UNA Comunica – Integración birregional apunta a una mayor colaboración académica

El conocimiento no conoce fronteras. Por el contrario, en tiempos actuales, su transferencia se hace indispensable para afrontar con éxito y celeridad los principales retos globales.

Es así como los países americanos y europeos crean puentes que conducen hacia un “espacio común birregional académico”, como lo describió Rafael Rosell, presidente del Foro Académico Permanente América Latina y el Caribe-Unión Europea (FAP ALC-UE).

Sus palabras fueron parte de las actividades protocolarias del Seminario preparatorio de la VI Cumbre Académica América Latina y el Caribe-Unión Europea, que se realizó el 30 y 31 de enero en el auditorio Cora Ferro Calabrese, del Centro Universitario Emilia Prieto Tugores de la Universidad Nacional (UNA).

Hacer realidad esa aspiración beneficiaría hasta 50 millones de estudiantes de distintas carreras y disciplinas de ambos bloques de países, así como a más tres millones de docentes, según dio a conocer Rosell.

“Un espacio común de integración académica debería conducir, en el mediano o largo plazo, a la libre circulación de estudiantes, profesores e investigadores. Es necesario el apoyo de los Estados para crear las condiciones institucionales que le den un marco a la cooperación y que apoyen el dinamismo de una red universitaria”, apuntó Rosell, quien además es rector de la Universidad del Alba, de Chile.

Bajo el lema “avanzando en la creación del espacio común eurolatinoamericano y caribeño de educación superior, ciencia, tecnología e innovación. Hacia un acuerdo de integración académica ALC-UE”, se desarrollaron durante estos dos días una serie de paneles donde expertos de diversas universidades del mundo señalaron la necesidad de profundizar en este esfuerzo interregional.

La Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA fungió como anfitriona de este seminario preparatorio, que da continuidad a los acuerdos alcanzados en las cinco cumbres académicas anteriores y que generaron los insumos para la sexta edición, que se llevará a cabo en Colombia, en agosto próximo, en el marco de la IV Cumbre CELAC-UE de jefes de Estados y de Gobierno, y de ministros de Relaciones Exteriores y de Educación.

Rosell resaltó que fue hasta el 2013 cuando se incluyó la comunidad académica en las cumbres paralelas de la sociedad civil, en la que ya tenían sus espacios los sectores empresariales, sindicales, sociales y de la juventud. En el 2015, en la cumbre CELAC-UE realizada en la ciudad de Bruselas, Bélgica, se incorporó la educación superior en el plan de acción.

Aportes de la cooperación

El impacto de esta integración ha dado sus frutos en programas como Erasmus Plus de la Unión Europea, que fue creado en 1987 para fomentar la educación y la movilidad académica. Galina Karamalakova, jefa de la sección de Política, Prensa e Información de la UE en Costa Rica, indicó que solo en el 2023 más de 2.000 estudiantes de América Latina y del Caribe participaron en intercambios en la UE.

La funcionaria hizo mención, además, de la iniciativa Global Gateway que busca fortalecer las áreas de cooperación en materia de salud, educación, transporte, clima, energía y digitalización. “Se ha lanzado para la región latinoamericana una estrategia denominada ‘alianza digital’ a través de la cual se han capacitado a funcionarios de estos países en materia de valores, principios y riesgos aparejados con la inteligencia artificial”, ejemplificó.

Por otra parte, la implementación del cable Bella (Building the Europe Links with America Latina), que conecta vía fibra óptima más de 6 mil kilómetros por cableado submarino, ha sido fundamental para la comunidad académica y científica de ambas regiones, al hacer posible la transmisión de grandes cantidades de información en tiempo real. De acuerdo con Karamalakova, esta conexión ha beneficiado a más de 3.000 académicos de América Latina y el Caribe.

El hecho de que este seminario preparatorio realice un énfasis en los temas de ciencia, tecnología e innovación apuntala lo que las tendencias actuales dictan en el mercado de trabajo. Eliel Hasson, director de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), oficina subregional Centroamérica, destacó que entre el 8% y el 14% de los empleos podría mejorar su productividad gracias a la tecnología, mientras que con la IA se generarían hasta 17 millones de puestos. 

“Sin embargo, existen obstáculos. Las brechas en el acceso digital y la infraestructura resaltan la necesidad de que la educación superior se erija como un pilar central, no solo para preparar a las futuras generaciones, sino para que nadie se quede atrás en este proceso de transformaciones profundas”, agregó Hasson.

Esa necesidad fue indicada por Marianela Rojas, rectora adjunta de la Universidad Nacional, quien enfatizó que “desde la UNA hemos conseguido una visión en la que la ciencia, la tecnología y la innovación ocupan un lugar central en nuestra oferta académica y en las prácticas institucionales. Pero más allá de esa excelencia, reafirmamos la importancia de que estos avances se realicen desde una perspectiva que priorice la equidad, la inclusión y el compromiso social”.

La tarea de cerrar esas brechas ocurre a lo interno de las propias regiones, donde existen desigualdades de orden social y económico. “Debemos trabajar por una integración más equitativa que garantice que todos los países de ambas regiones, independientemente de su tamaño y capacidad, puedan contribuir y beneficiarse de este esfuerzo colectivo”, manifestó Marco Vinicio Méndez, director de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA.

Termas como el cambio climático, la transformación digital, la paz global, la ciberseguridad, el acceso a la justicia y la inclusión, son parte de los desafíos que fueron mencionados en el seminario, desde los cuales, la academia puede realizar aportes fundamentales hacia la concreción de soluciones. 

Source
Guillermo Solano Gutiérrez

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