
Publicado: marzo 11, 2025
Reverso en la política comercial tras una llamada con autoridades canadienses
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, modificó su postura respecto al incremento de aranceles a los productos siderúrgicos de Canadá. Luego de anunciar en la mañana que duplicaría los gravámenes a la importación de acero y aluminio, el mandatario retrocedió en su decisión tras una conversación entre el primer ministro de Ontario, Doug Ford, y el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick.
Este giro se produjo horas antes de que entrara en vigor la medida, la cual habría elevado los aranceles del 25% al 50%. La Casa Blanca indicó que la administración reconsiderará la aplicación de estos impuestos en función de las acciones del gobierno canadiense.
Tensión comercial entre ambos países
El cambio en la postura de Trump surge en respuesta a la decisión de Ontario de aplicar un recargo a las exportaciones de electricidad hacia tres estados de EE.UU., lo que generó molestia en la administración estadounidense.
El mandatario expresó su descontento a través de su red social Truth Social, calificando la medida canadiense como una acción hostil hacia su país. Sin embargo, tras la conversación entre Ford y Lutnick, se acordó suspender el recargo eléctrico, lo que llevó a Trump a dar marcha atrás con los aranceles.
El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, confirmó la decisión en una rueda de prensa, asegurando que los gravámenes adicionales no se implementarán de inmediato.
Canadá, el país más afectado por la medida
Canadá es uno de los principales exportadores de aluminio y acero hacia Estados Unidos. Según datos del consultor EY-Parthenon, el país norteamericano suministra el 50% del aluminio y el 20% del acero importado por EE.UU., por lo que cualquier incremento en los aranceles afectaría significativamente a su economía.
El futuro primer ministro de Canadá, Mark Carney, advirtió que su país tomará medidas para minimizar el impacto en su economía y que cualquier represalia comercial tendrá «un impacto máximo sobre Estados Unidos y mínimo sobre Canadá».
Carney, en un tono desafiante, aseguró que su país no cederá ante las presiones de Washington:
«Que los estadounidenses no se engañen. En el comercio como en el hockey, Canadá ganará.»
Las amenazas de Trump y su propuesta de anexión
A pesar de su decisión de frenar temporalmente el incremento de aranceles, Trump lanzó una advertencia adicional. Afirmó que, si Canadá no elimina lo que él considera «tarifas atroces», impondrá nuevos impuestos a la importación de automóviles a partir del 2 de abril, lo que podría tener un impacto devastador en la industria automotriz canadiense.
En un comentario polémico, el presidente sugirió que la única solución viable para Canadá sería convertirse en el «estado 51» de EE.UU.. Según él, esto eliminaría todos los aranceles y problemas fronterizos y garantizaría una mayor seguridad tanto en el ámbito económico como militar.
Escalada de tensiones en el horizonte
La relación comercial entre Canadá y Estados Unidos ha atravesado diversas fricciones a lo largo de los años, especialmente durante la administración de Trump. Aunque en esta ocasión la crisis arancelaria parece haber sido contenida temporalmente, los comentarios y amenazas del mandatario sugieren que la tensión podría resurgir en cualquier momento.
El futuro de la relación bilateral dependerá de cómo ambas naciones manejen sus diferencias y de las decisiones que tomen respecto a los acuerdos comerciales vigentes.