Publicado: enero 6, 2025
Mario Fernández Ortiz, recordado con cariño como el “Papá de los Puentes” en Costa Rica, falleció este domingo 5 de diciembre a los 92 años. Su trayectoria profesional y su impacto en la infraestructura nacional dejaron una huella imborrable que sigue siendo ejemplo de dedicación y compromiso con el desarrollo del país.
Una vida al servicio del progreso
Fernández Ortiz ocupó el cargo de ministro de Obras Públicas y Transportes en dos periodos distintos. La primera vez fue durante el gobierno de Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), y más adelante volvió a liderar el MOPT bajo la presidencia de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002). Durante su gestión, se enfocó en la reparación y construcción de puentes en todo el territorio nacional, logrando conectar comunidades que antes se encontraban aisladas. Su incansable labor le valió el apodo que hoy define su legado: el “Papá de los Puentes”.
Además de su trabajo en infraestructura, Fernández Ortiz destacó por su amor al deporte en su juventud. Fue un atleta sobresaliente en disciplinas como natación y baloncesto, llegando incluso a jugar en la primera división de este último. Su disciplina y perseverancia en el deporte se reflejaron también en su carrera profesional.
Más allá de la ingeniería
Tras su retiro, Mario Fernández encontró una nueva forma de contribuir a la sociedad. Creó el programa “Café de las 10”, un espacio de reflexión y debate que transmitía desde el Indoor Club. Este proyecto, aunque distinto a su trayectoria como ingeniero, permitió que su voz continuara presente en las discusiones sobre temas relevantes para el país.
Un adiós lleno de gratitud
Los actos fúnebres para despedir a Mario Fernández Ortiz se están llevando a cabo desde este domingo en la Funeraria del Recuerdo, ubicada en Los Yoses, junto a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este lunes 6 de enero, se realizará una misa en la iglesia de San Pedro a las 11 de la mañana, seguida por el entierro en el cementerio de esa localidad.
La partida de Fernández Ortiz deja un vacío en el ámbito de la ingeniería y en los corazones de quienes reconocen su labor como un pilar fundamental para el desarrollo de Costa Rica. Su vida y legado son testimonio de cómo el trabajo arduo, la visión y el compromiso pueden transformar un país.