Felix Baumgartner, conocido por sus hazañas extremas, marcó un hito en la historia del paracaidismo en octubre de 2012. A los 43 años, este deportista austríaco ascendió en un globo a una altitud de 39 kilómetros sobre el estado de Nuevo México, en Estados Unidos, y desde allí realizó la caída libre más alta jamás registrada.
Durante el salto, Baumgartner alcanzó una velocidad máxima de 1.342 kilómetros por hora, rompiendo la barrera del sonido. Su descenso completo duró menos de diez minutos, aunque solo descendió los últimos kilómetros con paracaídas. Al aterrizar, cayó de rodillas y levantó los puños en señal de victoria, mientras los equipos de rescate llegaban en helicóptero.
“Cuando se está allí, en la cima del mundo, uno se vuelve muy humilde. Ya no pensaba en batir récords ni en obtener datos científicos, lo único que quería era volver con vida”, declaró tras la hazaña.
Aunque su salto desde la estratósfera fue su logro más conocido, Baumgartner ya había realizado hazañas impresionantes anteriormente. En 2003, sobrevoló el Canal de la Mancha con un traje de alas fabricado en fibra de carbono, equipado con un tanque de oxígeno a la espalda.
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