UNA Comunica – Educación dual: un puente que conecta al estudiante con el entorno laboral

Mitzy y Steven comparten algo más que ser compañeros de carrera en la Universidad Nacional (UNA). Ambos son de zona rural, saben lo que es lidiar con la separación temporal de sus hogares y familias, reciben una beca económicamente, cumplen con la carga académica y, además, han completado ocho meses de una práctica profesional en una empresa o institución.

Se trata del modelo pedagógico de educación dual, que desde hace 24 años implementa la Escuela de Secretariado Profesional, entre sus estudiantes de las carreras de Administración de Oficinas y Educación Comercial. 

“Es un modelo educativo innovador que combina la ejecución de lo que ellos–los estudiantes—aprenden de teoría en las aulas y ponen en práctica dentro de las empresas. De esta manera formamos profesionales íntegros que acceden a conocimientos que van de la mano con las labores que podrían realizar en un futuro cercano”, explicó Mariam Ureña, académica y coordinadora de este proyecto.

La tarde del 20 de noviembre, 23 estudiantes obtuvieron su certificado de aprovechamiento por las horas de trabajo continuo en sus empresas. Se trata de una generación estudiantil que ingresó a la UNA en 2023 y que avanza hacia la meta de obtener sus títulos de diplomado, bachillerato y licenciatura.

En este 2024, el grupo tuvo la oportunidad de completar sus horas de práctica en la Escuela de Medicina Veterinaria, en la propia Escuela de Secretariado Profesional, en la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Mar, en el Vicedecanato del Cidea, en el Consejo Universitario y en la Proveeduría Institucional.

También apoyaron en esta labor el Consejo Nacional de Rectores, Fundauna, la Universidad Técnica Profesional, el Banco Nacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y la Biblioteca Municipal de Palmares.

Previo a la entrega del certificado, los estudiantes compartieron entre los presentes (en su mayoría sus familiares) lo que implicó su experiencia, las funciones que debían ejecutar y las oportunidades de mejora que les deparó esas horas de inserción en el mundo laboral. 

María Eugenia Ugalde, representante de la Escuela de Secretariado Profesional y exdirectora, manifestó que este modelo se cimenta en el enfoque tecnológico y humanista para determinar el tipo de ciudadano que se desea formar, a partir de valores universales y en la convivencia diaria con otras personas.

“Además, adquirieron valores como la responsabilidad, la puntualidad, la empatía y la cordialidad. Supieron compartir el trabajo en equipo, el saludo de la mañana, el de despedida al final de la tarde, la hora del almuerzo, algún cumpleaños que se celebró, el estrés que conlleva la carga de trabajo y el cumplimiento de metas”, ejemplificó Ugalde. 

Uno de los aspectos que más resaltó Mariam Ureña es el aprendizaje y adaptación hacia las habilidades blandas, muy necesarias en el entorno laboral actual, donde el pensamiento crítico, analítico, la alfabetización tecnológica, la adaptabilidad y la orientación al servicio ocuparán un lugar preponderante en los procesos de reclutamiento.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, casi la mitad de las competencias de una persona (el 44%) deberán transformarse en los próximos años para adaptarse a los cambios en el mercado de trabajo, que está vinculado de manera estrecha con las tecnologías emergentes. 

Al final, este proyecto de educación dual va alineado a una estrategia “ganar-ganar”, donde el estudiante se beneficia con la experiencia cercana a lo que debe desarrollar en un trabajo y también para la Escuela, que adquiere realimentación sobre eventuales actualizaciones que deban realizarse en la malla curricular, para atender las demandas y competencias que requieren las empresas e instituciones.

Tiempo de sacrificio

Mariam supo de historias donde los estudiantes se acercaban con preocupaciones como la falta de ropa o zapatos adecuados o la insuficiencia de recursos para pagar los pasajes del bus. Detrás de este logro, hubo sacrificios.

Mitzy García, de 21 años, tuvo que enfrentarse a uno de esos escollos este semestre. Su computadora personal se dañó y ni ella ni su familia tenían los recursos económicos para repararla o comprar una nueva. Expuso su situación al Departamento de Orientación y Psicología de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil y le prestaron una para que cumplir con sus trabajos y asignaciones.

Esta vecina de Paso Canoas, en la frontera sur del país, ve muy poco a su familia. Por las distancias, ninguno de los miembros de su familia con quienes vive (mamá, abuela, hermana) pudieron acompañarla. Por ello, estaba lista para enrumbarse a su hogar tras obtener el certificado.

Esa desconexión con su familia también la vivió Steven Rojas, vecino de Esparza. Para su fortuna, en la actividad sí pudieron estar presentes sus padres. “El hecho de vivir solo aquí fue mi impulso para seguir adelante, para llenarme de coraje y para saber que debo luchar por mi futuro”, manifestó.

En su caso, realizó su práctica en Fundauna en labores que iban desde la organización de archivos, hasta la verificación de facturas, instructivos y procedimientos. Esta experiencia, indicó, fue de gran ayuda en su formación profesional.

Así como ellos, el grupo de graduados salió de allí con la satisfacción del deber cumplido, de la experiencia acumulada y de saber que este es un paso más en su proceso de formación que será retomado en el 2025. Por lo pronto, regresarán a sus casas, con sus familias, en una pausa necesaria para “recargar energías”.

Source
Guillermo Solano Gutiérrez

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