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INEC revela que cuatro de cada cinco personas desempleadas tienen experiencia laboral, pero enfrentan barreras para reincorporarse al mercado.
Experiencia no es garantía de empleo
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) dio a conocer que 149.000 de las 172.000 personas desempleadas en Costa Rica tienen experiencia laboral. Esto significa que el 86% de quienes buscan trabajo ya han participado en el mercado laboral, pero no logran reinsertarse debido a los desafíos actuales del entorno económico.
A pesar de contar con experiencia previa, estas personas enfrentan exigencias cada vez más estrictas por parte de las empresas, que buscan no solo formación académica, sino también habilidades específicas como dominio de idiomas, manejo de tecnología y experiencia en áreas técnicas.
Jóvenes: el grupo más afectado por el desempleo
El estudio del INEC destaca que el desempleo afecta especialmente a los costarricenses más jóvenes, quienes deberían estar en la etapa más activa de su vida laboral.
Datos clave:
- Entre 15 y 24 años: 58.000 personas están desempleadas.
- Entre 25 y 34 años: 48.000 personas no logran encontrar trabajo.
Esto significa que el grupo de menores de 40 años representa una gran parte del desempleo en el país, lo que genera preocupación por el desperdicio del potencial de esta fuerza laboral joven y productiva.
Nuevas demandas del mercado laboral
Aunque en los últimos años se han creado nuevas oportunidades laborales, los datos muestran que muchos candidatos no cumplen con los requisitos actuales de las empresas.
En el pasado, contar con un título universitario era una garantía para obtener empleo, pero hoy en día no es suficiente. Las empresas están priorizando competencias técnicas, habilidades blandas, experiencia específica y el dominio del inglés u otros idiomas.
Esto ha llevado a una brecha entre la oferta de habilidades y las demandas del mercado, lo que dificulta la contratación incluso en sectores donde existen vacantes.
Conclusión: ¿cómo enfrentar el desempleo?
El informe del INEC plantea la urgencia de fortalecer los programas de formación técnica y profesional, así como de fomentar la capacitación en habilidades clave para los sectores más dinámicos del mercado.
Además, es necesario que las políticas públicas y privadas se enfoquen en mejorar la inserción laboral de los jóvenes, quienes representan el futuro económico del país, pero se enfrentan a barreras significativas para acceder a trabajos de calidad.
