La violencia contra las mujeres en Costa Rica deja otro caso desgarrador. Una joven de apenas 18 años, identificada como Rodríguez Martínez, perdió la vida la noche del sábado tras ser brutalmente atacada a balazos presuntamente por su pareja sentimental, un menor de 17 años. El crimen ocurrió en la comunidad de Taras, en la provincia de Cartago.
El hecho fue reportado a las 9:49 p.m., cuando vecinos alarmados por las detonaciones alertaron a las autoridades. La escena del ataque fue ubicada a unos 400 metros al sur del antiguo taller Claudio Zúñiga, donde oficiales hallaron al menos cinco casquillos como evidencia balística.
La joven fue trasladada de urgencia en un taxi hasta el Hospital Max Peralta, sin embargo, ingresó al centro médico sin signos vitales. Según los reportes preliminares, el taxi era conducido por el propio padre de la víctima, quien relató a las autoridades que su hija se encontraba en casa de su novio cuando escuchó los disparos. Al salir, la encontró gravemente herida y decidió llevarla de inmediato al hospital.
Un dato que conmociona aún más el caso es que el presunto agresor, pareja de la víctima, habría abordado el mismo vehículo. Vestía suéter y pantalón azul, y se encontraba armado con un revólver. Pero al llegar al área de Emergencias, el joven huyó, abandonando la escena y dejando más preguntas que respuestas.
Este trágico caso se convierte en el femicidio número 15 del año en Costa Rica, una cifra alarmante que continúa creciendo pese a los múltiples llamados de atención de las autoridades y colectivos sociales.
Actualmente, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) lidera las pesquisas del crimen. Las autoridades se encuentran tras la pista del joven, quien es considerado sospechoso principal y ya está siendo activamente buscado por cuerpos policiales.
El país vuelve a enfrentarse al impacto de una tragedia que se repite demasiado a menudo. La muerte de Rodríguez Martínez no es solo una estadística más; es el reflejo de un problema estructural que exige atención urgente: la violencia contra las mujeres jóvenes en espacios que, en teoría, deberían ser seguros.
Las autoridades han reiterado su compromiso en esclarecer los hechos y capturar al responsable. Mientras tanto, familiares, vecinos y una comunidad entera lloran la pérdida de una vida joven, marcada por el silencio de una relación violenta que terminó en tragedia.
