Luego de dos años de conversaciones, los países se esfuerzan por finalizar un acuerdo global vinculante para limitar el aumento de la contaminación con plástico.
Representantes de cerca de 175 países intentarán superar grandes diferencias sobre cómo frenar la avalancha de residuos, en la ronda final de negociaciones que se celebrará esta semana en Busan, Corea del Sur, desde este lunes, 25.11. hasta el 1 de diciembre de 2024.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha dicho que un tratado sobre la reducción del plástico sería el acuerdo ambiental multilateral más importante desde el Acuerdo climático de París de 2015, dada la magnitud de la crisis del plástico.
En 2019, el mundo generó alrededor de 350 millones de toneladas de residuos plásticos. Solo el 9 % se recicló, y el resto se incineró, o acabó en vertederos y en el medioambiente.
Productos plásticos durables, como los sorbetes de un solo uso y otros utensilios, pueden permanecer en el medioambiente durante cientos de años y contaminar ecosistemas y la cadena alimentaria.
Dado que alrededor del 99 % de los plásticos provienen de los combustibles fósiles, la producción de plástico también está, por tanto, exacerbando la crisis climática, según investigaciones científicas.
El desafío clave es reducir la producción de plásticos
Los países evaluarán reducir la producción global de polímeros plásticos en un 40 % hasta 2040, una propuesta de Ruanda y Perú en las dos últimas rondas de negociaciones en Ottawa, Canadá, en abril de 2024.
Las medidas van desde la reducción de la producción de plástico y la eliminación de plásticos tóxicos evitables como los de un solo uso, hasta el rediseño de empaques para hacerlos reutilizables, biodegradables y totalmente reciclables.
Las compañías internacionales que usan paquetes plásticos para sus productos tratan de promover el reciclaje químico en lugar de continuar con el mecánico.
Pero organizaciones ecologistas como Greenpeace abogan por enfocarse en la reducción de la producción de plástico.
Se prevé que esta se duplique hasta 2050, en parte, porque fabricar plástico virgen es más barato que reciclarlo, en especial por el exceso de oferta de gas de lutita en países como EE. UU. La industria de combustibles fósiles está expandiendo rápidamente el mercado de plásticos vírgenes para compensar las pérdidas a causa de la transición hacia las energías renovables.
“La capacidad de gestión de residuos está sobrepasada, tenemos un exceso de oferta y una abundancia de plástico”, dijo Christina Dixon, líder de la Campaña Oceánica de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), con sede en Nueva York, que promueve el tratado.
¿Sería un tratado sobre el plástico lo suficientemente ambicioso?
Algunos piensan que incluso un objetivo 40×40 (reducir la producción de plástico en un 40 % hasta 2040 en relación con los niveles de 2025) es insuficiente, especialmente en términos de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados.
Para 2050, las emisiones derivadas de la expansión de la producción podrían consumir al menos entre el 21 % y el 31 % del presupuesto de carbono restante para mantenerse dentro de los 1,5 °C. Los modelos de la investigación sugieren que es necesario un recorte del 75 % en la producción de plástico para 2040 para mantenerse por debajo del umbral, según Greenpeace.
Un informe de la EIA indica que el objetivo 40×40 solo sería significativo si se acoplara con un aumento del reciclaje global de hasta un 63%. Y el sector del plástico tendría que descarbonizarse usando energías renovables, mientras que la producción alcanzaría al mismo tiempo su punto máximo en 2025.
Pero los países aún no se ponen de acuerdo sobre hasta dónde deberían llegar esas normas. Las naciones productoras de petróleo se oponen a los límites a la producción de plástico. Varios de los países que deciden sobre el tratado para reducir los plásticos tienen intereses encontrados.
Liderados por Ruanda y Noruega, más de 60 países se han unido a una Coalición de Alta Ambición que quiere poner fin a toda la producción de plástico para 2040.
Sin embargo, de acuerdo con la experta de la EIA Christina Dixon, varios países han puesto grandes obstáculos en las cuatro rondas de negociaciones y “no quieren ver que haya un acuerdo en absoluto”.
Las naciones productoras de petróleo, como Irán, Rusia y Arabia Saudita, se centran en un mayor reciclaje y no en recortes en la producción de plástico, porque quieren preservar un futuro mercado vital de combustibles fósiles.
Daniela Durán González, activista legal del Centro para el Derecho Ambiental Internacional, con sede en Washington DC, dijo durante la última ronda de conversaciones sobre el tratado que las negociaciones no giran en torno a un “tratado de residuos” sino “al futuro de los combustibles fósiles”.
(cp/ers)