La escena cultural de Estados Unidos teme a la censura de Donald Trump

El domingo pasado, la actriz ganadora del Oscar Julianne Moore escribió en Instagram que estaba “profundamente entristecida” por la decisión de la administración de Donald Trump de someter a revisión su libro infantil de 2007 “Freckleface Strawberry” y retirarlo de las escuelas que atienden a los hijos del personal militar y de los empleados civiles de la defensa estadounidense.

El libro cuenta la historia de una niña pelirroja que odia sus pecas, pero que finalmente aprende a amarlas, así como las diferencias de los demás. Según The Guardian, el Departamento de Defensa comunicó que todos los libros de la biblioteca “potencialmente relacionados con la ideología de género o ideología de equidad discriminatoria” estaban siendo investigados, y que un “pequeño número” de dichos libros se estaban reteniendo para “una revisión adicional” como parte de la represión de la administración Trump contra los programas de diversidad, equidad e inclusión.

“Es un libro que escribí para mis hijos y para otros niños, para recordarles que todos luchamos, pero que estamos unidos por nuestra humanidad y nuestra comunidad”, escribió la ganadora del Oscar en su publicación en las redes sociales. “Estoy realmente triste y nunca pensé que vería esto en un país donde la libertad de expresión es un derecho constitucional”, añadió.

Muchos en el mundo de las artes y las humanidades temen que se avecine un clima de censura, y esa está lejos de ser la única preocupación.

“Ataque a la libertad de expresión”

En enero, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que obligaba a todas las agencias federales a poner fin a los programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) . La medida se hizo sentir en la escena artística, concretamente en varias docenas de importantes museos que reciben financiación federal, incluidos el Smithsonian y la Galería Nacional de Arte. La Galería Nacional de Arte ya anunció que cerraría su Oficina de Pertenencia e Inclusión.

“El ataque de la administración Trump contra los programas DEI y la perspectiva de la censura sobre actividades que incluyan de algún modo el tema de la raza se cierne sobre nosotros”, dice a DW Maxwell Anderson, excurador del Museo Metropolitano de Arte y director del Museo Whitney. “Hay una especie de ataque a la libertad de expresión cuya magnitud aún está por verse”.

Anderson ahora dirige la fundación Souls Grown Deep, que apoya a artistas negros en el sur de EE. UU. Según él, su organización y otras similares están vigilando de cerca las maniobras del nuevo Gobierno.

Amplios recortes en las artes

Durante su mandato, Trump disolvió el Comité Presidencial de Artes y Humanidades, un grupo histórico y apartidario establecido por el presidente republicano Ronald Reagan. El comité ha reunido a destacados artistas, académicos y profesionales de museos, con miembros como Frank Sinatra y el violonchelista Yo-Yo Ma, entre otros.

En 2017, el presidente Trump prohibió el grupo después de que 17 miembros renunciaron por su respuesta a la violenta manifestación de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia, que dejó varios muertos porque un hombre atropelló a contramanifestantes. Joe Biden restableció el grupo en 2022, y, en enero de 2025, Trump disolvió el grupo otra vez.

El Fondo Nacional de las Artes (NEA), una agencia federal, recortó sus subvenciones Challenge America para el año fiscal 2026, quitando millones a pequeñas organizaciones artísticas en comunidades desatendidas en EE. UU. La organización anunció que los fondos y la mano de obra se destinarían ahora al aniversario de la Declaración de Independencia, que, junto con la creación de un nuevo jardín nacional de esculturas, es uno de los proyectos planificados por el presidente.

Trump toma el control del emblemático Centro Kennedy

Sin embargo, casi irónicamente, el presidente Trump recientemente asumió el mando de una de las instituciones artísticas más importantes de Estados Unidos: el Centro Kennedy para las Artes Escénicas. Tomó el control del emprendimiento cultural, el único que es parte del Gobierno de Estados Unidos. El Centro Kennedy alberga más de 2.000 actuaciones al año en diversas disciplinas artísticas y es sede de la Orquesta Sinfónica Nacional y la Ópera Nacional.

Trump despidió a varios miembros del anterior consejo de administración, remplazándolos por aliados elegidos a dedo, incluyendo a la segunda dama de EE. UU., Usha Vance, a su asesor Dan Scavino y a su jefa de gabinete, Susan Wiles, entre otros. Ellos, a su vez, lo eligieron presidente.

El presidente Trump dijo que quiere que la institución se aleje de la “cultura woke“, y escribió en las redes sociales que “NO HABRÁ MÁS ESPECTÁCULOS DE DRAG U OTRA PROPAGANDA ANTIAMERICANA – SÓLO LO MEJOR”.

Luego, una cantidad de artistas han cancelado sus presentaciones en protesta por la toma de control del Centro Kennedy, así como por los sorprendentes cambios en el programa. “Finn”, un musical para niños, sobre un tiburón que prefiere relacionarse con peces, fue cancelado.

El concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional titulado “Un pavo real entre palomas”, descrito como una “celebración del amor, la diversidad y el espíritu vibrante de la comunidad LGBTQ+”, también se pospuso indefinidamente poco después del cambio de régimen en la junta.

Mientras tanto, Anderson espera que los líderes de las instituciones artísticas tengan el coraje de hacer frente a lo que está sucediendo, a pesar de los muchos desafíos que se presentan al hacerlo. Después de todo, señala, “la autocensura es, en cierto modo, una fuerza más peligrosa que las presiones a las que estamos sometidos hoy”.

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