El exjefe de la policía hondureña Juan Carlos “Tigre” Bonilla fue condenado este jueves a 19 años de cárcel por narcotráfico en un tribunal de Nueva York, Estados Unidos, tras declararse culpable de tráfico de drogas y evitar así sentarse en el mismo juicio que el expresidente Juan Orlando Hernández.
Vestido con uniforme de presidiario y con los pies atados con cadenas, el acusado de 65 años pidió al juez que tuviera “piedad” de él considerando su edad, su estado de salud y que tiene nietos y una hija de cinco años a los que quiere volver a “abrazar”.
En su acuerdo de culpabilidad, Bonilla admitió haber contribuido con el tráfico de más de 450 kilos de cocaína entre 2003 y 2016 por territorio hondureño, enviados desde Colombia y Venezuela vía marítima y aérea, y con destino a Estados Unidos.
Extraditado a Estados Unidos el 10 de mayo de 2022, Bonilla fue “un participante esencial en una de las mayores conspiraciones para traficar cocaína en el mundo”, sostuvo la fiscalía, que lo acusó de “abusar de su posición” al frente de la Policía Nacional de Honduras (PNH) para “facilitar el tráfico de cocaína” a cambio de dinero.
En particular, al brindar “protección armada a montañas de cocaína que viajaban a través de Honduras, dirigir a otros agentes corruptos a su cargo para que protegieran esos cargamentos y proporcionar información delicada a las fuerzas del orden en apoyo de su tráfico de cocaína”.
A cambio, el acusado recibió “lucrativos sobornos y fue ascendido dentro de la PNH con el apoyo de sus poderosos aliados políticos, Juan Orlando y Tony Hernández”, según un escrito de la fiscalía.
Asimismo, Bonilla está acusado de matar al narcotraficante rival Franklin Arita y de proteger a miembros de la peligrosa pandilla MS-13.