Michael González Álvarez
Durante los últimos meses, la Biblioteca Joaquín García Monge (BJGM) ha vivido una transformación importante en sus espacios. Gracias a iniciativas impulsadas por las últimas direcciones y con el apoyo fundamental de la Vicerrectoría de Investigación, la biblioteca ha pasado de ser un lugar tradicional, de estudio silencioso y consulta de libros, a convertirse en un espacio más activo y dinámico.
Lo anterior es producto de un proceso de modernización que convierte la biblioteca en un lugar dinámico, orientado a fomentar la interacción, la creatividad y el bienestar de las personas estudiantes.
Históricamente, las bibliotecas universitarias se han visto como espacios enfocados en la investigación, el estudio individual o grupal y la conservación de libros y documentos institucionales. Hoy, esta visión está cambiando hacia una nueva visión, más amplia y contemporánea, donde convergen experiencias compartidas, colaboración y creación entre las personas estudiantes; un ejemplo más cercano es la nueva biblioteca de El Salvador, que sin ser universitaria se enmarca dentro de los espacios modernos y disruptivos de lo que deben ser la bibliotecas en la actualidad.
Todos estos cambios se alinean con las tendencias que están transformando las bibliotecas universitarias, como espacios vivos, capaces de adaptarse a las nuevas generaciones y a sus formas de aprender y convivir.
Nuevas demandas, nuevos espacios
Las generaciones actuales muestran habilidades y costumbres que requieren entornos adaptables para el estudio y la interacción social. La tecnología, la cooperación y el bienestar son elementos fundamentales en los procesos educativos, por lo que las bibliotecas universitarias, sí o sí, deben ajustarse, integrar zonas como makerspaces (o espacios de creación), áreas de trabajo conjunto y espacios dedicados al bienestar emocional y físico.
Las tendencias sugieren que la modernización de la biblioteca va más allá de lo tecnológico: debe ser más integradora, que abarque el crecimiento humano, social y emocional. Aquí coincido con la visión de Mireles, quien años atrás planteaba que las bibliotecas deben concebirse como lugares de conexión social más que tecnológica, deben ser verdaderos espacios de encuentro físico y virtual.
La BJGM ha estado integrando estas tendencias en sus rediseños de espacios, ha atendido las exigencias de una comunidad universitaria que anhela no solo recursos, sino vivencias significativas que fortalezcan su desarrollo educativo integral.
Las bibliotecas están transformando su enfoque de centrarse en las colecciones a priorizar los servicios nuevos, donde la tecnología es el elemento fundamental de esa transformación. Tal como señala Leyva, hoy se crean espacios más colaborativos y abiertos, donde la gestión se basa en el trabajo conjunto y la innovación constante.
Dos almas en un mismo lugar: investigación y convivencia
La propuesta de espacios en la BJGM se pueden sustentar en dos grandes áreas complementarias que coexisten de manera equilibrada:
1. Zonas de Investigación y Formación: espacios dedicados a actividades académicas, como laboratorios, talleres y capacitaciones especializadas, salas de lectura y conferencias que fomentan la consulta, la investigación y la formación continua.
2. Áreas de Convivencia y Creatividad: áreas destinadas a la interacción, el descanso y la generación de ideas, que incluyen zonas de coworking informal, espacios de juegos, estación de café, dispositivos innovadores como impresoras 3D, escáner avanzados y más.
Esta doble función permite combinar lo académico con lo humano, fomenta un entorno en el que lo formal o tradicional y lo lúdico o bienestar se entrelazan, una forma que enriquece la experiencia universitaria al estimular la concentración, la creatividad y el bienestar.
Más allá de los muros: la biblioteca como ecosistema
La transformación en el último año de la BJGM va más allá de lo físico, ya que propicia un espacio educativo y cultural. Los espacios renovados permiten estimular la curiosidad, la innovación y un gran sentido de pertenencia a la comunidad UNA. De este modo, la biblioteca se establece como un espacio que combina la investigación, la innovación y el bienestar. Burgos plantea en su investigación que la biblioteca actual no solo promueve la investigación y la innovación, sino que también impulsa iniciativas de inclusión, diversidad y creatividad, fortaleciendo su rol como espacio educativo y social.
Mirando hacia el futuro
Hoy en día, ir a la biblioteca implica acceder a un entorno dinámico que combina educación, investigación, interacción, creatividad y bienestar. Este modelo de biblioteca viva puede motivar a otras organizaciones a reconsiderar sus áreas y servicios, ajustándose a las necesidades y tendencias sin perder su esencia principal de apoyar el crecimiento académico y personal de las personas usuarias.
La BJGM es un ejemplo de cómo los espacios clásicos pueden transformarse para abordar las tendencias, necesidades y gustos de las nuevas generaciones, con lo cual reafirma su dedicación a la comunidad UNA.
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UNA