UNA Comunica – Salarios reales no crecen en igual medida que la productividad laboral

Desde 2005 Costa Rica experimenta un crecimiento en la productividad laboral en casi todas sus actividades económicas; sin embargo, desde 2019 se evidencia un distanciamiento entre dicho incremento y los salarios reales que perciben las personas trabajadoras. Es decir, las empresas crecen y son más productivas, pero quienes trabajan en ellas experimentan un estancamiento en el salario que perciben.

Para Ricardo Monge, presidente de la Academia de Centroamérica e invitado por parte del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe-UNA) a la lección inaugural del segundo ciclo del doctorado en Política Económica, el desacoplamiento entre productividad laboral y salarios se debe principalmente a la caída en la participación laboral.

Esta situación se da en un contexto donde el desempleo del país se mantiene en un 7,3%, con un nivel de pobreza del 21,8%, con un grado de desigualdad del 0,50 y a pesar de que, entre el 2005 y el 2019, en el país había un aparejamiento en el comportamiento entre productividad laboral y salarios. Pero, a partir de ese año (previo a la pandemia), comenzó a ensancharse la brecha.

Aunque reconoce los efectos que tuvo la pandemia covid-19 sobre prácticamente todos los sectores de la economía, el experto consideró prudente ahondar en las investigaciones que puedan detectar las razones que expliquen el desacople detectado y su crecimiento exponencial desde el 2019 y hasta el 2022, último año del estudio.

Otra revelación que se hizo es que el efecto tampoco es igual entre los distintos sectores de la economía. Por ejemplo, la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca revirtieron, desde 2021, una tendencia donde más bien la mediana de salarios reales superaba la productividad laboral. 

Estos resultados están incluidos en el libro En busca de una productividad inclusiva, que Monge escribió junto con Gloriana Ivankovich Escoto, y la coautoría de Silvia Lara Povedano y Josué Martínez Castillo.

Durante su exposición, Ricardo Monge parte de una tesis fundamental: el crecimiento económico de los países es posible a partir de un incremento en la productividad, y una razón que puede promover dicho ascenso es la innovación empresarial.

“Cuando uno aumenta la productividad porque logra involucrarse mucho en los temas de innovación, tiene la ventaja de que ahí no habrá rendimientos decrecientes y, por ende, podrá crece de manera alta y sostenida”, indicó Monge.

Puso como ejemplo la experiencia de las naciones asiáticas que lograron, en un periodo corto, pasar de un ingreso medio a un ingreso alto. “Los países que han dado ese salto es porque aumentaron de manera significativa su productividad, la cual está asociada con una mayor innovación”.

Deuda pendiente

El caso costarricense refleja lo que se ha venido haciendo bien y los retos que deben asumirse, como es el caso de la relación entre la productividad laboral y la mediana de salarios reales.

De acuerdo con Monge, si la tasa de productividad laboral se mantiene como ahora (entre un 2% y un 2,6%) ni siquiera en los próximos 25 años el país podría empatar el nivel de crecimiento que registran hoy las naciones desarrolladas.

“Si yo quiero cerrar esa brecha entonces necesito crecer a una tasa que pueda andar alrededor del 6%; o sea, casi tres veces más de lo que tenemos hoy. Es un esfuerzo titánico, pero hay países que lo han logrado a través de políticas públicas apropiadas”, destacó Monge.

Al 2022, por ejemplo, la productividad laboral en Costa Rica era tres veces menor a la de Estados Unidos y dos veces menos que el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En esta medición, con base en estadísticas del Banco Central (BCCR), el país únicamente superaba a México.

Junto con la idea de impulsar la innovación, el economista apuntó que es necesario incrementar la eficiencia en la asignación de los recursos económicos y mejorar lo que él llama los “factores externos”: calidad del talento humano, acceso a información y tecnologías, mejoramiento en el clima de negocios y renovación del marco institucional vigente.

“Se debe incentivar a las empresas que gocen de un mayor potencial y mejorar la coordinación interinstitucional. En Costa Rica, todavía, una pyme tiene que ir a hacer trámites ante diferentes instancias y aunque hay esfuerzos como la ventanilla única de Procomer, eso es solo para la actividad exportadora. Ojalá pudiéramos extender esa ventanilla hacia las pequeñas y medianas empresas”, sugirió Monge.

Para Marco Otoya, director del Cinpe, la realización de esta clase inaugural acerca mucho a la misión que tiene el doctorado en Política Económica, el cual centra su énfasis en la investigación. “No es coincidencia que muchos de los estudiantes que inician este semestre vayan a involucrarse en nuestros diferentes núcleos temáticos con áreas relacionadas con la innovación, el mercado de trabajo, el desarrollo sostenible y las políticas públicas”, agregó.

Source
UNA

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