Hubo coincidencia, entre los expositores, que la tecnología no es un fin en sí misma, pero su adquisición debe responder a un propósito claramente definido. Foto Randall Hernández
¿Qué significa innovación educativa y cómo debe abordarse en una universidad?, ¿cómo se integra lo que históricamente se ha hecho con las nuevas tendencias y con originalidad?, ¿qué capacidades organizacionales y de formación del personal académico y administrativo se requieren?, ¿la transformación digital en la educación superior es algo novedoso o es parte de esa transformación permanente que, de forma natural, viven las instituciones? En el caso de la Universidad Nacional (UNA), ¿cuáles son sus futuros posibles y cuáles son las barreras que se interponen en esa ruta?
Todas estas interrogantes se abordaron en el panel Aportes para un modelo universitario en tiempos de transformación digital, que programó la Comisión Organizadora del V Congreso Universitario, el pasado 28 de noviembre, en el auditorio Clodomiro Picado Twight de la UNA, como parte de las actividades de la fase preparatoria del V Congreso Universitario, cuya sesión plenaria está prevista para marzo de 2026.
De forma remota, Gary Cifuentes y Diego Leal, académicos e investigadores de la Universidad de Los Andes de Colombia, abordaron los temas Innovación educativa: ¿cómo definirla y promoverla? y Transformación digital en educación superior: algunas ideas.
Cifuentes se refirió a lo que en el contexto educativo se considera innovador y cómo debe promoverse esa innovación. Entre los aspectos que supone la innovación, mencionó—citando a Kampylis y otros—que se trata de un acto intencional y deliberado, que desde la educación se refiere a cómo diseñamos escenarios posibles de manera intencionada, y esto implica desarrollar competencias para el diseño y discusión a la hora de tomar decisiones. De igual forma, recordó, parafraseando a la UNESCO, que las innovaciones deben apuntar al cierre de brechas y que para generar esa cultura de la innovación son necesarias ciertas condiciones (adaptaciones, por ejemplo), que en todo caso deberían darse antes de integrar la tecnología.
En el contexto universitario, concluyó Cifuentes, la innovación en el ámbito universitario debe promoverse considerando las capacidades personales para generar ideas y el fomento de una cultura de innovación.
Por otra parte, Diego Leal recordó que la transformación es una constante (“existir es transformarse”, dijo) y esto aplica para las instituciones de educación superior. Aclaró, sin embargo, que no todos se transforman al mismo ritmo y que el cambio que viene emparejado con la transformación no solo es tecnológico, pues también provienen de otras tipo categorías (educativo, social, político, económico, ambiental) y afectan de manera personal y organizacional el presente y el futuro.
De ahí la importancia, en criterio del experto, de saber cómo gestionar estos cambios que llegan, que afectan las instituciones de educación superior (por ejemplo, problemas de ansiedad de la población, desempeño de algoritmo de la inteligencia artificial, uso de tecnologías limpias) y que obligan a disponer de mayor imaginación, creatividad y nuevos enfoques o formas de hacer. De igual manera hay cambios salientes que históricamente se han resuelto con innovación educativa (más de lo que creemos) y que incluyen iniciativas de transformación digital que se hacen en distintas áreas, por diferentes vías y en un proceso sostenido en el tiempo. La pregunta de partida, sin embargo, para generar discusión es por qué transformarse, qué no se ha logrado y cómo acercarse a esos futuros deseables a los que se aspira.
Mariana Maggio, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires y encargada de programas académicos en Microsoft Latinoamérica, se refirió—también de forma remota—a lo que la industria o el mercado de trabajo están esperando (de las universidades), así como las articulaciones que se deben dar con las instituciones de educación superior. Se refirió a las transformaciones y nuevos problemas, y cómo impulsar la mejora y la colaboración, a partir de las nuevas dinámicas de aceleración. Destacó cuánto el ritmo de trabajo superar nuestra capacidad de ponernos al día y cómo las herramientas impulsadas por la inteligencia artificial representan una enorme posibilidad. De hecho, mostró datos según los cuales las empresas hoy prefieren contratar personas con menos experiencia laboral pero con mayores habilidades en inteligencia artificial, y en dos terceras partes de los casos, no contrarían a nadie sin tales habilidades. Invitó a leer e interpretar las resonancias curriculares que este situación causa en la academia.
Reflexiones internas
Por parte de la UNA, Susana Jiménez, vicedecana del Centro de Investigación en Docencia y Educación (Cide), presentó un enfoque pedagógico de la transformación digital universitaria con su charla ¿Hacia dónde podemos ir? Los futuros posibles.
Recordó que la UNA ya trazó una plan prospectivo al 2040, en el que señaló el tipo de universidad que aspira a ser. Dentro de esta ruta enfatizó que el uso de la tecnología debe ser para mejorar y transformar procesos, y esto requiere tecnologías de apoyo al proceso de enseñanza y aprendizaje, tecnologías para el servicio educativo, espacios educativos expandidos y enfoques didácticos digitales.
Precisó, además, que la transformación digital, desde la pedagogía, supone una propuesta integral y sistémica de la cultura institucional, un cambio cultural, el desarrollo de competencias digitales, flexibilidad y adaptación de los entornos de aprendizaje, una estrategia institucional con liderazgos en sectores que tengan capacidad para movilizar y transformar, y acceso y equidad para reducir la brecha digital. Para ellos propuso posibles estrategias a seguir.
En el contexto interno hay barreras que limitan la transformación digital. Axel Hernández, director de Tecnologías de Información y Comunicación de la UNA, se refirió a estas y las dividió en las de primer orden o externas (regulaciones legales, leyes, normativa, protección de datos) y las de segundo grado (organizacionales, humanas y tecnológicas). Pero entre los principales obstáculos citó: la falta de agilidad para brindar un respuesta en el tiempo esperado, la aversión al riesgo que afecta el modelo de innovación de tecnologías, el trabajo por silos donde cada instancia trata de resolver sus falencias por medios propios, una cultura organizacional que no estimula las competencias digitales, las limitantes económicas que impiden presupuestar lo requerido para innovar y una oferta académica desactualizada y carente de interdisciplinaridad.
Para hacer frente a las anteriores limitaciones, Hernández propone una estrategia para atender las necesidades tecnológicas, equipos de apoyo para innovar tanto en las prácticas pedagógicas como en los contenidos curriculares, liderazgo para cambiar la cultura organizacional, incentivar el cambio y colaboración entre las diferentes instancias.
De manera resumida, Willy Castro, de la Comisión Organizadora del V Congreso Universitario, indicó que el panel ofreció una perspectiva de cómo se debe implementar una transformación digital en instituciones de educación superior, pero fue también una alerta de que se requiere una mayor integración entre el modelo académico y el modelo de gobernanza.
Las exposiciones completas se puede consultar en el sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=v–5lOIK9JE&t=121s
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Victor Barrantes Calderón