La educación pública enfrenta un panorama crítico en Costa Rica. Fondos congelados, recortes presupuestarios y deficiencias en la formación docente fueron algunos de los temas abordados en la conferencia Retos a los sistemas educativos y a la formación de profesionales de la educación, el pasado 4 de febrero en el Auditorio Clodomiro Picado de la Universidad Nacional (UNA).
Carlos Calvo Muñoz y Silvia López de Maturana Luna, especialistas en educación, expusieron sobre los desafíos estructurales de la enseñanza y la urgencia de un cambio en el modelo educativo.
“Ser docente no es solo impartir una materia, es asegurar que el estudiante aprenda”, enfatizó Calvo, al advertir que muchos de estos profesionales carecen de formación pedagógica y solo reproducen contenidos sin garantizar comprensión. López reforzó esta idea al indicar que “la educación sigue estancada porque no ha habido una crisis que obligue a cambiar el paradigma. Falta un número crítico de afectados para que se impulse una transformación real”.
En la actividad se expuso la falta de inversión en educación: ₡7.710 millones destinados a becas del programa Avancemos, ₡2.000 millones para educación superior y recursos para comedores escolares permanecen inactivos, mientras universidades públicas, sindicatos y organizaciones civiles denuncian el desfinanciamiento del sector.
Francisco González Alvarado, rector de la UNA, recordó el contexto en el que nació la Universidad Nacional en 1973: “Costa Rica tomó la decisión de crear una tercera universidad pública en medio de conflictos en Centroamérica y una polarización global. Esa visión transformó el país y sigue siendo clave para el desarrollo y la democracia”.
Por su parte, Susana Jiménez Sánchez, vicedecana del Centro de Investigación y Docencia en Educación (Cide), señaló que el curso lectivo 2025 inicia con 825 órdenes sanitarias vigentes en instituciones educativas, ausencia de concursos docentes y un presupuesto en su punto más bajo.
“No hay pruebas de idoneidad para el personal docente, a pesar de que la ley lo exige. La violencia en los centros educativos aumenta y el desgaste profesional es evidente”, alertó Jiménez.
“Se enseña, pero no se aprende”
El especialista Calvo Muñoz fue contundente al describir la realidad en las aulas: “En el pasado, de cada 100 niños que ingresaban a la escuela, solo uno se graduaba. Los otros 99 simplemente desaparecían del sistema”.
Además, cuestionó la formación docente : “Hay colegas con posdoctorados que no saben enseñar. Creen que su trabajo termina al dar la clase, cuando la verdadera responsabilidad es asegurarse de que los estudiantes comprendan”.
Por su parte, López de Maturano advirtió que el sistema educativo ha condicionado a los estudiantes a memorizar información sin comprenderla. “Se preparan para exámenes, no para aprender. Se convierten en reproductores de contenido y no aplican lo que estudian en la vida real”, explicó.
Ambos expertos coincidieron en que la educación no debe limitarse a la escolarización. “Aprender es inevitable, pero el sistema ha enseñado a los estudiantes a no gustarles ciertas materias. Crecen sacando buenas notas, pero sin entender lo que realmente saben”, destacó el conferencista.
¿Hacia dónde avanzar?
La conferencista Silvia López propuso estrategias para mejorar la enseñanza: “La educación comunitaria, la colaboración entre escuela y familias, la inversión en educación temprana y la reivindicación del rol docente son urgentes”.
Calvo cerró con un llamado directo: “Si un profesor se enorgullece de que más del 90% de su clase reprueba, debe retirarse de la docencia. No podemos seguir dañando generaciones de estudiantes”.
El evento dejó en evidencia la necesidad de un replanteamiento profundo en el modelo educativo y en la formación docente, en un contexto de recortes y falta de inversión que amenaza el derecho a una educación de calidad en nuestro país.
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Natalia Salas Gómez