(AFP)- El gobierno de México pidió este martes al presidente Donald Trump no “destruir” la integración comercial y productiva de América del Norte con la aplicación de aranceles del 25% a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio.
“Dice a veces el presidente Trump, ‘sentido común’. Bueno, pues le tomamos la palabra: sentido común, no balazo en el pie, no destruir lo que hemos construido los últimos 40 años”, declaró el ministro de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, tras explicar el impacto que las tarifas podrían tener en la cadena productiva de la región.
El lunes, el mandatario estadounidense determinó la adopción de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, que entrarán en vigor el 12 de marzo, “sin excepciones ni exenciones”.
En el caso de México, la aplicación de este gravamen resultaría “inusual”, sostuvo Ebrard, pues la balanza comercial de acero y aluminio es superavitaria a favor de Estados Unidos.
“Estados Unidos nos vende más, entonces no se justifica esa tarifa”, subrayó el ministro, quien detalló que el país vecino les provee “casi 6.897 millones de dólares más” de lo que exporta México, según cifras oficiales estadounidenses del 2024.
En sus declaraciones, hechas durante la habitual conferencia matinal de la presidenta Claudia Sheinbaum, Ebrard precisó que tiene previsto comunicarse la próxima semana con los representantes comerciales estadounidenses “para presentar los argumentos de México”.
La situación del país latinoamericano es opuesta a la de Canadá, que tiene un superávit de 9.675 millones de dólares frente a Estados Unidos en el comercio de ambos productos, explicó el ministro.
Los tres países son socios desde 1994 de un acuerdo de libre comercio regional que fue renegociado en 2020 por exigencia de Trump durante su primer mandato (2017-2021).
Durante ese mismo periodo, Trump ya había impuesto deberes aduaneros del 25% en el acero y el 10% en aluminio.
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