No hay que tenerle miedo a la renuncia del Presidente Rodrigo Chaves, hay que aceptársela si la presenta

Lo que sigue es como un cuento chino, pero no está alejado de la realidad.
Analizando las aspiraciones políticas del presidente Rodrigo Chaves Robles, que él no oculta, orientadas a volver a la Presidencia de la República, en el artículo “Si nada de esto sucede, en el país nada se pierde”, publicado el 8 de julio del 2024, en este mismo periódico, señalé que su mejor opción posible era renunciar a la presidencia, para poder aspirar a ser diputado en el 2026, situación que la Constitución Política le permite, y desde allí dar su lucha para modificar la Constitución, de manera que le permitiera ser candidato presidencial en el 2030, y no en el 2034, como está establecida constitucionalmente su posibilidad actual.
Esto, por las manifestaciones dadas por el presidente, y algunos de sus amigos y asesores, ha despertado el interés público, desatándose una ola de si puede renunciar o no.
En caso de que el presidente quiera continuar en la política activa, con el ánimo presidencial en la mira, solo puede hacerlo, sin dejar de ser Presidente hasta el 2026, desempeñando un puesto de Ministro en el siguiente período gubernativo, 2026-2030, si el nuevo gobierno le nombrara Ministro, y mantendría y prorrogaría su inmunidad, como alto funcionario público amparado a ese derecho.
Como Ministro tendría el espacio público y la tribuna necesaria para mantenerse activo en el accionar político público, como figura destacada. Aún así, tendría que esperar hasta el 2034 para ser candidato de nuevo a la Presidencia.
Pero, como es impaciente en su cometido, en su propósito, de volver a la presidencia, si se pudiera, sin esperar ocho años, la posibilidad más corta es la de que renuncie a la presidencia antes del 31 de julio de este año, seis meses antes de la próxima elección.
La Constitución Política da la posibilidad de que los altos funcionarios de Estado o de Gobierno, si quieren participar en puestos de elección popular en la campaña electoral del 2026, deben renunciar en este mes de enero, un año antes de la elección. En el caso del Presidente señala que puede hacer su renuncia, si desea aspirar a una diputación, seis meses antes de la elección, es decir a más tardar el 31 de julio próximo.
La decisión de renunciar es personal de quien puede dejar o puede abandonar un cargo, como es el de Presidente de la República. Su obligación es comunicarla a la Asamblea Legislativa, quien por la Constitución Política está señalada para CONOCER de esa renuncia.
En este caso el CONOCIMIENTO que la Asamblea Legislativa recibe de la renuncia presidencial es de mero trámite, ES TOMAR NOTA de la Renuncia, DE ACEPTARLA sin mayor trámite, sin observaciones, SIN REVOCACIÓN alguna. No tendría significado alguno que la Asamblea le revoque, que no le acepte la renuncia, si ya no quiere seguir en el cargo. Esto es lo más absurdo.
Su renuncia puede generar cualquier discusión política, como ya la está produciendo su sola posible renuncia que pueda realizar Rodrigo Chaves.
Cuando el Presidente destituye ministros no le informa a nadie porque son de su elección, y quien elige es el que puede destituir.
En el caso presidencial viniendo del voto popular, del pueblo soberano su mandato, es la Asamblea Legislativa la que conoce, la que se entera y acepta esa renuncia, por considerarse que la Asamblea Legislativa es la expresión de esa soberanía popular, de una manera más amplia que el Poder Ejecutivo, porque hay diversidad de partidos políticos, en tanto en el Poder Ejecutivo hay solo un partido político representado.
CONOCER para la Asamblea Legislativa, en este supuesto caso de la renuncia presidencial NO LA OBLIGA A RESOLVER O DECIDIR sobre esa decisión. CONOCER en este caso ES DARSE oficialmente POR ENTERADA de la renuncia, RECIBIR la renuncia, ACEPTARLA y PROCEDER A DESARROLLAR LA SUSTITUCION constitucional pertinente del Presidente.
EL PRESIDENTE NO TIENE QUE MOTIVAR LA RENUNCIA señalando sus aspiraciones a una diputación, tema que tampoco podría intervenir la Asamblea Legislativa para validar o no su decisión, para impedirle ser candidato a diputado, lo que lo le prohíbe la Constitución Política, si renuncia seis meses antes de la elección de diputados.
EL CONOCIMIENTO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA es el de tener la debida notificación de su renuncia. Conocimiento de la Asamblea Legislativa NO ES INTERVENIR en su renuncia. En el sentido más estricto jurídico ES SOLO DARLE EL TRAMITE A LA RENUNCIA CON SU ACEPTACIÓN. NO SE TRATA DE ANULAR LA DECISION DE LA RENUNCIA, DEJARLA SIN EFECTO O INVALIDARLA.
LA RENUNCIA AL CARGO ES EL DERECHO DEL PRESIDENTE DE ABANDONAR SU TRABAJO. Es simplemente el abandono notificado a la Asamblea Legislativa del cargo público con el que está investido Rodrigo Chaves Robles. La renuncia es un abandono voluntario del cargo que tiene por derecho.
En la historia legislativa ha habido renuncias de diputados, que no tienen discusión alguna en la Asamblea Legislativa. Recientemente hubo una sin mayor trámite parlamentario. Tan solo se informó al resto de los diputados de esa dimisión y de su sustitución legislativa.
En otro período legislativo, la renuncia forzada que se le hizo a un diputado del Frente Amplio no produjo discusión de aceptación o no en la Asamblea Legislativa. Un renuncia presentada ante el Tribunal Supremo de Elecciones, un fin de semana, el lunes el Tribunal, de una manera aceleradísima la tenía resuelta y había declarado el sustituto del diputado, para su trámite legislativo.
Hace algunos años, en 1982, cuando la Coalición Pueblo, constituida por tres partidos, eligió cuatro diputados, tres de Vanguardia Popular, uno del Movimiento Revolucionario del Pueblo y ninguno del Partido Socialista, se presentó el caso de la renuncia del diputado comunista Eduardo Mora Valverde, para darle su lugar a Alvaro Montero Mejía, porque el pacto de Coalición de Pueblo Unido había garantizado que en un caso así se renunciaría a una diputación para que los tres partidos de la coalición estuvieran representados en la Asamblea Legislativa. Al interior de la coalición la discusión de esa renuncia, del diputado Mora Valverde, produjo días muy tensos. Además, porque el Partido Liberación Nacional y otros partidos no tenían interés político de que llegara a la Asamblea Legislativa Alvaro Montero, enfrascándose en la discusión de que no le aceptaban la renuncia a Eduardo Mora, por mero trámite parlamentario, por dificultar la incorporación del diputado Montero Mejía, quien finalmente se impuso la renuncia y Alvaro Montero ocupó su curul.
Discutir en este momento si la renuncia del presidente de la República la Asamblea Legislativa puede negarla, y obligar al Presidente a continuar al frente del Poder Ejecutivo carece de toda objetividad. En el siglo XIX a un Jefe de Estado se le rechazó su renuncia, que finalmente se impuso.
LAS RENUNCIAS POR SU NATURALEZA SON IRREVOCABLES. Son de trámite de aceptación. Quien presenta una renuncia, por la razón que sea, diciendo que es irrevocable está cruzando los dedos para que no se la acepten.
Entendamos con claridad lo siguiente. Rodrigo Chaves Robles llegó a la política nacional como un buen paracaidista, como un costarricense que había dedicado casi toda su vida laboral a organismos internacionales. No tenía historia nacional conocida ni conocía mucho de la Historia Nacional. Fue invitado a ejercer un Ministerio de Hacienda en el gobierno de Carlos Alvarado. Duró pocos meses.
Su paso por el Ministerio le dio cierto carisma que lo hizo sobresalir como un posible candidato presidencial, de partidos políticos no tradicionales, porque los tradicionales ya tenían candidatos. Así encontró, después de varios esfuerzos y conversaciones con diversas organizaciones y pequeños partidos en marcha de constitución, el partido que le dio cabida.
A su alrededor se reunieron las personas que finalmente dieron la cara a las elecciones con él a la cabeza. Supo interpretar muy bien el momento político que vivía y distinguió de modo excelente qué debía golpear con su discurso y a cuáles personajes colocar en el banquillo de los acusados. Igualmente, trazó en su discurso el mensaje que le llegaba a los marginados, a los excluidos, a los desfavorecidos de las políticas sociales, a los inconformes con los partidos tradicionales de los cuales se sentían defraudados. Los escándalos de corrupción de estos últimos 25 años en los gobiernos le sirvieron de caldo para su ascenso electoral.
Así logró llegar de segundo en la primera ronda electoral. Para la segunda ronda contó con la huída de los electores que no querían votar por José María Figueres y el partido Liberación Nacional, como candidato alternativo, facilitando su triunfo electoral. Así llegó a la Presidencia.
En Zapote empezó a conocer mejor el engranaje del gobierno y del Estado. Chocó con la institucionalidad, con la cual todos los anteriores presidentes también chocaban.
Empezó a enfrentar problemas que lo llevaron a plantear demagógicamente que no le dejaban gobernar cuando él quería gobernar para los pobres y los marginados históricos de los partidos tradicionales.
Se enfrentó a los poderes públicos, a los medios de prensa y gestores de opinión que le criticaban.
Ha hecho de estos enfrentamientos públicos buenas banderas a su favor. Ha puesto mucha tensión política en el país. Ha colocado la POLITICA en niveles diferentes a los esquemas tradicionales. Sus solas conferencias semanales, de los miércoles, le ha colocado con mayor proyección nacional y regional real que cualquier otro presidente o político nacional.
Su decidido papel al frente del Ejecutivo Nacional lo ha llevado a plantear de una manera autoritaria y populista la necesidad de continuar en el ejercicio político, en la esfera pública. Se ha engolosinado con el Poder, con el Mando, con el Gobierno bajo su dirección.
No pudiendo mantenerse de manera continua, por reelección consecutiva, porque la Constitución Política no lo permite, ha planteado la convocatoria de una Asamblea Constituyente para establecer las reformas que se lo permitan. Ha planteado tener más poder concentrado en su persona para acabar con las estructuras de los mandos medios de la administración pública, que le entraban su funcionamiento. Junto a ello propone limpiar de igual manera los poderes públicos y a la Contraloría General de la República por las mismas razones.
Su discurso se orienta a acabar con todos los partidos políticos tradicionales y con todos los políticos de esos partidos que para él representan el entrabamiento de su gobierno, los estorbos a la gestión de sus políticas.
En términos generales, con este panorama sin tener Rodrigo Chaves Robles un partido político propio, sin ser un dirigente político nacional, no tiene otra posibilidad de continuar en política si no se mantiene en el escenario político.
La manera de mantenerse con el mismo peso que tiene hoy es ocupando en el próximo gobierno, en el campo legislativo una curul, es siendo diputado en el período 2026-2030, para tratar desde la Asamblea Legislativa modificar la Constitución Política y las Leyes que le sean necesarias para volver a aspirar a la presidencia de la República en el 2030. Además, porque son los diputados los que tienen presencia real ante los medios de comunicación por el seguimiento que le dan al Poder Legislativo. Rodrigo Chaves sabe que él en la Asamblea Legislativa se hará sentir, porque tiene propósitos políticos que no tienen los otros diputados y en cierta forma tampoco los tienen los partidos políticos allí representados. Esto es lo que está planteado. Esta es la realidad política real. Esto es lo que está considerando.
Así lo veo. No le tengo miedo a su renuncia ni a su candidatura a diputado. Creo que de suceder esto va a producirse un gran sismo político nacional. Los partidos políticos tendrán que afinar muy bien a sus candidatos a presidente y a diputados. NO tengo duda que la candidatura a diputado de Rodrigo Chaves Robles, con el apoyo que reflejan personalmente hacia él, las encuestas, es el que va a hacer girar toda la actividad política del segundo semestre de este año.
Hay que entender también que la renuncia a la presidencia de Rodrigo Chaves Robles lleva implícita su renuncia a la inmunidad que goza como Presidente, situación que lo hace frágil frente a la cantidad de acusaciones que tiene en trámite de investigación en la Fiscalía General de la República y otras instancias judiciales, lo que también puede convertirlas en temas electorales de su candidatura.
De producirse esta realidad la campaña política va a girar más sobre los candidatos a diputados que a presidente.
Rodrigo Chaves Robles de lanzarse a diputado va a hacer todo el esfuerzo por tener un número de diputados que le permita tomar decisiones legislativas. Ya dijo claramente que va a ser el próximo Presidente Legislativo. Para ello necesita el mínimo de 29 diputados a su favor.
No hay que tenerle miedo a la renuncia del presidente. De esa manera sale de la dirección del Poder Ejecutivo. Quien le sustituye en los siguientes seis meses no va a tener mucha oportunidad de lucirse, porque las luces y focos se los lleva Rodrigo Chaves. Tampoco se va a sentir un cambio sensible en la dirección del Estado y del Gobierno. Tal vez mejoren las relaciones públicas del Poder Ejecutivo. El Presupuesto nacional ara el periódico 2026 ya estará prácticamente en las primeras fases del trámite legislativo. En eso no va a haber grandes cambios, más allá de lo que puedan presionar los distintos sectores sobre el nuevo presidente.
Los que se oponen a la renuncia del presidente más parece que lo hacen por miedo político de que siga en la política activa desde la Asamblea legislativa.
Lo que hay que mejorar en este caso es la escogencia por parte de todos los partidos políticos de sus candidatos a diputados para el 2026. Y, lo ideal sería, constituir coaliciones políticas para estas elecciones.
¿De usted, querido lector, va a depender esto?
 
[email protected]

Source
Agencia

Show More

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button