Publicado: enero 4, 2025
Tomiko Itooka, reconocida como la persona más anciana del planeta, falleció a los 116 años el pasado 29 de diciembre en Ashiya, Japón. La noticia fue confirmada este sábado por las autoridades de la ciudad. Itooka dejó un legado que inspira reflexión sobre la longevidad, la historia y los desafíos demográficos actuales en Japón.
Una vida marcada por la historia y los cambios sociales
Tomiko Itooka nació el 23 de mayo de 1908 en Osaka, Japón, y vivió durante más de un siglo testigo de eventos históricos como dos guerras mundiales, pandemias globales y avances tecnológicos que transformaron la humanidad. La japonesa fue reconocida como la persona más anciana del mundo en agosto de 2024, tras el fallecimiento de la española María Branyas Morera, quien tenía 117 años.
En su juventud, Itooka practicó voleibol, y durante sus últimos años disfrutaba de comidas simples como bananas y Calpis, una bebida japonesa a base de leche. Desde 2019, residía en un hogar para ancianos en Ashiya, donde vivió sus últimos días rodeada de tranquilidad.
El alcalde de Ashiya, Ryosuke Takashima, expresó su gratitud hacia Itooka: “La señora Itooka nos dio coraje y esperanza a través de su larga vida. Le damos gracias por ello”.
Un país de longevidad y desafíos demográficos
Japón es conocido por ser uno de los países con mayor esperanza de vida. En septiembre de 2024, el país registró más de 95.000 personas centenarias, de las cuales el 88% son mujeres. Sin embargo, la longevidad también plantea retos: un tercio de los 124 millones de habitantes tiene 65 años o más, lo que incrementa los costos en salud y servicios sociales, mientras que la población activa disminuye.
Esta crisis demográfica obliga al país a buscar soluciones sostenibles para atender a su creciente población mayor.