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Han transcurrido 3.143 días desde la última vez que Dota fue el escenario de un asesinato. La muerte de Julieta Fernández Calderón, una expolicía de 67 años que tenía un negocio cerca de Finca La Lucha y que ocasionalmente visitaba ese sector, es la primera en ese cantón desde el 6 de noviembre del 2015.
Julieta visitaba constantemente la zona de Los Santos, pero la mayoría del tiempo cuidaba a sus padres, dos adultos mayores de 94 y 86 años. Recientemente, Dota se convirtió en un nuboso y verde refugio en Costa Rica, un país azotado con cerca de 2 mil homicidios en 3 años.
Julieta Fernández Calderón desapareció el 5 de junio en Santa María de Dota.
Es uno de los 13 cantones que no registró ningún crimen el año pasado, el más violento de la historia nacional. Incluso, las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial solo reflejan 6 crímenes de este tipo desde 2009 en adelante.
Para hablar de un crimen de este tipo en Dota previo a hoy, hay que remitirse exactamente al 6 de noviembre del 2015. En aquella ocasión la víctima de homicidio también fue una mujer. Ocho años, 7 meses, y 8 días es el tiempo que pasó desde el último asesinato.
Todos los casos previos reflejados en el sitio web del OIJ se registran en el distrito de Santa María. Es la primera vez que el distrito de Jardín reporta un asesinato en 15 años.
Masacre de Dota
En aquel 2015, los doteños fueron testigos de una verdadera masacre: un cuádruple homicidio, una familia entera en Santa María, que ocurrió el 29 de mayo en horas de la madrugada.
Un hombre, una mujer y dos menores de edad, de origen nicaragüense fueron asesinados por un ajuste de cuentas o venganza, según el portal de OIJ.
El juicio por esos hechos se llevó a cabo a inicios del 2018, en el cual se acusó a otro extranjero de apellidos Díaz Aragón, como supuesto asesino del peón Ramón Suárez Espinoza, de 50 años; su esposa, María Haydee Miranda Salmerón, de 32 años; y sus 2 hijos: Abraham y Abigail, de 9 y 11 años, respectivamente.
En este sitio ocurrió el crimen en Santa María de Dota en mayo de 2015. (Archivo CRH)
La primera en aparecer sin vida fue la niña Abigail, de 9 años. A la pequeña la encontraron en su casa con las manos atadas y los ojos vendados.
Al día siguiente, el 30 de mayo del 2015, encontraron al niño de 11 años, Abraham. El menor se encontraba a unos 100 metros de la casa con heridas mortales de arma blanca.
El director de la escuela del pueblo dijo a la policía, durante el proceso de investigación, que los niños se habían ausentado a lecciones durante 2 días. Ese mismo día, bajo una densa lluvia, encontraron a los 2 padres entre la maleza.
Yacían sin algunas de sus prendas y cubiertos de hojas en el potrero que quedaba detrás de la humilde casa en la que vivían. Cinco días después detuvieron a Díaz Aragón gracias a información confidencial que obtuvo la policía.
Al momento de la detención se encontraba con 2 niños y una mujer. Al parecer, un lío por tierras habría provocado el asesinato de la familia de origen nicaragüense.
Posteriormente, en 2016, un año y 4 meses después detuvieron a quien figura como el autor intelectual de la masacre. Un hombre costarricense de 43 años y de apellidos Navarro Granados.
Sospechoso detenido
El principal sospechoso del crimen de doña Julieta fue detenido este mismo viernes en un allanamiento, 48 horas después de que se reportara la desaparición de la víctima.
El sospechoso es un hombre con quien se presume Julieta mantuvo algún tipo de relación y se investiga si este sujeto además le habría robado sus pertenencias como su carro, sus tarjetas y hasta sus mascotas.
El Organismo de Investigación Judicial indicó que el hijo de la víctima denunció la desaparición luego de que detectara un cambio en los mensajes que recibía de ella, con palabras diferentes y faltas de ortografía. La policía presume que el asesino se hizo pasar por ella para despistar sobre su muerte.
El crimen de Julieta se suma a una lista de femicidios que han estremecido a nuestro país durante este año. Kimberly Araya, Nadia Peraza y Jenny Bastos también forman parte de esta agobiante lista.
Source
José Adelio Murillo