El horror vivido en San Juan de La Unión, Cartago, en agosto del 2019, finalmente tuvo una resolución en los tribunales. Una madre, de apellidos Cortinez Aguilar, fue sentenciada a 25 años de cárcel tras intentar asfixiar a su hija de 7 años y, posteriormente, arrojar a su bebé de 3 meses en una alcantarilla.
La decisión del Tribunal Penal de Cartago se basó en las pruebas presentadas por la Fiscalía de la Niñez y Adolescencia, donde se evidenció la extrema peligrosidad de la mujer y la brutalidad de sus actos.
Un testigo impidió una tragedia aún mayor
Según narró el fiscal coordinador Jorge Meckbel en entrevista con CRHoy, la mujer entró en una especie de estado de alteración después de que su hija mayor le confesara que había sido abusada por su padrastro. En lugar de protegerla, decidió asfixiarla hasta dejarla inconsciente.
Tras el ataque, la mujer salió de la casa con su otro hijo, un bebé de apenas 3 meses, y comenzó a deambular por las calles en un estado errático. Un vecino, quien presenció la escena, relató que la mujer intentaba abrir puertas de distintas casas con una llave sin sentido alguno y que, en un momento, rompió un tubo de agua potable, mojándose a ella misma y al bebé.
Lo más aterrador ocurrió después. Según el testigo, la mujer levantó la tapa de una alcantarilla y parecía dispuesta a introducir al niño dentro. En ese instante, el hombre le gritó con fuerza, cuestionándole qué estaba haciendo.
La rápida reacción de un vecino y la Policía evitó lo peor
Gracias a la intervención de este vecino y su llamada al 9-1-1, la Fuerza Pública llegó a tiempo al sitio e impidió lo que pudo haber sido una tragedia aún mayor.
“Si ese hombre no hubiese actuado en ese momento, estaríamos lamentando un doble homicidio”, explicó el fiscal Meckbel.
Madre enfrentará 25 años de cárcel
Tras evaluar las pruebas presentadas y las declaraciones de los testigos, el Tribunal Penal de Cartago dictó una sentencia de 25 años de prisión por tentativa de homicidio.
Según la investigación, la mujer era consumidora de drogas, específicamente cocaína, y su estado de alteración habría sido un factor determinante en su conducta.
Este caso ha generado gran indignación en la sociedad costarricense, no solo por la crueldad de los hechos, sino porque refleja la importancia de que las denuncias por abuso infantil sean atendidas con urgencia y que los niños cuenten con redes de apoyo seguras.
Las autoridades hacen un llamado a la población para reportar cualquier situación sospechosa y así evitar que más niños sean víctimas de violencia dentro de sus propios hogares.
Fuente: CRHoy
