Dentro de las huestes de Ismael Zambada García, “El Mayo”, se comienzan a acomodar las piezas del complejo rompecabezas de la operación del FBI que terminó con la sorpresiva captura del veterano y experimentado narcotraficante mexicano.
De acuerdo a la versión de un secretario de “El Mayo”, Iván y Alfredo Guzmán, líderes de “Los Chapitos”, habían convocado al líder del Cartel de Sinaloa para un asunto impostergable. Pidieron a su hermano Joaquín Guzmán López, alias Güero y/o Moreno, que fuera el señuelo.
Según esta versión que corre dentro de las filas de los Zambada, Ismael Zambada Sicairos, alias “Mayito Flaco”, quien es brazo derecho de “El Mayo” para manejar sus negocios criminales y para proteger a la familia, le había advertido a su padre que no fuera al encuentro. Se lo pidió expresamente por la cadena de violencia y promesas incumplidas de “Los Chapitos”, pero el capo desoyó a su hijo y cayó en una trampa en la que terminó en un avión con Joaquín Guzmán Júnior para ser detenido en Nuevo México por el gobierno de Estados Unidos.
“‘El Mayo’ ya no era el personaje vigoroso de otros tiempos, cada vez estaba más diezmado por la diabetes”, comentó uno de los informantes, “no quería pleito con ‘Los Chapitos’, por eso fue a la reunión”.
La operación fue planeada por el FBI durante más de un año, según me reveló la semana pasada una fuente de información que participó en fases de dicho plan, y Joaquín Guzmán Júnior jugó un rol importante para llevar a “El Mayo” a Estados Unidos. Ahora se entiende, según la versión que circula en los círculos más informados de Los Zambada, que no solo Joaquín, sino también Iván y Alfredo fueron parte del plan.
Debido a la tensión mortal entre Los Zambada y “Los Chapitos”, se afirma que “El Mayo” pasaba largo tiempo en Durango, donde se sentía protegido por los hermanos Cabrera Sarabia, socios suyos en el tráfico de drogas desde hace años, y en Sonora. En el pasado pasaba el mayor tiempo en El Álamo, sindicatura de Culiacán, donde tiene su rancho principal, y solía recibir a familiares, socios y funcionarios de todos los niveles de gobierno. Pero dado que el control territorial de “Los Chapitos” en Culiacán es total, el jefe del cartel ya no se sentía seguro.
Uno de los últimos eventos violentos entre las dos facciones fue la ejecución de Eliseo Imperial Castro, alias Cheyo Antrax, sobrino de “El Mayo” y miembro de su gripo de sicarios Los Antrax. Dentro de los Zambada se responsabiliza a sicarios de los Chapitos, por eso “Mayito Flaco” se opuso a que su padre fuera a la cita.
Fuentes vinculadas a los Zambada confirman que el capo, aunque tenía problemas de salud, seguía controlando cargamentos de droga y acuerdos con la clase política, funcionarios y militares. Los dos hombres de su mayor confianza eran su hijo “Mayito Flaco” y su yerno, Juan Carlos Félix Gastelum, alias Chavo Félix, esposo de su hija Teresita Zambada Ortiz.
“Su gente de confianza estaba en shock tras la detención”, dijo uno de los informantes.
Testarudo
De acuerdo a la entrevista que me dio en 2023 Dámaso López Serrano, alias Mini Lic, publicada en mi libro “La Historia Secreta. AMLO y el Cartel de Sinaloa” “El Mayo” era exigente y prepotente con sus hijos. Mini Lic lo conoció bien.
Al describirlo dijo:
“Es un hombre correcto, obviamente con palabras como sinaloense, pero más cuidadas, aunque es enérgico, y con su familia es otro, es autoritario y habla con groserías. ‘Hijo de su chingada madre’, ‘Este pendejo’, cosas así; con su familia saca su verdadero yo y explota. No es malvado, pero le gusta que se haga lo que él diga, sea lo que sea, le gusta tener la última palabra y por todos los medios trata de que se haga lo que él dice”.
Esta vez, por no escuchar a su hijo, “El Mayo” cayó en una trampa que llevó a su arresto.
La familia de Mini Lic ha sido afectada en los inicios de la ola de violencia de consecuencias incalculables en lo que todo indica será una guerra entre las facciones de los Zambada y Los Chapitos y contra todos aquellos que consideren estiban a sus planes.
El 28 de julio la capilla de la familia Dámaso, ubicada en El Dorado, fue destruida y saqueada en Culiacán, y los cuerpos del abuelo y tío de Mini Lic fueron profanados, sacados de sus tumbas y robados.
Guerra de versiones
En las últimas horas se han multiplicado las versiones periodísticas sobre un presunto secuestro de “El Mayo” en territorio mexicano. Según la versión publicada por periodistas en CrashOut Media, Zambada habría sido capturado en Culiacán dentro de un domicilio, en un operativo de Joaquín Guzmán Júnior y supuestos agentes de Estados Unidos.
Desde la detención de Zambada García, ocurrida el 25 de julio pasado, he hablado con diversas fuentes. Del lado del gobierno de Estados Unidos, la información que he recabado es que no hubo intervención directa el día 25 de julio de agentes estadounidenses en suelo mexicano.
Se afirma que la operación fue estudiada durante varios meses por el FBI bajo supervisión de fiscales. Se discutieron distintas formas de poder lograr la detención de “El Mayo”, en ninguna se pensó pedir colaboración del gobierno de México por desconfianza a que filtraran información a la facción de Zambada y que el trabajo de meses fuera arruinado para siempre. Tampoco se pensó la intervención directa de agentes estadounidenses en territorio mexicano.
Fuentes relacionadas con el caso señalan que ningún fiscal hubiera permitido que agentes americanos participaran directamente en un supuesto secuestro de “El Mayo” porque fácilmente podría ser usado como argumento por el narcotraficante y sus abogados para desvirtuar la legalidad de la detención. Se señala que no se había trabajado por más de un año para hacer una captura en condiciones que luego afectaran en el juicio y fueran usadas para desvirtuar los cargos en su contra ante un jurado.
Se asegura que, cuando las autoridades americanas supieron que el avión que transportaba a Joaquín Guzmán Júnior estaba en camino a Estados Unidos, no tenían certeza de si había logrado o no el objetivo de traer consigo al legendario narcotraficante que durante seis décadas fue líder del Cartel de Sinaloa sin pisar nunca la cárcel.
De acuerdo al documento de la orden de arresto cumplida, esta ocurrió en El Paso Texas, y no en Nuevo México, como en un inicio se había dicho.
Se reitera que “El Mayo” no se entregó, sino que se trató de un arresto tan sorpresivo que ha tomado desprevenida a su facción y comienza a generar tensiones al interior, donde se comenta que el descuido y exceso de confianza del veterano narco puso en peligro a sus subalternos, socios, aliados, cómplices y hasta su propia familia.
“El Mayo”, ¿víctima o victimario?
“El Mayo” Zambada ha designado a dos abogados de defensa: Frank A Pérez y Raymundo Velarde, cada uno de despachos distintos. Pérez fue también defensor de Vicente Zambada Niebla, hijo del capo, en el último de tramo de su juicio en la corte de distrito norte en Chicago, Illinois.
Pérez dijo el fin de semana al periodista Keegan Hamilton, editor de Los Angeles Times, que su cliente fue “emboscado” por un grupo de 6 personas con uniforme tipo militar y Joaquín Júnior.
“Le ataron de piernas y le colocaron una bolsa negra en la cabeza. Luego lo arrojaron a la parte trasera de una camioneta y lo llevaron a una pista de aterrizaje. Allí lo obligaron a subir a un avión, Joaquín lo ató al asiento y lo trajeron a Estados Unidos contra su voluntad”, dijo Pérez, describiendo el hecho como si fuera un secuestro.
El abogado no mencionó que oficiales del gobierno de Estados Unidos hubieran participado, y dijo que en el avión solo viajaron un piloto, “El Mayo”, y Joaquín Guzmán López.
Cabe señalar que desde hace décadas es común que los sicarios de las distintas facciones del Cártel de Sinaloa usen uniformes y armamento de tipo militar.
En la investigación que estoy realizando he tenido conocimiento que en diversas ocasiones Frank Pérez había viajado de Estados Unidos a Sinaloa para reunirse con “El Mayo”, antes de su captura.
La información respecto al estado físico de “El Mayo” es que es que él no denunció que había fue golpeado y secuestrado por Joaquín Guzmán Júnior, ni por autoridades americanas, en las cuatro ocasiones en las que tuvo oportunidad de hacerlo.
La primera fue cuando tuvo contacto con los agentes aprehensores que lo arrestaron al aterrizar en suelo americano. Ahí le leyeron sus derechos, como indica la Ley Miranda. Ismael Zambada García se señala que no denunció el supuesto secuestro ni golpes.
La segunda ocasión fue cuando fue procesado, es decir, cuando se le tomaron huellas, datos generales y su primera declaración. Allí pudo denunciar los hechos ante los agentes pero no dijo nada sobre los supuestos eventos.
La tercera oportunidad que tuvo el líder del Cártel de Sinaloa fue cuando ingresó al Buró Federal de Prisiones (BOP), donde se le hizo una revisión médica, y donde por protocolo se pregunta a todos los detenidos si tienen alguna herida y sobre su estado de salud. Si el médico ve heridas o que se queje de algún dolor, no admite en la cárcel al detenido y lo manda a un hospital para que otro médico lo revise y lo dé de alta.
De haber ocurrido los hechos violentos contra un sujeto de condición frágil como “El Mayo”, de 76 años de edad, sin duda habrían dejado huellas visibles y dolor manifiesto.
Y la cuarta ocasión fue el 26 de julio cuando fue presentado ante la jueza Kathleen Cardone. En dicha audiencia, en la que contó con un traductor, se declaró inocente de los cargos de narcotráfico y lavado de dinero, pero ni él ni su abogado mencionaron ante la jueza el supuesto secuestro y violencia física. Según las crónicas publicadas por diversos medios, “El Mayo” fue presentado con uniforme naranja de alta peligrosidad, en silla de ruedas.
Fuentes familiarizadas con estos procedimientos señalaron que, si bien es cierto que el juez en la primera audiencia les habría dicho que ese no era el momento, por el golpe mediático e impacto que esto hubiera provocado “El Mayo” y su abogado lo habrían dejado asentado desde esa primera audiencia.
De acuerdo a documentos de la Corte Federal del Distrito Oeste de Texas, el 26 de julio Zambada García firmó un documento donde renunció a su derecho de una audiencia preliminar y a una audiencia para fijar una fianza, en la que el juez debía valorar las pruebas en su contra y determinar si procedía o no. “Me informan que si renuncio a mi derecho a una audiencia para fijar fianza seguiré detenido sin fianza hasta que se me someta a juicio”, firmó “El Mayo”.
Habrá que esperar que testimonios o evidencias presenta la defensa del líder del Cartel de Sinaloa sobre sus dichos, y si apoya la versión dada sobre la supuesta presencia de funcionarios norteamericanos en territorio mexicano cuando cayó en la trampa tendida por Los Chapitos.
El testimonio de Joaquín Guzmán Júnior
Si estos supuestos eventos fueran dirimidos en una corte de Estados Unidos, Joaquín Guzmán Júnior deberá ser llamado a declarar sobre la forma en que “El Mayo” terminó en el avión que lo llevó a Estados Unidos señalan que no se violó la ley y Joaquín deberá decir bajo juramento lo que realmente ocurrió.
Quienes han estado cercanos en la planificación de la operación afirman que se estuvieron planteando distintas modalidades para que Los Chapitos pudieran poner la trampa a “El Mayo”. Pero muchas fueron descartadas. Una, por ejemplo, fue que le pusieran la trampa y que el gobierno de México participara en la captura, lo cual fue descartado porque tenían la certeza de que el gobierno de México iba a filtrar la información a “El Mayo”, y este jamás hubiera vuelto a confiar para acudir a una reunión.
Ese día, en Estados Unidos se sabía que Joaquín Guzmán Júnior era el señuelo para la trampa para llevar a “El Mayo” a Estados Unidos, pero no tenían certeza de que iba a ser exitosa hasta que aterrizó el avión. Algunos funcionarios de ese país quedaron realmente sorprendidos.
Joaquín Guzmán Júnior actuó voluntariamente y tomó las acciones para lograr llevar a “El Mayo” ante la justicia de Estados Unidos, con el fin de obtener beneficios en los procesos judiciales que hay en contra de él y su hermano Ovidio Guzmán. Y los más interesados en que declare como fueron exactamente los hechos son las autoridades norteamericanas.
Por su parte el propio “El Mayo” Zambada durante algunos años a través de su hijo Vicente Zambada Niebla, alias Vicentillo, había tenido contactos con agentes de la agencia antidrogas DEA con quienes había estado hablando con el plan de colaborar para la captura de otros narcotraficantes como ya en el pasado habían hecho él y su socio El Chapo Guzmán, hechos revelados por el propio Vicentillo en su diario publicado en mi libro “El Traidor”.
En el pasado, otros miembros del Cartel de Sinaloa plantearon diversos argumentos para desvirtuar su detención ante cortes de Estados Unidos, al ser presentados bajo arresto.
Por ejemplo, los abogados de defensa de Vicentillo, luego de ser extraditado a Estados Unidos en 2011, argumentaron durante su proceso legal en la corte de distrito norte de Illinois, en Chicago, que no podía ser juzgado en Estados Unidos porque, a través de negociaciones con la agencia antidrogas DEA, tenía “autoridad pública” para participar en el tráfico de drogas. Es decir, tenía permiso de hacerlo.
El tema nunca tuvo que ser dirimido y probado en una corte porque Vicentillo se declaró culpable y aceptó colaborar con el gobierno de Estados Unidos a cambio de una sentencia benévola.
Jesús Beltrán, apodado El Trébol, miembro del Cártel de Sinaloa, cuñado de Alfredo Guzmán, líder de Los Chapitos, luego de semanas de ser extraditado a Estados Unidos argumentó ante la Corte Federal del Distrito Norte en Chicago, que cuando fue detenido en México había sido torturado por autoridades mexicanas ante la presencia de agentes de la DEA. El juez le dio la oportunidad de presentar pruebas. Al final, su argumento no pudo ser probado ante el juez, fue a juicio y luego sentenciado a más de 20 años de prisión.
El 1 de agosto es la próxima audiencia de Zambada García en Texas, y la de Joaquín Guzmán Júnior, este 30 de julio en Chicago.