La catedral de Notre Dame de París volvió a abrir este sábado sus puertas al mundo, cinco años y medio después de su dramático incendio, tras una espectacular restauración admirada por decenas de dignatarios.
“¡Notre Dame, abre tus puertas!” pidió tres veces el arzobispo de París, Laurent Ulrich, golpeando con su báculo las puertas de la catedral gótica más famosa del mundo, construida hace más de 860 años.
El coro de la catedral respondió desde el interior invitando a los fieles a entrar, aunque debido al mal tiempo, los cerca de 1.500 invitados, entre ellos el presidente electo estadounidense Donald Trump y el ucraniano Volodimir Zelenski, ya estaban dentro.
El histórico evento fue una oportunidad para la diplomacia, con una reunión previa en el Elíseo del presidente francés, Emmanuel Macron, Trump y Zelenski, cuyo país enfrenta desde hace casi tres años una invasión rusa.
Ovación para bomberos y artesanos
Han sido más de cinco años de una espectacular reconstrucción a cargo de centenares de artesanos.
Los bomberos y esos artesanos fueron ovacionados al desfilar por la nave entre monarcas, presidentes y jefes de gobierno, tras la difusión de un video de recapitulación de sus proezas.
Trump departió en varias ocasiones con Macron, a corta distancia de la aún primera dama estadounidense, Jill Biden, sentada junto a su homóloga francesa, Brigitte Macron.
Entre los asistentes estaban igualmente el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica; el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y el multimillonario y propietario de la red social X, Elon Musk.
La ceremonia, en la que alternaron discursos y momentos musicales, fue un momento de alivio para Macron, que puso todo su empeño personal en esta ambiciosa reconstrucción, pero que está confrontado a una grave crisis política.
“Hemos redescubierto lo que las grandes naciones saben hacer: realizar lo imposible”, subrayó el mandatario de centro-derecha.
“Escogimos la superación, la voluntad, el rumbo de la esperanza (…) Y para lograrlo, una fraternidad inédita”, añadió, en momentos en que busca un nuevo primer ministro para sustituir a Michel Barnier, destituido por una sorpresiva confluencia de votos de los parlamentarios de izquierda y de ultraderecha.
Mensaje de Francisco
El papa Francisco estuvo ausente, aunque envió un mensaje para la apertura de las ceremonias, leído en los primeros momentos de la ceremonia.
El papa argentino espresó su deseo de que la reapertura “pueda constituir un signo profético de la renovación de la Iglesia en Francia”.
También expresó su voluntad de que la catedral siga acogiendo “generosa y gratuitamente” a los visitantes, ante los planes evocados en círculos gubernamentales culturales franceses de cobrar una entrada.
El sumo pontífice considera que “hay lugares donde es más necesario que vaya a aportar consuelo”, explicó el arzobispo de París.
El papa tiene previsto asistir a un congreso religioso en Córcega en diez días.
La renovación fue sufragada con masivas donaciones provenientes del mundo entero, en particular de Estados Unidos.
“Es magnífico y también muy personal para mí”, declaró Joe, de 65 años, un visitante proveniente de Filadelfia en los alrededores del templo.
“Siempre pasan cosas en París. Pero en diez años podremos decir que aquí estábamos”, comentó Camille, una estudiante francesa de 21 años.
Un tejado totalmente reconstruido
La catedral sufrió un devastador incendio el 15 de abril de 2019. Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo.
Esta reinauguración supone otro jalón en su agitada historia, con un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable.
El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar.
Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares.
Entre ellas, la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una rareza entre los templos europeos, que será objeto de una celebración especial el 12 de diciembre.
Las celebraciones durarán en realidad “seis meses”, aseguró el arzobispo de París. Notre Dame prevé misas de agradecimiento para los donantes y el personal que reconstruyó el templo, entre otros.
Retransmitida en directo, la ceremonia permitió descubrir todo el mobiliario diseñado expresamente para esta nueva etapa del monumento, como las sillas, o el moderno baptisterio en la entrada de la nave.
Al fondo, detrás del altar, hay otra audaz innovación: el relicario donde se guarda la Corona de Espinas, un gran disco de cristales dorados con un centro de azul cobalto.
Tras los discursos y una interpretación musical, monseñor Ulrich procedió al “despertar” del órgano.
Lo invocó ocho veces y los organistas improvisaron sucesivamente una respuesta musical.
Luego sonaron el “Magnificat” y un “tedeum” del coro.
Tras abandonar el templo, los invitados tenían previsto acudir a un banquete de honor en el Palacio del Elíseo.
Un concierto, grabado previamente a causa de la meteorología, se abrió luego con estrellas de la música clásica y pop, bajo la batuta del director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel.
El domingo habrá dos misas, a las 10:30 a.m. de nuevo en presencia de los dignatarios civiles y religiosos, para consagrar el altar; y a las 6:30 p.m. el primer oficio para el público.