Migrantes deportados de EE. UU.
Angie Cruickshank, Defensora de los Habitantes, describió la llegada de los migrantes deportados provenientes desde Estados Unidos como devastadora e inhumana por las condiciones en que se hizo.
El sentimiento generalizado era de duda, de desesperación, de falta de información (…) Fue una experiencia dura.
Había un ambiente de mucha desolación, desesperación, de duda, de confusión. Hacía falta la presencia de más traductores porque la gran mayoría no habla ni ruso, ni inglés, ni español, ni mandarín, hablaban otros idiomas.
Fue devastador presenciar eso y conversar con las personas, mucha inhumanidad“, relató la Defensora.
{{slide.text | html}}
{{slide.text | html}}
{{slide.text | html}}
Cruickshank también confirmó que varios hombres le mostraron marcas que evidenciaban que habían viajado esposados, mientras que otras personas le indicaron que los niños llegaron con hambre y agotamiento.
Según relató, la Defensoría de los Habitantes se presentó este jueves desde temprano en el Aeropuerto Juan Santamaría para recabar información sobre los 135 migrantes que llegaron en el vuelo comercial y la metodología de trabajo aplicada.
“Pudimos presenciar y ser parte de una presentación de un ‘protocolo’, aunque nunca tuvimos claridad sobre su contenido. Incluso solicitamos información puntual sobre las personas que venían en el avión y, hasta el momento, no la hemos recibido. Esto ha dificultado nuestra labor de cotejo de la información brindada por las autoridades con la realidad que observamos en el lugar“, explicó Cruickshank.
Por su parte, el ministro de Seguridad, Mario Zamora, aseguró que la Defensoría solo estuvo presente un par de horas. Sin embargo, Cruickshank desmintió esa afirmación.
“Nos sorprende la respuesta del señor ministro. Al parecer, no se percató de la presencia de funcionarios de la Defensoría de los Habitantes“, declaró la defensora.
Principales observaciones de la Defensoría de los Habitantes y del Instituto de Derechos Humanos:
Falta de un lugar adecuado: No se dispuso en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría de un espacio adecuado para su llegada y permanencia hasta su traslado al CATEM-Sur, considerando que se trataba de un número elevado de personas. Pese a que el vuelo duró más de cuatro horas, fueron trasladados de inmediato en autobús para un viaje de aproximadamente siete horas.
Incertidumbre: Los migrantes indicaron que carecían de información sobre el país de llegada, los procedimientos migratorios que se aplicarían y el lugar y tiempo aproximado de traslado. También pedían ejercer su derecho a comunicarse con sus familiares y solicitaban apoyo para lograrlo. Consultaban sobre su permanencia en el país y el plazo estimado de estadía, entre otros aspectos. “La falta de esta información incrementó la angustia y la incertidumbre de estas personas”, aseguró la Defensoría.
Traducción limitada: Los traductores ofrecieron un mensaje muy básico, “sin abordar las necesidades ni los llamados propios de las personas deportadas”.
Despojo de documentos: Los migrantes fueron despojados de sus documentos de identidad, incluidos sus pasaportes, lo que limitó la posibilidad de verificar los vínculos familiares.
Falta de intervención: El PANI no brindó un abordaje integral a los menores de edad en el aeropuerto. El INAMU y el Conapam ni siquiera estuvieron presentes.
Uso de esposas: Algunos hombres mostraron marcas en varias partes de su cuerpo.
Falta de verificación médica: No hubo una atención prioritaria e individualizada para cada persona que permitiera identificar requerimientos médicos particulares.
Atención psicológica: Se observó que algunas personas requerían contención emocional; sin embargo, no se brindaron primeros auxilios psicológicos.
Source
Ambar Segura