UNA Comunica – ¿Es la corrupción una forma de resistencia social? Proyecto aborda el tema

¿Es igual de corrupta la persona que, en posesión y administración de recursos públicos, desvía estos fondos para su enriquecimiento personal, que quien ocupa espacios en los EBAIS para vendérselos a alguien que necesita una cita médica para ser atendido?

Más allá de establecer una respuesta certera a la interrogante, el trabajo final de graduación del estudiante José Carlos Esquer, de la maestría del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional (Idela-UNA), quiso abrir un debate sobre las dimensiones sociales de la corrupción, y como ésta puede dar pie a movimientos de resistencia social.

“Cuando hablo de corrupción como forma de resistencia lo hago a partir de muchas realidades que vemos en nuestros países latinoamericanos. Pero hemos estado acostumbrados a verla desde las esferas políticas donde se aprovecha el enriquecimiento propio y esto va más allá”, dijo Esquer, quien es mexicano y se gradúa este año. 

José Carlos tiene claro que en ningún momento trata en su trabajo de “romantizar” el acto corrupto, que termina siendo una acción ilegal e inmoral, aunque sí quiso adentrarse en el discurso que ha trascendido a lo largo del tiempo sobre el uso de este concepto.

“Es como verla nacer a partir de una necesidad. No surge a partir de la intención de lucrar ni cruzar billeteras, sino que tiene otras motivaciones”, indica el autor del proyecto, licenciado en Sociología por la Universidad UAM Xochimilco.

Otro ejemplo se presenta en comunidades donde miembros de diversas familias comparten un mismo medidor de servicios públicos para abastecerse, aunque solo existe una facturación. “En ocasiones, el desempleo y la falta de oportunidades empuja a las personas a cometer estos actos en perjuicio de la institucionalidad, no para enriquecerse, sino para subsistir”.

Para el estudiante del Idela, la importancia de abordar este tema radica en ahondar en las raíces por las cuales los países de América Latina imitan lo que él llama “modelos” colonizadores de otras latitudes, y de cómo la respuesta ante ello se fundamenta en hechos de corrupción.

“Trato de abrir un camino de cuestionamiento, de pensar en la corrupción como un estímulo hacia el giro decolonial y pensando además en la forma en que podamos ser vistos por otros países, a partir de etiquetas”.

Banana Republic

Precisamente, la etiqueta histórica que José Carlos Esquer encontró para desarrollar su trabajo se basa en la frase banana republic, que trasciende generaciones y que se vincula con países con bajo desarrollo económico y social y que, además, es corrupto.

Por eso es por lo que su trabajo final se llamó: “Banana Republic: genealogía de una etiqueta”, partiendo de un análisis de cómo la corrupción se ha relacionado con las llamadas repúblicas bananeras, término acuñado en una novela de 1904 llamada Cabbages and Kings del escritor estadounidense William Sydney Porter (O. Henry).

El trabajo se divide en cuatro capítulos. El primero de ellos analiza las diferentes formas en que puede interpretarse el calificativo banana republic, dependiendo del lugar y del contexto en que se pronuncie. 

En el segundo capítulo hay una conexión más profunda entre el término y el desarrollo de la industria bananera en países de Centroamérica a inicios del siglo XX, y las formas ligadas a actos de corrupción que surgieron a partir de su asentamiento.

Ejemplo de ello fue el movimiento decolonizador que dio paso al desarrollo de la huelga bananera en Costa Rica, en 1934, una de las más importantes en la historia del país, como una forma de protestar contra el modelo liberal imperante y que exigía el respeto a derechos laborales de quienes trabajaban en esta industria.

El tercer capítulo, sin ser un análisis de la obra Cabbages and Kings, esboza cómo el autor construyó el discurso.

Cabe indicar que O. Henry escribió su novela durante una breve estadía en Trujillo, Honduras, donde recaló luego de ser acusado en su país de malversación de fondos. El hecho de que el escritor tuviese relación con una acusación por corrupción añade un elemento más de motivación para perfilar la creación del término banana republic a la luz de sus vivencias y de lo que vivió en el país centroamericano. 

En el cuarto capítulo se explora la forma en que, desde el discurso científico, periodístico y artístico, se comprende y expone la banana republic. “En este proceso de investigación tuve acceso a las expresiones artísticas que surgieron de esa cotidianidad con las bananeras, en trabajos escritos como los de Carmen Lyra o en composiciones como las de Rubén Blades”, mencionó.

Lo cierto es que la etiqueta perduró en el tiempo y en el imaginario colectivo, incluso más allá del continente americano. Ocurre en un entorno donde el uso de estos estigmas se ha acentuado con la llegada al poder de presidentes de corte populista, para descalificar a detractores.

Mientras tanto, la corrupción continúa vertiendo sus tentáculos en formas, expresiones y motivaciones muy diversas. ¿Es una forma de resistencia social? José Carlos Esquer lanza una invitación a debatir al respecto.  

 

Source
Guillermo Solano Gutiérrez

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