Diez migrantes murieron por la crecida de un río en una aislada zona de Panamá próxima a la costa del Caribe y de la frontera con Colombia, informó este miércoles la policía fronteriza (Senafront).
“En las afluentes ribereñas cercanas a la comunidad de Carreto [en la comarca indígena de Guna Yala] se observaron 10 cuerpos de migrantes que fallecieron ahogados producto de una cabeza de agua (crecida de un río)”, dijo Senafront en un comunicado.
“La delincuencia organizada trasnacional a través de colaboradores locales de estas comunidades costeras del Caribe insisten en utilizar pasos no autorizados poniendo en grave riesgo la vida de estas personas”, agrega el comunicado.
La nota no especifica si los migrantes fallecidos cruzaron la selva del Darién -convertida en un corredor para personas que desde Suramérica trata de llegar a Estados Unidos-, o si llegaron en una embarcación. Tampoco precisa las nacionalidades de las víctimas.
En 2023 más de medio millón de personas cruzaron esta jungla, pese a que los migrantes enfrentan peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales que roban, violan y matan.
La mayoría de los migrantes que cruzan el Darién son venezolanos, aunque también destacan los ecuatorianos, colombianos, haitianos y chinos.
En las últimas semanas el gobierno panameño cerró varios senderos utilizados por las personas que cruzan la jungla y abrió un “corredor humanitario” con el objetivo de controlar a los migrantes y evitar que sean atacados por los grupos criminales.
Con ese “corredor humanitario” las autoridades panameñas buscan también que los migrantes lleguen seguros a un albergue donde son atendidos por organizaciones internacionalas como la Cruz Roja, Unicef o Acnur.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, criticó esta medida al considerar que estos cierres podrían provocar que los migrantes murieran ahogados al buscar rutas marítimas alternas para llegar a Panamá.