Un crimen que estremece al país
La ciudad de La Plata, Argentina, se encuentra en estado de conmoción tras la trágica muerte de Kim Anura Gómez, de 7 años, quien fue brutalmente arrastrada por al menos 15 cuadras luego de que dos adolescentes, de 14 y 17 años, robaran el vehículo en el que viajaba con su madre.
Robo de auto y fatal desenlace
El terrible suceso ocurrió el martes, cuando los dos jóvenes, tras cometer un asalto en una carnicería, abordaron el automóvil en el que se encontraba la niña. La madre de Kim, quien conducía el vehículo, fue interceptada en un semáforo y obligada a bajar del auto. Sin embargo, la menor permaneció en el asiento del acompañante con el cinturón de seguridad puesto.
Los delincuentes emprendieron la huida a gran velocidad, sin percatarse —o sin importarles— que Kim estaba enganchada y siendo arrastrada por la vía. Según testigos, los asaltantes nunca redujeron la velocidad para intentar liberarla, e incluso algunos reportes indican que intentaron arrojarla por la ventana.
Detención de los responsables y hallazgo del cuerpo
El recorrido de los delincuentes terminó abruptamente cuando impactaron contra un poste de luz, momento en el que fueron detenidos por las autoridades. El cuerpo de la niña quedó debajo del auto, sin posibilidad alguna de sobrevivir a las heridas sufridas.
El informe forense reveló que la causa de la muerte fue un shock hipovolémico producto de múltiples traumatismos.
Dolor e indignación de la familia
Florencia, la madre de la menor, expresó su desesperación y exigió justicia en una entrevista con el medio argentino TN:
“Que se haga justicia. Kim no fue la primera, pero quiero que sea la última. Me la destrozaron, a mi bebé. No puedo olvidar sus imágenes”.
El caso ha causado una ola de indignación en la sociedad argentina, y muchas voces han exigido medidas más estrictas contra la delincuencia juvenil.
El pasado delictivo de los responsables
Uno de los acusados había sido detenido poco más de 20 días antes, pero fue liberado antes de cometer este atroz crimen.
Su propio padre, al enterarse de lo sucedido, lo entregó a la policía y ofreció disculpas públicas:
“Mi hijo es una mierda de persona y va a pagar por lo que hizo. Pido mil disculpas”.
El caso continúa en investigación, mientras la sociedad argentina exige respuestas y justicia para Kim y su familia.
