¿El estado 51º de EE.UU.? Cómo podría Canadá enfrentarse a Trump

12 de enero de 2025, 19:31 PM

“¡Culpa a Canadá!”, reza la satírica canción de la película animada de 1999 South Park: Bigger, Longer & Uncut, en la que una madre moviliza a su pequeño pueblo de Colorado para hacer frente a la degeneración juvenil. Décadas más tarde, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, parece estar canalizando una energía similar, al culpar a Canadá de la migración ilegal y el tráfico de drogas a través de la frontera norte.

Semanas después de ganar un segundo mandato en la Casa Blanca, Trump amenazó con imponer aranceles de 25% a todas las importaciones canadienses a partir de su primer día en el cargo, incluidos automóviles y piezas de automóviles.

Desde entonces ha intensificado su retórica, bromeando con que Canadá podría anexionarse como el 51º estado de EE.UU. Incluso se burló del primer ministro canadiense Justin Trudeau -que dimitió la semana pasada- llamándole “gobernador” del “gran estado de Canadá”.

¿Bombo o amenaza?

Aunque algunos analistas creen que la retórica es la típica bravuconada de Trump, sus comentarios han sido ampliamente condenados por políticos y economistas canadienses, ya que Canadá no fue uno de los principales objetivos del candidato republicano durante la campaña electoral estadounidense, a diferencia de China, México, los BRICS y la OTAN.

“Llegó como un rayo caído del cielo”, dijo a DW Douglas Porter, economista jefe del Banco de Montreal (BMO), en referencia al ataque de Trump. “No hubo una corriente entre sus partidarios que viera a Canadá como un gran villano, así que lo encuentro desconcertante”.

Porter dijo que el razonamiento de Trump parece estar cambiando a medida que se prepara para asumir el cargo el 20 de enero. “Inicialmente, había preocupaciones sobre la frontera, que creo que Canadá estaría encantada de abordar. Luego se habló del desequilibrio comercial entre Estados Unidos y Canadá. Y en su rueda de prensa del otro día, Trump habló de imponer aranceles económicos a Canadá”, recuerda.

A pesar de defender y firmar el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (Usmca), que entró en vigor en 2020, Trump dice ahora que los vecinos de Washington no han cumplido los términos clave del acuerdo, desde el control fronterizo hasta el comercio. De hecho, el acuerdo se revisará el año que viene.

Trump “es conocido por destrozar sus propios acuerdos para asegurar pactos aún mejores”, dijo a DW Tony Stillo, director de conomía de Canadá en la firma de asesoría económica Oxford Economics. “Aunque ayudó a negociar el Usmca, que sustituyó al Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), ahora lo califica como el peor acuerdo de la historia”.

Sin embargo, EE.UU. tiene desequilibrios comerciales mucho peores con China, México, Vietnam, Alemania y Japón que con Canadá, que fue de casi 55.000 millones de dólares (53.600 millones de euros) el año pasado, según la Oficina del Censo estadounidense.

Canadá recibe subsidios de EE.UU., según Trump

Trump escribió en su plataforma de mensajería Truth Social esta semana que el desequilibrio es efectivamente un subsidio de Estados Unidos a Canadá, diciendo que la mayor economía del mundo “ya no puede sufrir los enormes déficits comerciales que Canadá necesita para mantenerse a flote”.

El comercio entre Estados Unidos y Canadá es una de las asociaciones más extensas e integradas del mundo. El año pasado se realizaron intercambios por un valor de 699.400 millones de dólares. Canadá es el mayor mercado para las exportaciones estadounidenses, por delante de México, Europa y China. Las exportaciones estadounidenses incluyen camiones, furgonetas, automóviles y piezas de automóviles, así como combustibles fósiles. Estados Unidos es también el principal destino de las exportaciones canadienses, ya que más de tres cuartas partes de los bienes y servicios canadienses que salen del país lo hacen a través de la frontera sur.

Problemas para los sectores petrolero y automovilístico

Danielle Smith, la primera ministra de la provincia canadiense de Alberta, rica en petróleo, advirtió que Estados Unidos se dispararía en el pie si Trump cumple sus amenazas. “Cualquier arancel propuesto perjudicaría inmediatamente a las refinerías estadounidenses y también haría que los consumidores paguen más en los surtidores”, advirtió esta semana en la red social X.

La ira de Trump también ha apuntado a la industria automotriz de Canadá, que según el presidente electo ha trasladado la fabricación a través de la frontera norte en los últimos años, lo que ha provocado despidos de trabajadores estadounidenses. Sin embargo, el sector automovilístico de Norteamérica está profundamente integrado y las piezas y los vehículos a menudo cruzan la frontera entre Estados Unidos y Canadá varias veces durante la producción.

Los directivos del sector automovilístico canadiense han advertido que los aranceles podrían alterar las complejas cadenas de suministro y provocar un aumento de los costos y la ineficacia, con el consiguiente incremento de los precios de los vehículos nuevos en ambos países. “Si se impone un arancel de 25% cada vez que una pieza cruza la frontera, los costos se vuelven ridículos”, declaró a DW William Huggins, profesor adjunto de la Escuela de Negocios DeGroote, de la Universidad McMaster.

Esta semana, la cadena canadiense BNN Bloomberg citó a economistas que afirman que los aranceles estadounidenses podrían reducir el producto interno bruto (PIB) de Canadá entre 2 y 4% y llevar la economía a la recesión.

Ottawa prepara medidas

El gobernante Partido Liberal de Canadá no elegirá al sucesor de Trudeau hasta el 9 de marzo. Mientras su marcha deja a su país políticamente sin timón, los responsables políticos canadienses han elaborado una lista de importaciones estadounidenses que podrían sufrir represalias si Trump sigue adelante con su plan arancelario.

Los analistas con los que habló DW dijeron que es probable que Canadá persiga aranceles sobre productos estadounidenses política y económicamente sensibles, como lo hizo en una disputa comercial similar con Trump en 2018 y que se resolvió un año después.

El periódico Global & Mail informó esta semana que Ottawa está considerando aranceles sobre el acero estadounidense, la cerámica, el vidrio, las flores y el jugo de naranja de Florida, entre otros bienes. “Ellos (la parte canadiense) sólo han identificado un puñado de sectores porque no quieren poner todo sobre la mesa todavía para socavar su posición negociadora”, dijo Stillo.

Sin embargo, los líderes canadienses aún no saben exactamente qué pretende Trump. ¿Son sus amenazas arancelarias una táctica de negociación para mejorar el control fronterizo, impulsar la cooperación energética y automovilística o aumentar las contribuciones de Canadá a la OTAN?

“No estamos tratando con una política estadounidense ilustrada de varios pasos”, sostiene Huggins. “Estamos tratando con un matón que dijo ‘Dame el dinero de tu almuerzo’, así que probablemente les daremos el cambio que tenemos en el bolsillo”.

Pero a pesar del trastorno a corto plazo para las economías de ambas naciones, el economista de la Universidad McMaster cree que los responsables políticos en Ottawa buscarán jugar a largo plazo, por una razón obvia. “Dentro de 30 años, Donald Trump no estará vivo, pero Canadá sí”, dijo Huggins a DW.

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