Corea del Sur retomó el domingo sus campañas de propaganda con altavoces en dirección al Norte, después de que Pyongyang lanzase hacia su territorio más de 300 globos cargados de basura en las últimas horas.
“El ejército surcoreano realizó una transmisión por altavoz esta tarde”, indicó el Estado Mayor Conjunto de Seúl, agregando que “depende enteramente de las acciones de Corea del Norte” que realicen transmisiones adicionales.
La oficina presidencial había anunciado anteriormente esta acción, calificándola de “medida correspondiente” a los más de 300 globos de basura que Corea del Norte envió desde el sábado.
Estas medidas, aunque “puedan ser difíciles de soportar para el régimen” del dirigente Kim Jong Un, “transmitirán mensajes de luz y esperanza para el ejército y los ciudadanos norcoreanos”, aseguró Seúl.
A última hora del domingo, el ejército surcoreano indicó que el Norte estaba “haciendo flotar de nuevo (presuntos) globos con basura hacia el Sur”, y aconsejó a la población que informara a las autoridades de cualquier globo y se abstuviera de tocarlos.
A finales de mayo, Pyongyang envió cientos de globos con bolsas llenas de desperdicios, desde colillas de cigarrillos hasta excrementos de animales.
El 2 de junio anunció que dejaría de hacerlo, pero volvió a lanzarlos el sábado, en respuesta al envío hacia el Norte por parte de activistas surcoreanos de globos cargados con panfletos de propaganda contra el régimen de Kim Jong Un.
El ejército surcoreano afirmó que el análisis de los globos que llegaron el sábado “indica que no contienen sustancias dañinas para la seguridad”, precisando que contenían papeles y plásticos de desecho.
– Riesgo de “conflicto armado” –
El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, suspendió el martes por completo un acuerdo militar de distensión que firmó con Corea del Norte en 2018.
Este pacto, firmado en una época de mejores relaciones diplomáticas entre los dos países técnicamente en guerra, tenía como objetivo reducir las tensiones en la península y evitar una escalada militar, especialmente a lo largo de la frontera militarizada.
Su suspensión completa permite a Seúl reanudar los ejercicios de disparos reales y las campañas de propaganda contra el régimen del Norte con los altavoces en la frontera.
Corea del Sur utiliza este tipo de propaganda, que remonta a la guerra de Corea (1950-53), como represalia a lo que considera las constantes provocaciones de Pyongyang.
La última vez que recurrió a ella fue en 2016, tras la cuarta prueba nuclear norcoreana.
En sus campañas, Seúl utiliza unos grandes altavoces para difundir propaganda contra el régimen norcoreano o música de K-pop cerca de la zona desmilitarizada que separa los dos países.
Estos mensajes exasperan a Pyongyang, que ya amenazó con disparar a los altavoces con su artillería.
“Es muy posible que la reanudación de los mensajes con los altavoces conduzca a un conflicto armado” y que “Corea del Norte reanude sus disparos en el mar Amarillo o que dispare contra los globos si el Sur vuelve a lanzarlos”, estima Cheong Seong-chang, director de la estrategia para la península coreana en el Instituto Sejong.
Corea del Norte intentó borrar el rastro de la señal GPS durante varios días a finales de mayo, aunque no consiguió frenar la actividad militar surcoreana, según este experto.
“Es probable que este tipo de provocación aparezca bajo una forma mucho más fuerte en el mar Amarillo”, agregó.