La madrugada del 1 de enero, un incendio en calle La Conejera, en Calle Blancos, Goicoechea, dejó a varias familias sin hogar y con pérdidas materiales significativas. En respuesta, la comunidad local y organizaciones aliadas unieron esfuerzos para brindar apoyo inmediato a los damnificados, destacando el espíritu solidario de los vecinos.
El impacto del siniestro: viviendas destruidas y personas heridas
El incendio afectó gravemente una cuartería y tres casas más, dejando a las familias residentes sin techo y en una situación de vulnerabilidad. La Cruz Roja Costarricense atendió a ocho personas, de las cuales cinco tuvieron que ser trasladadas a centros médicos debido a la gravedad de las lesiones.
El Cuerpo de Bomberos desplegó nueve unidades para controlar el incendio, aunque la magnitud de las llamas resultó en pérdidas materiales totales para varias familias. Por el momento, las causas del siniestro están bajo investigación, aunque los primeros indicios apuntan a que el fuego se originó en la cuartería.
Solidaridad vecinal: una respuesta inmediata
Ante la emergencia, la comunidad de Calle Blancos reaccionó con rapidez y empatía. Vecinos, junto con la municipalidad de Goicoechea, la Asociación de Desarrollo de San Gabriel, el Club de Leones y la Comisión Municipal de Emergencias de Tibás, organizaron una campaña para recolectar víveres, ropa y otros artículos esenciales para las familias afectadas.
“Gracias a esta iniciativa, hemos logrado reunir una importante cantidad de ayuda para quienes lo perdieron todo”, mencionó la municipalidad de Tibás en su página de Facebook.
Las donaciones incluyen alimentos no perecederos, ropa y otros artículos básicos que han sido distribuidos entre los damnificados, ofreciendo un alivio temporal mientras las familias intentan reconstruir sus vidas.
Testimonios de los afectados: “Lo perdimos todo”
Entre las familias perjudicadas se encuentra la de Fátima Tijerino, madre de tres menores de 6, 8 y 10 años. Conmovida, relató los momentos de angustia vividos durante el incendio:
“Todos los vecinos gritaban: ¡Salgan, que se queman! Logré sacar a mis hijos, pero no pudimos salvar nada. Lo perdimos todo, desde útiles escolares hasta los regalos de Navidad”.
El esposo de Fátima, un electricista independiente, también sufrió la pérdida de sus herramientas de trabajo, lo que complica aún más la situación económica de la familia.
La importancia de la prevención y el apoyo comunitario
Este trágico incidente resalta la importancia de fortalecer las medidas de seguridad en las comunidades para prevenir emergencias como esta. Al mismo tiempo, subraya cómo la solidaridad vecinal puede marcar una diferencia significativa para las familias afectadas por desastres.
Mientras continúan las investigaciones sobre el origen del incendio, los afectados se enfrentan al desafío de reconstruir sus hogares y vidas con el apoyo de la comunidad y organizaciones solidarias.
FUENTE CRHOY
