“Yo mismo anhelaba este momento de la verdad”. Así comenzó el discurso del primer ministro de Francia, François Bayrou, ante los miembros de la Asamblea Nacional Francesa. Bayrou llevaba apenas nueve meses en el cargo y ya tuvo que ganarse la confianza de los parlamentarios. Pero el lunes (08.09.2025) perdió la moción de forma apabullante (364 votos frente a 194), y este martes (09.09.2025) presentó su dimisión ante el presidente francés, Emmanuel Macron.
Su tema principal era la deuda de Francia. La segunda mayor economía de la Unión Europea tiene un nivel de deuda de aproximadamente 3,4 billones de euros, casi el 114 por ciento del producto interior bruto (PIB). Según cifras oficiales, el déficit en 2024 fue del 5,8 por ciento del PIB. Ambas cifras son, por lo tanto, casi el doble de lo que estipulan los criterios de estabilidad de la UE: un nivel de deuda del 60 por ciento y un 3 por ciento de nuevos préstamos anuales.
Francia tendrá que pagar 55 000 millones de euros solo en intereses este año, sin incluir las amortizaciones. Y el año que viene, serán 66 000 millones de euros, afirmó Bayrou, recordando a los parlamentarios que el país no ha tenido un presupuesto equilibrado en 51 años, desde 1974.
Bayrou, de 74 años, veía al país expuesto a una “inundación imparable de deuda”, en la que los acreedores exigen más de lo que el país puede ganar con trabajo. Apeló a los parlamentarios: “Tienen el poder de derrocar al gobierno, pero no el de borrar la realidad”, les dijo.
Para frenar el pago de la deuda, Bayrou quería implementar en 2026 un programa de austeridad que permitiera ahorrar unos 44 000 millones de euros. El plan de eliminar dos días festivos causó controversia entre la población francesa.
El Parlamento le retiró la confianza a Bayrou
Las protestas también se avecinaban en el Parlamento. Por ello, Bayrou había convocado él mismo la moción de confianza del lunes, incluso antes de que se votara sobre sus planes de austeridad. El resultado fue claro: solo 194 diputados expresaron su confianza en el primer ministro, mientras que 364 la rechazaron.
Benjamin Morel describe la decisión de Bayrou sobre la moción de confianza como un “suicidio político”. Quería asegurar el apoyo a su plan presupuestario, según declaró a DW el profesor de Derecho Público de la Universidad de París Panthéon-Assass. Sin embargo, Bayrou claramente sobreestimó sus posibilidades de ganar la votación.
Votación condenada al fracaso
Incluso antes de la votación, era evidente que el primer ministro francés tenía pocas posibilidades de ganar. Los líderes de los partidos, en particular los de izquierda y extrema derecha, habían dejado claro que no votarían por Bayrou.
Bayrou es el líder del partido liberal Movimiento Demócrata (MoDem), que coopera con el partido Juntos (Ensemble,) del presidente Macron, en la Asamblea Nacional. Sin embargo, la alianza no tiene mayoría ni en la Cámara Baja ni en el Senado.
Ahora es el turno de Emmanuel Macron
Se espera que Macron acepte la dimisión de Bayrou, junto con una solicitud de que el primer ministro permanezca en el cargo de manera interina hasta que el mandatario encuentre un reemplazante.
Benjamin Morel afirma que la principal tarea de un nuevo primer ministro será garantizar la concreción de un nuevo presupuesto para 2026, presionado por el tiempo. Sin embargo, encontrar un premier que logre el apoyo de la mayoría sigue siendo difícil. Los partidos de la oposición, en particular, no tienen ningún interés en hacerle las cosas fáciles al Gobierno. El partido de ultraderecha Agrupación Nacional (AN), de Marine Le Pen, por ejemplo, ha puesto como objetivo la disolución del Parlamento y, por consiguiente, la convocatoria a nuevas elecciones.
Eric Maurice, analista político del European Policy Center, también prevé que Macron tendrá dificultades para encontrar el equilibrio político adecuado. Según ambos expertos, la clave reside en hallar un candidato que pueda mantener el apoyo de la centroderecha a Macron y, al mismo tiempo, aunar los votos de los socialdemócratas. Maurice espera que la próxima nominación se centre más en contenidos sustanciales que en nombres.
Sin embargo, es poco probable que se convoquen nuevas elecciones por el momento; Emmanuel Macron ya ha rechazado estas demandas en repetidas ocasiones. El presidente francés ha descartado su propia dimisión antes del final de su mandato, en 2027.
¿Qué significa la crisis del gobierno francés para la UE?
Es probable que Bruselas siga atentamente los acontecimientos en París. Al fin y al cabo, Francia es la segunda mayor economía de la UE después de Alemania. A menudo se hace referencia a ambos países como el “motor de la integración europea”. Si bien Maurice no prevé que el impacto sea tan grave como durante la crisis del euro, que comenzó en 2008, la inestabilidad en Francia podría tener consecuencias económicas para el resto de la UE, por ejemplo, debido a la falta de inversión o la reducción de la productividad.
Un estancamiento político en Francia también tendría consecuencias políticas para el bloque comunitario. Por ejemplo, sin un nuevo gobierno, el país podría no adoptar posturas claras sobre política migratoria, agrícola, comercial o industrial; o el papel de Francia en la UE podría cambiar con un nuevo gobierno.
En política exterior no habrá modificaciones en lo que respecta a Ucrania mientras Macron siga en el cargo. Sin embargo, Maurice afirmó que le será difícil cumplir. Aumentar el presupuesto de defensa según lo previsto será difícil si no hay presupuesto, o si este se pospone.