle de que se le aliara y sirviese a los dioses romanos, pero el Obispo Valentín, aferrado a su fe, con profunda convicción y voluntad, no renunció a sus creencias, por lo que ordenó que se le encarcelara, apaleara, lapidara y decapitara en el 273 D.C., un 14 de febrero.
Esta situación fundamentó que la Iglesia Católica le declarara Mártir del Amor y se oficializara el día de San Valentín como el de los enamorados, junto a la celebración pagana del día de la fertilidad o de la lupercalia, que se celebraba en honor al dios Lupercus.
Cuenta también la leyenda que en la cárcel, esperando la ejecución de su sentencia, se enamoró de la hija del carcelero, llamado Asterio, que padecía ceguera, produciéndose el milagro de la recuperación de su vista. Se despidió de ella enviándole una nota firmada “de tu Valentín”, lo que dio origen a la costumbre de obsequiar tarjetas, en este día.
Una forma de expresar el sentimiento del amor y el cariño es el abrazo entre las personas. La mejor forma de hacerlo, cuando se abraza al ser querido, a la pareja, a los hijos, a los padres y madres, a los familiares, a los amigos, a los compañeros de trabajo o de estudio, es abrazarlo por el lado izquierdo del pecho, de manera que, de esa forma, se toque el pecho del ser querido o estimado, de modo que de esa forma los “corazones”, de ambas personas, “hablen”, “se saluden”, se “toquen” o “abracen”.
Esta es la forma cómo deben realizarse los abrazos cuando se dan con estos sentimientos profundos de Amistad y de Amor, un día como hoy, y cualquier día del año, porque el sentimiento del amor y de la amistad se pueden celebrar todos los días del año, en nuestras relaciones cotidianas.
No hay que esperar un año para expresar estos sentimientos tan profundos e importantes, cada 14 de febrero. Hoy, ahora, puede hacerlo, Prepárese para ese abrazo especial pecho con pecho, corazón con corazón.
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